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El buque de guerra estadounidense LaboonTwitter @CENTCOM

Así es la operación naval en el mar Rojo en la que España no quiso participar

La alianza cuenta con más de 20 miembros que aportan buques y oficiales más otro tanto de gobiernos anónimos involucrados

En diciembre de 2023, se lanzó la «Operación Guardián de la Prosperidad», liderada por Estados Unidos y formada por una coalición multinacional, con el objetivo de abordar los ataques liderados por los hutíes a la navegación en el Mar Rojo.

Entre sus socios se han sumado la UE y la OTAN, junto a casi todos los países que las integran. Sin embargo, España se convirtió en la nota discordante al negar su participación, aún a pesar del amparo de las alianzas internacionales.

Esta operación busca garantizar la seguridad del tráfico marítimo en el mar Rojo, el estrecho de Bab al-Mandeb y el Golfo de Adén. Fue iniciada en respuesta a múltiples ataques y secuestros de barcos contenedores y de carga civiles en el Golfo de Adén por fuerzas hutíes. Estos ataques causaron que importantes compañías navieras desviaran sus rutas del Canal de Suez. Hasta diciembre de 2023, al menos doce embarcaciones civiles habían sido atacadas.

La operación cuenta con la participación de varias naciones: El Reino Unido ha prometido un destructor Tipo 45, el HMS Diamond, equipado con armas de defensa aérea. Italia contribuye con la fragata multimisión Virginio Fasan. La aportación de Francia es la fragata multimisión Languedoc, patrullando el Golfo de Adén y el área sur del mar Rojo desde principios de diciembre de 2023.

Mientras tanto, Noruega y los Países Bajos están proporcionando oficiales de estado mayor, pero por ahora, no están enviando barcos. Por su parte, la Armada de EE.UU. cuenta con al menos tres destructores cerca del estrecho de Bab el Mandeb, incluyendo el USS Carney (DDG-64), el USS Mason (DDG-87) y el USS Thomas Hudner (DDG-116).

La misión, en detalle

La Fuerza de Tarea Combinada 153, bajo el control de las Fuerzas Marítimas Combinadas de EE. UU., supervisa los buques involucrados en la operación.

Contribuciones adicionales provienen de países como Australia, que anunció el envío de 11 militares sin buques de guerra, y Canadá, que despliega tres oficiales de estado mayor y un número no especificado de vehículos de apoyo terrestre, aéreo y marítimo. La participación de Seychelles se limita a proporcionar y recibir información, mientras que Dinamarca está enviando un solo oficial, que ya es más que España.

En general, la operación implica un esfuerzo de coalición notable para mantener la seguridad marítima en una región estratégicamente importante del mundo. La zona es crucial para la economía global debido a su papel como punto de estrangulamiento del envío que conecta el Mar Mediterráneo con el Océano Índico y el Canal de Suez con el Cuerno de África.

La coalición tiene más de 20 miembros, con gobiernos adicionales anónimos involucrados.

España no es uno de ellos. El Gobierno expresó claramente su preferencia para crear una misión específica en el Mar Rojo con medios y objetivos propios para proteger el transporte marítimo comercial de los ataques de los hutíes, en lugar de actuar a través de la misión Atalanta.

Esta fue impulsada por la UE en 2008 para combatir la piratería en aguas del océano Índico frente a las costas de Somalia.

Paralelamente, fuentes del Ministerio confirmaron que España no participará finalmente en la misión internacional en el Mar Rojo. Mientras tanto, los ataques a barcos en esa zona continúan.

El Comando Central Naval de Estados Unidos informó este domingo del disparo de dos misiles antibuque hacia las rutas de comercio marítimo en el sur del Mar Rojo desde zonas controladas por los hutíes en Yemen, así como ataques de drones a petroleros y buques militares que se saldaron sin daños materiales ni personales.

Los hutíes, respaldados por Irán, han lanzado varias andanadas de misiles y drones contra el sur de Israel en estos dos últimos meses y medio, en respuesta a la invasión israelí de Gaza. También anunciaron que atacarían a buques con la bandera del Estado judío, propiedad de empresas israelíes o con destino a Israel en el estrecho de Bab al Mandeb, lo que provocó que las grandes navieras suspendieran sus operaciones en esa vía marítima.