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Carro de combate israelí en Gaza

Carro de combate israelí en GazaTwitter IDF

Israel advierte de que la guerra en Gaza durará «muchos meses más» y aumenta el miedo de un conflicto regional

El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, advirtió de que el país hebreo combate ya en hasta siete frentes diferentes a la vez

La guerra entre Israel y Hamás, que está arrasando la Franja de Gaza, está todavía lejos de terminar. Así lo anunció ayer Herzi Halevi, jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). «Los objetivos de esta guerra son esenciales y no fáciles de alcanzar. Por lo tanto, la guerra continuará por muchos meses más», aseguró el jefe del Ejército israelí. Los objetivos que se ha marcado Israel en Gaza, tras la masacre del pasado 7 de octubre perpetrada por Hamás contra suelo israelí y que acabó con la vida de 1.200 israelíes y la toma de 240 rehenes, son fundamentalmente dos: acabar con la estructura militar de la organización islamista en la Franja y rescatar a los cautivos.

En este sentido, Halevi, que previamente había visitado el norte del enclave palestino, donde Israel afirma estar «a punto de completar el desmantelamiento de todos los batallones de Hamás» explicó que «No hay soluciones mágicas, no hay atajos para desmantelar una organización terrorista, sólo lucha decidida y persistente». Por este motivo, el jefe del Estado mayor de las FDI justifica la prolongación de la guerra durante un tiempo indefinido.

«También llegaremos al liderazgo de Hamás, ya sea que nos lleve una semana o meses», aseveró el militar israelí. Sin embargo, y a pesar de que Israel ha asegurado en varias ocasiones haber estado a punto de «eliminar» a Yahya Sinwar, líder de Hamás en el enclave, el país hebreo aún no ha conseguido dar con ningún alto funcionario de la organización islamista. Sinwar, por su parte, rompió su silencio, este lunes, y se pronunció por primera vez desde que lanzara la brutal masacre del 7 de octubre, para asegurar que «destruirán al Ejército de ocupación», en lo que describió como una «batalla feroz, violenta y sin precedentes».

Israel había dejado caer que, en enero, la ofensiva israelí entraría en una fase de menor intensidad, con ataques más quirúrgicos. Estados Unidos, principal aliado del país hebreo en la región, ha estado presionando al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, para que redujera la intensidad de los bombardeos sobre el enclave, tras casi tres meses de constantes ataques aéreos que, desde el pasado 27 de octubre, vienen acompañados de una incursión terrestre. Pero, lejos de ceder, Israel ha intensificado sus ataques esta última semana, especialmente, durante Nochebuena y Navidad.

Este lunes, un ataque israelí contra el campamento de refugiados de Al Maghazi, en el centro de la Franja, acabó con la vida de 106 personas, convirtiéndose en una de las peores matanzas de esta guerra. El número de palestinos muertos en este conflicto ya se eleva a 21.110 y más de 55.000 heridos, según cifras ofrecidas por el Ministerio de Salud gazatí, bajo la autoridad de Hamás. El Ejército israelí exhortó, el martes, a los gazatíes que evacuaran los campos de refugiados de Bureij y Nuseirat, así como el norte de Nuseirat, para trasladarse a los ya superpoblados refugios de Deir el-Balah, en el centro de la Franja.

Jan Yunis, ciudad en el sur de Gaza, también sigue siendo testigo de cruentas batalles entres las FDI y los milicianos de Hamás. Israel insiste en que, en esta localidad, bajo tierra, estarían escondidos tanto Sinwar como Mohamed Deif, líder del ala militar de la organización islamista. Mientras Israel intensifica su ofensiva, Naciones Unidas advierte de la catástrofe humanitaria que se cierne sobre Gaza. La capacidad hospitalaria opera al 20 %, casi todos los servicios básicos han dejado de funcionar y aproximadamente el 26 % de los hogares gazatíes ya sufren un hambre extrema, según datos del organismo internacional. Además, el enclave ha vuelto a sufrir un corte de todas las telecomunicaciones, debido a los múltiples daños en la infraestructura.

Señales alarmantes

Las señales de que el conflicto ha empezado a extenderse por Oriente Próximo son más que evidentes. Hezbolá, milicia chií libanesa, ha intensificado sus ataques contra el norte de Israel, así como los hutíes en Yemen que continúan atacando los buques que transitan por el mar Rojo. La milicia yemení, respaldada por Irán, lleva atacando barcos, supuestamente vinculados con el país hebreo, desde el pasado 7 de octubre, como una muestra de solidaridad a Hamás en la Franja de Gaza.

El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, confesaba que el país hebreo estaba luchando en siete frentes a la vez. «Estamos bajo ataque en varios frentes: Gaza, Líbano, Siria, Cisjordania, Irak, Yemen e Irán. Y hemos respondido ya en la mayoría de ellos», aseveró Gallant. De hecho, Israel ha anunciado que se está preparando para «todos los escenarios» bélicos en su frontera con Líbano.

La violencia también se extiende en Cisjordania, donde una operación israelí en el campo de refugiados de Nur Shams ha acabado con la vida de seis palestinos. Desde el inicio de la guerra entre Israel y Hamás, más de 300 palestinos han muerto en Cisjordania a manos de soldados o colonos israelíes, según datos del Ministerio de Salud palestino.

Ante esta situación crecen las voces que piden un nuevo alto el fuego en Gaza. Sin embargo, las negociaciones se complican. Hamás ha rechazado una propuesta de Egipto para una nueva tregua. La iniciativa egipcia contemplaba una hoja de ruta para reconstruir el enclave y establecer un Gobierno palestino de unidad, pero la organización islamista se niega a ceder el poder y exige un alto el fuego permanente.

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