Entrevista a Carolina Andrade
«La militarización del conflicto en Ecuador es cada vez mayor», advierte la responsable de Seguridad en Quito
Carolina Andrade está desde mayo al frente de la Secretaría de Seguridad Ciudadana y Gestión de Riesgos de Quito. Pero antes de la gestión pública se ha desempeñado como especialista en Inteligencia e investigadora en temas de seguridad. En entrevista con El Debate analiza la deriva criminal sin precedentes que atraviesa el país andino y que ha llevado al presidente, Daniel Noboa, a decretar la existencia de «un conflicto armado interno». Andrade subraya la tendencia creciente a militarizar el combate contra el crimen organizado y advierte que queda un largo camino para atajar la infiltración del narco en todos los niveles de la sociedad.
–¿Qué representa la declaración de «conflicto armado interno» para la seguridad de Ecuador?
–Hay un mensaje político más allá de la parte formal y legal, enviado por el presidente de la República, con el objetivo de reforzar aún más la presencia de las Fuerzas Armadas en las calles. Se une que haya un enfrentamiento de estos grupos de delincuencia organizada cada vez más violento y que busca generar terror en la población. Estos buscan espacios para mover su propaganda justamente alrededor del miedo. Y este enfrentamiento, con una proliferación de alertas, falsas y reales, escala de nivel ante los repetitivos decretos de estado de excepción que han sido la tónica durante los últimos años. Esto refuerza la necesidad de tener presencia militar en las calles en apoyo al trabajo de la Policía Nacional.
–¿Se está militarizando el conflicto?
–Cada vez hay una mayor militarización del conflicto. Ha habido mucha resistencia por parte de las Fuerzas Armadas de querer involucrarse. Ha sido parte del debate de la opinión pública, incluso una de las preguntas que está planteando el presidente en la consulta popular, que era parte de sus propuestas de campaña, y que está planificando que se ejecute durante este año.
Por otro lado, no tenemos claridad todavía en el panorama porque hay una ausencia de información de Inteligencia al más alto nivel del Estado. Esto lo demuestran decisiones que han tomado y han tenido que retroceder o reorientar, o han sido sorprendidos por parte de estos grupos de delincuencia organizada. Uno de estos ejemplos fue la fuga de Fito, líder de Los Choneros (una de las principales organizaciones delictivas de Ecuador). No se conoce exactamente cuándo se fugó, hay varias versiones: que se habría fugado en Navidad, fin de año, el Gobierno habla de hace pocos días pero no hay claridad en eso.
–¿Ese fue el detonante de la crisis actual?
–Esa fuga puede ser interpretada de diferentes maneras. Una, la inoperancia ante el crimen organizado en espacios del sistema penitenciario y de la fuerza pública en diferentes niveles. Pero, también se vio como una forma de ceder poder a una de las organizaciones más fuertes que tiene en este momento el país, que son Los Choneros, en detrimento del grupo de Los Lobos, que tiene una influencia mayor en la parte de la sierra del país.
Otro análisis demuestra que cuando se detuvo a uno de los líderes vinculados a los Lobos con presencia en Quito –fugado posteriormente–, se incrementaron los hechos de violencia en esta ciudad. Antes, la criminalidad se concentraba en la costa sobre todo, aunque fuimos testigos de violencia política como el asesinato de un candidato presidencial. Pero ahora tenemos detonación de artefactos explosivos, intentos por generar caos, saqueos en diferentes mercados donde teníamos información de la presencia de redes de tráfico para consumo interno.
Otra interpretación más conservadora apunta a que la escalada violenta responde a los planes del Gobierno de eliminar una de las cárceles más controvertidas y símbolo de corrupción, que es la Penitenciaría del Litoral (en Guayaquil) y su reemplazo por prisiones nuevas, al estilo del (presidente salvadoreño, Nayib) Bukele.
–Noboa plantea un enfoque de seguridad en su guerra contra la criminalidad. ¿En qué consiste ese abordaje?
–Sí, es el enfoque y propuesta que ganó en las urnas. Si bien a nivel político buscó presentarse como una alternativa ante la polarización que existe en el país, a nivel de sus propuestas de seguridad se alineó más en segunda vuelta con (el candidato) Jan Topic en la línea de la narrativa de Bukele. Sin embargo, lo que se observa es que pasando del discurso a la ejecución se está viendo bastante retraso en la toma de decisiones, y por otro lado improvisación. El Centro de Inteligencia Estratégica (CIES) no cuenta con información adecuada y los perfiles no conocen ese ámbito en un tema crítico.
–¿Cómo está viviendo la capital ecuatoriana el aumento de la criminalidad? ¿Qué medidas se están adoptando?
–La tasa de homicidios ha experimentado un incremento del 39 % al cierre de 2023, respecto al año anterior. Responde principalmente a hechos de violencia criminal vinculados a redes de tráfico para consumo interno. Los Gobiernos locales tenemos una competencia complementaria de apoyo y coordinación. En Quito, a diferencia de otras provincias y ciudades, hay una mayor influencia de redes de tráfico interno que corresponden a las mismas organizaciones que operan en otros puntos del país dedicadas al narcotráfico para rutas internacionales.
–Los medios de comunicación se han convertido en nuevos blancos del crimen organizado, ¿por qué?
–Se buscó, por un lado, utilizar esta acción (asalto al canal TV televisión) más como una estrategia de difusión y propaganda del miedo a través de este intento de secuestro que hubo ayer en las instalaciones o generar otro tipo de violencia. Por otro, estamos observando cómo están estas organizaciones estructuradas con perfiles de jóvenes, adolescentes armados que no tienen un conocimiento sofisticado en el uso de armas o experiencia en ejecutar este tipo de acciones. La Policía tuvo una buena actuación, permitió de manera inmediata dar una respuesta».
Se trata de una estrategia de difusión y propaganda del miedoResponsable de Seguridad en Quito
En Quito trabajamos en el plan de seguridad a nivel local en protocolos de actuación para poder asegurar infraestructuras críticas, municipales, vinculadas al sistema de justicia y sedes de medios de comunicación porque esto va a incrementarse de manera permanente y gradual.
–¿El crimen gobierna en el país?, ¿qué podemos esperar?
–Se estima que hasta el 17 de diciembre se habían producido 7.400 homicidios por 100.000 habitantes y teníamos una proyección para el cierre del año de que la tasa fuera de 40-42. Pero si contemplamos los datos del nuevo censo del (medio especializado) InSight Crime, en 2023 se podría llegar a 45 por 100.000 habitantes, es decir, Ecuador sería el país más violento de Hispanoamérica y sobrepasaría a Venezuela, que tenía una tasa de alrededor de 40, según este ránking a nivel regional.
En las zonas de la costa ecuatoriana como Esmeraldas tenemos una tasa aproximada del 81, y dentro de Guayaquil, donde tenemos el Distrito Nueva Prosperina, la tasa es 114 homicidios por 100.000 habitantes, una de las tres localidades más violentas a nivel global.
Es importante resaltar el hecho de que todavía hay una ausencia en la depuración de la fuerza pública, en la Justicia y la Fiscalía, que es necesaria. Las fugas de líderes criminales revelan que hay una alta infiltración en el sistema penitenciario, la Policía, Fuerzas Armadas, fiscales, el poder político y privado que se prestan para las economías criminales.