Sánchez visita un kibutz atacado por Hamás: «Tenemos que unirnos todos para que no vuelva a producirse»
El presidente del Gobierno confesó a los periodistas sentirse «sobrecogido» por lo presenciado en la colonia atacada
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acompaña a su homólogo belga, Alexander de Croo, en una gira por Israel, Palestina y Egipto que este jueves les ha llevado a visitar uno de los kibutz atacados por Hamás el pasado 7 de octubre, día en que comenzó la guerra en Israel. Se trata del kibutz de Beeri, por cuyas calles Sánchez caminaba sobrecogido mientras presenciaba las huellas que todavía se pueden encontrar del terrible ataque terrorista.
La visita se produjo después de haber mantenido una reunión con Benjamín Netanyahu, en la que Sánchez defendió el derecho de Israel para defenderse tras los ataques de Hamás aunque hizo hincapié en que deben respetar las leyes internacionales y también las leyes humanitarias. En ese encuentro defendió también limitar el uso de la fuerza y negociar seriamente una solución de dos Estados.
Sin embargo, poco después de su encuentro con Netanyahu, el presidente del Gobierno se quedó «sobrecogido» en el kibutz de Beeri e hizo un llamamiento para concienciar sobre los ataques terroristas de Hamás, «tenemos que unirnos todos para que esta situación no vuelva a producirse», defendió. En este enclave Hamás provocó la muerte de 85 personas mientras que otras 30 fueron capturadas como rehenes.
Las huellas de Hamás en Beeri
Durante la visita al kibutz de Beeri, el jefe del Ejecutivo, ataviado con chaleco antibalas, estuvo acompañado por mandos militares israelíes que le iban explicando la acción terrorista y sus consecuencias. Mientras, de fondo, se escuchaban disparos de la artillería de Israel.
Pudo comprobar las casas destruidas, quemadas, con enseres desperdigados dentro y fuera de los edificios y muchos juguetes abandonados. Además, en este kibutz, en Beeri, trabajaba como cocinero en su comedor social el español Iván Illarramendi, asesinado en el ataque a otro kibutz en el que residía.
Fue en declaraciones a los periodistas cuando Sánchez se confesó «sobrecogido» por lo que había presenciado. Explicó a la prensa que pudo comprobar con sus propios ojos «la crueldad, el sufrimiento y la angustia» que tuvo que vivirse en el ataque. «Ahora lo único que podemos ver es eso, las consecuencias de todo este dolor, absolutamente injustificado, y que solamente tiene un fin que es la destrucción, provocar ese dolor», lamentó Sánchez.
Mientras acompañaba a los militares israelíes por el kibutz de Beeri, Sánchez recordó que a día de hoy todavía hay casi una treintena de rehenes capturados pertenecientes a Beeri y trasmitió un mensaje de solidaridad, empatía y compromiso con el pueblo israelí.
«Me llevo al menos la esperanza de estos jóvenes que, incluso pocas semanas después de haber sufrido este atentado, han vuelto a su kibutz y manifiestan su intención de volver a reconstruirlo y de seguir trabajando en el lugar donde vivieron sus padres y sus abuelos».