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Refugiados norte de Gaza

Familias palestinas escapan de los combates en el norte de GazaAFP

Israel acepta pausas humanitarias en Gaza mientras que se recrudecen los enfrentamientos con Hamás

El objetivo es permitir la salida de los gazatíes del norte hacia el sur, a través de corredores humanitarios

Israel avanza con su apisonadora militar por el norte de la Franja de Gaza y ya se adentra en el corazón de la ciudad de Gaza. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) combaten cuerpo a cuerpo, edificio a edificio contra los militantes de Hamás, que controlan el terreno y se esconden en el complejo entramado de túneles subterráneos. El Ejército israelí insiste con los ataques aéreos, sobre todo, en el norte del enclave palestino, para acabar con cualquier instalación militar de la organización terrorista palestina. Ni los hospitales ni las escuelas son ya refugios seguros para los civiles.

Uno de los principales centros sanitarios de la Franja, el hospital Al-Shifa, ha vuelto a ser blanco de los ataques israelíes. Mientras que Israel insiste en que Hamás utiliza las instalaciones de este centro sanitario como base de sus operaciones terroristas. Según las FDI, el barrio adyacente al hospital Shifa, es «el corazón» de las actividades operativas y de inteligencia de Hamás, y los emplazamientos de la zona se utilizaron para planificar y preparar el ataque del 7 de octubre que acabó con la vida de 1.400 personas, además de con el secuestro de 240 civiles.

Ante el recrudecimiento de los ataques israelíes en el norte de la Franja, Israel ha anunciado que acepta la aplicación de unas «pausas localizadas» en los combates. Estados Unidos, a través de su portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, informó ayer de que el primer ministro israelí, Benjamin Netayahu, había accedido a implantar estas pausas, pero desde su oficina quisieron matizar que «los combates continúan y no habrá alto el fuego sin la liberación de nuestros rehenes. Israel permite corredores de tránsito seguros desde el norte de la Franja de Gaza hacia el sur».

La posibilidad de un alto el fuego en Gaza está totalmente descartada. Netanyahu ha sido muy claro, y a pesar de las continuas presiones de Washington –principal aliado de Israel– y de la comunidad internacional para evitar más bajas de civiles palestinos, el Estado judío defiende que un cese de hostilidades solo beneficiaría a Hamás, que tendría la oportunidad de rearmarse, alargando aún más la guerra en el enclave palestino. Descartado el cese de hostilidades, Israel ofrece a los palestinos pausas «tácticas y localizadas».

El objetivo es permitir la salida de los civiles que todavía se encuentran en el norte hacia el sur del enclave. Estas pausas, de entre cuatro y seis horas, se anunciarán con tan solo tres horas de antelación y cada día tendrán lugar en un barrio diferente, para evitar que Hamás utilice estas localizaciones con fines militares. El pacto entre Estados Unidos e Israel, para facilitar la salida de gazatíes de las zonas más castigadas por los ataques israelíes, coincide con la reunión entre el director de la CIA, William Burns, y el jefe del Mosad, David Barnea, con el primer ministro qatarí, Mohamed bin Abdulrahman al Thani –principal interlocutor de Hamás– donde se abordó la posible liberación de un reducido grupo de rehenes.

Hamás retiene a más de 240 personas en el enclave palestino y ha asegurado que unas 50 han muerto por los bombardeos israelíes. La liberación de los rehenes se ha convertido en un auténtico quebradero de cabeza para Netanyahu que afronta una fuerte presión social para devolver con vida al mayor número de secuestrados posibles y, a su vez, acabar de una vez por todas con el grupo terrorista en Gaza. Asimismo, la situación humanitaria en el enclave es alarmante, con más de 10.000 palestinos muertos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que el riesgo de propagación de enfermedades en la Franja es cada vez más elevado.

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