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Cumbre Biden-Xi: una tensa distensión

Ha sido su primer encuentro, cara a cara en un año, y se produce en momentos de alta fricción entre las dos superpotencias

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su homólogo chino, Xi JinpingEFE

La buena noticia fue que no hubo sorpresas. La gestión estadounidense de las expectativas antes de la reunión con el presidente chino Xi Jinping, este miércoles en California, fue un relativo acercamiento.

El presidente Joe Biden tomó el micrófono al sur de San Francisco después de cuatro horas de negociaciones entre ambas delegaciones y calificó su conversación con Xi como la más constructiva y productiva hasta el momento. El presidente estadounidense califica positivamente su reunión con el mandatario chino.

Luego anunció algo que ya se había indicado antes de la cumbre y es que después de las tensiones de los últimos meses, ambas partes han logrado algunos avances sobre asuntos militares y en el tema del fentanilo. Sin embargo, Taiwán sigue siendo el punto central de discordia.

El presidente de China, Xi Jinping, llegó la tarde de este martes 14 de noviembre, a San Francisco, la víspera de su esperada reunión con su homólogo de Estados Unidos, Joe Biden, en el marco de la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC).

Ha sido su primer encuentro, cara a cara en un año, y se produce en momentos de alta fricción entre las dos superpotencias. Biden liderará la cumbre anual de las 21 economías del bloque pacifico, que totaliza 60 por ciento de la economía mundial.

El presidente Biden dijo que Estados Unidos no busca distanciarse de China, sino tener una relación más fluida: «Cambiar la relación para mejor». «No tratamos de separarnos de China. Lo que estamos tratando es de ir a mejor». Afirmaba ante los periodistas de la Casa Blanca en momentos previos al encuentro.

Dijo, además, que quería «volver a un ritmo normal de correspondencia, pudiendo atender el teléfono y hablar si hay una crisis». Una clara búsqueda de distensión. A nivel anecdótico son dignos de resaltar dos detalles:

Lo ya resaltado por medios estadounidenses (y en este mismo medio) es que la reunión se ha celebrado en una propiedad ubicada en la localidad californiana de Woodside, que data de 1917 y fue adquirida por el Fondo Nacional de Estados Unidos en 1975 dentro de su programa de Preservación Histórica. Concretamente en la mansión Filoli, cuya imagen aparecía en los créditos de la serie Dinastía (transmitida por ABC entre 1981 y 1989).

El primero que se celebre en San Francisco, en la costa oeste, que para los amantes de Philip K. Dick nos trae a la memoria su novela ucrónica El hombre en el castillo (llevada a una serie de Amazon) que se desarrolla en 1962 en una Norteamérica de en un mudo alternativo donde se perdió la Segunda Guerra Mundial y están controlados por la Alemania nazi, en su costa este, y por el Imperio del Japón, en su costa oeste. Justamente aquí la ciudad de San Francisco tiene gran protagonismo dominada por el Imperio oriental. Varias personas combaten el dominio de ambos imperios totalitarios bajo la hipótesis de que existen varios mundos laterales que a veces se cruzan.

Pero, más allá de la anécdota, lo más destacado es que el líder chino lanzó un par de cargas de profundidad. La primera, sobre el orden democrático que el Gobierno de Biden quiere para el mundo y que la autocracia china, rechaza: «No es realista que ninguno de nuestros países trate de remodelar al otro». Y una segunda advertencia de carácter geopolítico: «El planeta es lo bastante grande para los dos».

Anunciábamos, desde esta misma crónica, hace unos día que Xi trataría de ponerse de puntillas sobre EE.UU. para sacar cabeza sobre su rival hegemónico y así ha sido: China quiere que EE.UU. le trate como a un igual, porque se considera a la misma altura, le guste o no a Washington.

Pero a Xi le interesa rebajar la tensión por motivos económicos y comerciales dado que tiene problemas, y no los ocultó, cuando declaró que «la recuperación mundial tras la covid-19 ha perdido impulso». Aunque generaliza se refiere a sí mismo porque ha perdido su celeridad económica por este motivo.

En cuanto al punto mayor de fractura, Taiwán, parece que Biden recordó a Xi que la política estadounidense de «una sola China» no ha cambiado y pidió que las diferencias en el Estrecho de Taiwán se resuelvan «pacíficamente». Paralelamente, el presidente estadounidense solicitó a China la defensa de los derechos humanos en Sinkiang, Tíbet y Hong Kong.

Podemos concluir que el encuentro ha supuesto una «tensa distensión».