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Manifestantes de comunidades judías e israelíes frente a la sede de Unicef España.Daniela Brik

La comunidad israelí estalla contra el silencio internacional sobre los rehenes: «Estos son niños también»

Entre los que fueron capturados el pasado 7 de octubre y trasladados a Gaza se cuentan 32 niños, entre ellos un bebé de tan solo diez meses

Las imágenes de bebés prematuros gazatíes apiñados en incubadoras y su traslado desde Gaza a Egipto escoltados por trabajadores de la Organización Mundial de la Salud (OMS) han dado la vuelta al mundo y desgarran el corazón de cualquier ser humano. Pero sobre todo, la situación de esta treintena de recién nacidos en una Franja asediada y malherida, ha generado un torrente de condenas internacionales y llevado a una acción concreta para poder salvar sus vidas, aunque lamentablemente varios se han quedado en el camino.

Con motivo del Día Internacional del Niño, decenas de madres judías e israelíes se concentraron el lunes frente a la sede de Unicef España, en el norte de Madrid, para exigir que la situación de la treintena de menores israelíes, algunos con doble nacionalidad, capturados el 7 de octubre por Hamás y otras facciones y hombres armados palestinos, no caiga en el olvido.

Sin embargo, esta vez la protesta ha ido un poco más allá que otras convocadas anteriormente para exigir la liberación de rehenes israelíes en Gaza. En esta ocasión predominó un sentimiento que es compartido por las comunidades israelitas en todo el mundo y que ha comenzado a aflorar en las últimas semanas una vez conocida la magnitud de la masacre de la organización terrorista palestina.

Condenas frente al silencio

El silencio y la falta de condenas expresas por parte de instituciones y organismos internacionales que se salgan del guion establecido del comunicado general acerca de conflicto entre dos partes, les resulta clamoroso, especialmente al tratarse de crímenes que afectan a la infancia, mujeres y población civil en general.

«¡Unicef, Unicef, estos son niños también!», «si eres madre, únete. ¡Estos son niños también!», clamaban las manifestantes, en su inmensa mayoría mujeres que portaban banderas israelíes y españolas, además de fotografías de los niños desaparecidos.

Lo hacían rodeadas de juguetes que simbolizaban esa infancia rota y unos destinos cuya suerte se desconoce, encarándose a unas instalaciones que parecían desiertas y sin señales de ningún representante del Comité Español que representa al Fondo de las Naciones Unidas en nuestro país.

Manifestantes de comunidades judías e israelíes frente a la sede de Unicef España.Daniela Brik

En el centro de la protesta, tapizaba el espacio un mural de pequeñas piezas que conformaba la imagen de una niña de corta edad, de ojos grandes, cuya boca parecía estar enviando un beso bajo la leyenda SOS. A pocos metros y también en el suelo, las fotografías con las caras de menores de todas las edades junto al lema ya tristemente conocido, «#BringThemHomeNow».

«Estoy aquí hoy para que las familias de los secuestrados en Israel también sepan que no están solas y que tienen apoyo fuera de Israel», manifestó a El Debate Lana Zelezova, miembro de una de las comunidades judías de la capital española.

Junto a ella, una joven israelí no podía evitar que se le escaparan las lágrimas al escuchar lo que se conoce de los menores capturados. Zelezova la reconfortaba y esgrimía que «es importante mostrar unidad, que estamos sufriendo, que tenemos el corazón roto», e interpeló: «¿Dónde está la humanidad, la empatía, los sentimientos? Es muy fácil emitir una denuncia, es preferible eso a nada».

Por su parte, Luna Alfón, integrante de la comunidad judía española censuró lo que consideró una «desprotección por parte de instituciones que teóricamente están aquí para velar por los derechos de los niños».

«Somos madres, miembros de la comunidad judía e israelí y realmente sentimos un total olvido sobre lo que está ocurriendo: muertes, violaciones, vejaciones. Además tenemos rehenes que parece que el mundo entero y, especialmente instituciones como estas, se han olvidado», apostilló.

La protesta fue convocada por la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE), el Foro de rehenes y familias de desaparecidos y Madres Judías por la Paz.

Frente a las oficinas de Unicef, una escultura de un niño aparecía con la cara vendada y con esparadrapo rojo por su cuerpo que hacía las veces de una herida abierta.

Manifestantes de comunidades judías e israelíes frente a la sede de Unicef España.Daniela Brik

«Tienen un nombre, una historia, una familia que les esperan. Ellos son víctimas ahora, pero si seguimos siendo cómplices de esta barbarie, como lo es vuestro silencio, les seguirán niños de otros países occidentales», alertó una de las manifestantes.

A través de un altavoz leyó durante varios minutos los nombres, edades e historias de cada uno de los menores retenidos en Gaza. El último de ellos, un bebé recién nacido en cautividad.

«Una de las mujeres secuestradas por Hamás estaba embarazada. Dio a luz a su bebé en cautiverio», escribió la esposa del primer ministro israelí Sarah Netanyahu en una misiva dirigida a la primera dama estadounidense, Jill Biden.

En ese documento se menciona que entre los rehenes que fueron capturados el 7 de octubre y trasladados a Gaza se cuentan 32 niños, entre ellos otro bebé de 10 meses.

Israel no suele ofrecer detalles específicos sobre los retenidos, sino balances de víctimas del 7 de octubre a manos de Hamás, cuyos milicianos abrían matado a unas 1.200 personas (al menos 350 en el festival Nova), en su mayoría civiles, y secuestrado a 239.

Mujeres y violencia sexual

En las últimas semanas han surgido en paralelo campañas que denuncian lo que consideran el mutismo y la falta de una condena explícita de la violencia contra las mujeres y crímenes sexuales perpetrados por los terroristas en el asalto coordinado de Hamás en territorio de Israel.

«ONU Mujeres, vuestro silencio es increíble», o de Kan Israel «mujeres israelíes fueron violadas por terroristas de Hamás. ¿Por qué las organizaciones de mujeres permanecen calladas?».

En un reciente seminario con medios internacionales, la experta en legislación sobre derechos humanos de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Cochav Elkayam-Levy, quien ha formado una comisión civil independiente para documentar las atrocidades del ataque lamentó que los organismos internacionales estén dándole la espalda a mujeres y niñas israelíes.

Esta actitud durante esta crisis sin precedentes en el conflicto palestino-israelí, manifestó, cuestiona el papel moral de los organismos internacionales.

«Como israelíes sentimos que estamos sometidos a una negación colectiva. Las evidencias y pruebas realmente son innegables y nos encontramos batallando este doble combate de las atrocidades y del silencio global», refirió.

Argumentó que «no hay forma de justificar estos crímenes y no se puede ser selectivo y ver las identidades de las víctimas». Con ello, se están llevando a cabo, «los mismos mecanismos infligidos a las víctimas de violación, pero ahora a todas nosotras, mujeres, madres, hermanas, niñas e hijas en Israel».

Advirtió de que la falta de reconocimiento o condena de unos hechos para los que existen evidencias tan plausibles está provocando semejante daño «colateral» en Israel porque echa por tierra el trabajo de las organizaciones feministas y defensoras de los derechos humanos, «que necesitan a la comunidad internacional de su lado para ayudar a las sobrevivientes, víctimas y evacuadas de los múltiples aspectos que afectan a las mujeres en una guerra».

«¿Qué esperaría de la comunidad internacional?», se preguntó Elkayam-Levy. Dos palabras: «Humanidad incondicional».