Irán sacude el avispero de Oriente Medio con una andanada de misiles por toda la región
La República Islámica ha atacado posiciones de grupos yihadistas a lo largo de todo el territorio, desde Siria pasando por Irak, hasta Pakistán, país que recordemos es una potencia nuclear
El pasado martes, el Ejército de Guardianes de la Revolución Islámica, Sepah Pasdaran (CGRI), en sus siglas en inglés, o Sepah Pasdaran Engelab Islami, en farsi, bombardeó Siria, Irak y Pakistán, según afirmó el general de brigada iraní, Amir Ali Hajizadeh, comandante de la Fuerza Aeroespacial del Cuerpo de Guardias de la Revolución Islámica, entidad el responsable tanto del programa de misiles como del desarrollo atómico persa.
Los Pasdarán dispararon cuatro misiles balísticos desde la zona sur de la provincia iraní de Juzestán, contra objetivos del Daesh o Estado Islámico (EI) en Idlib, Siria. Además, se lanzaron otros cuatro misiles más desde Kermanshah. El ataque se produjo cuando la Guardia Revolucionaria iraní identificó, dice, puntos de reunión del grupo terrorista Daesh en los territorios ocupados de Siria y se destruyeron usando varios misiles balísticos Khaibar de largo alcance, de tercera generación, desarrollado por el IRGC. Este misil, equipado con combustible sólido y maniobrable durante la fase de aterrizaje, posee un alcance notable y un radio de ataque de 1.450 kilómetros. Sus capacidades incluyen eludir los sistemas de defensa antimisiles, lo que demuestra sus características operativas superiores, según sus fabricantes
Irak, ayer el enemigo, hoy vecino y hermano
A primera hora de la mañana del 16 de enero, el CGRI disparó ráfagas de siete misiles balísticos desde la provincia de Azerbaiyán Occidental, que alcanzaron bases identificadas por los persas como del Mosad, la Inteligencia israelí, en la región del Kurdistán iraquí. Los ataques se produjeron a medianoche justificándolos como represalias contra el Estado judío. La ofensiva se desató contra un barrio acomodado cerca del complejo que ocupa el consulado estadounidense en Erbil, capital de la región semiautónoma kurda en el norte de Irak.
El Sepah Pasdaran anunció que se había lanzado un ataque con misiles contra un importante «foco de espionaje» de la agencia israelí Mosad en la región del Kurdistán iraquí. Teherán acusó el mes pasado a Israel de asesinar, en un ataque aéreo, a un general iraní, Seyed Razi Mousavi, miembro de la Guardia Revolucionaria que actuaba como asesor militar en Siria, muerto en un barrio residencial de los suburbios de Damasco, el día de Navidad.
Según Irán, el centro del Mosad fue utilizado «para desarrollar operaciones de espionaje y planificar actos terroristas» en toda la región, especialmente contra la República Islámica, aseveró el IRGC en su comunicado explicando que fue una represalia por los recientes asesinatos de los comandantes del frente de resistencia, especialmente los del Sepah Pasdaran.
El arma que fue empleada durante los ataques en Irak es el misil Fateh-110, uno de los primeros desarrollos de misiles balísticos de Irán. Con un alcance superior a los 300 kilómetros, el misil Fateh-110 es capaz de apuntar con precisión a instalaciones y objetivos terrestres y marítimos.
Irak, en protesta formal, retiró a su enviado en Teherán y convocó al encargado de negocios iraní en Bagdad. El Ministerio de Asuntos Exteriores iraquí afirmó que tomaría todas las medidas legales contra lo que calificó de «violación de la soberanía». Los ataques contra una zona residencial próxima al consulado estadounidense en Erbil fueron condenados por el primer ministro kurdo iraquí, Masrour Barzani, como un «crimen contra el pueblo kurdo» en el que murieron al menos cuatro civiles y seis resultaron heridos.
Los Guardianes de la Revolución también lanzaron misiles este martes contra los grupos yihadistas que Teherán cree que participaron en los recientes atentados dentro de Irán. La Guardia Revolucionaria bombardeó dos bases del grupo terrorista suní Jaish al-Adl, que recientemente atacó una comisaría de Policía persa en la que murieron al menos 11 agentes de policía. El antiguo comandante del Sepah Pasdaran y ahora ministro del Interior iraní, Ahmad Vahidi, culpó al grupo sunita con bases en el vecino territorio de Pakistán.
Irán y Pakistán comparten una frontera de 959 kilómetros en la agitada provincia de Sistán-Baluchistán
Los misiles persas destruyeron acuartelamientos de ese grupo suní en Pakistán, país que recordemos es una potencia nuclear, que advierte de «graves consecuencias». Irán y Pakistán comparten una frontera de 959 kilómetros en la agitada provincia de Sistán-Baluchistán, donde vive una minoría suní iraní bajo el régimen persa de mayoría chií. Irán ya ha acusado antes a Islamabad de albergar y apoyar a grupos terroristas que llevan a cabo ataques transfronterizos.
El IRGC dijo que el primer ataque con misiles tuvo como objetivo lugares de reunión de dirigentes de los recientes ataques terroristas en las ciudades iraníes de Kermán y Rask. Los ataques se producen después de un acto terrorista en diciembre contra una comisaría de Policía en el sureste de Irán y otro ataque en la provincia sudoriental de Kermán el 3 de enero, en la ciudad fronteriza de Rask.
Las autoridades iraníes cumplen su promesa de venganza por estos «actos atroces». El Estado Islámico o Daesh reivindicó la autoría de varios ataques suicidas contra los asistentes a un homenaje al mítico general iraní de la Guardia Revolucionaria, Qassem Soleimani, asesinado en 2020 en un bombardeo de un dron estadounidense en el aeropuerto de Bagdad. Al menos 84 personas murieron y 284 resultaron heridas en el atentado en el memorial de Soleimani. Daesh se atribuyó la responsabilidad de dos ataques suicidas, incluido otro ataque terrorista el mes pasado, presuntamente procedente de Pakistán.
Los hutíes, los hermanos pobres de Irán
Por su parte, el líder de la Revolución iraní, el ayatolá Alí Jamenei, en un encuentro con imanes, dirigentes de la oración del viernes, describió «el golpe de Yemen al salvavidas del régimen sionista como admirable y luchar en el camino de Dios».
Jamenei señaló que el grupo que aúna a los hutíes de Yemen, Ansarullah, ya ha logrado «infligir un costo a la economía de Israel y burlarse» del esfuerzo del presidente estadounidense, Joe Biden, y del primer ministro británico, Rishi Sunak, para restablecer la disuasión en el mar Rojo contra Yemen.
Estados Unidos y Gran Bretaña lanzaron ataques con misiles en áreas de Yemen, controladas por Ansarullah, el 12 de enero. Los ataques aéreos tenían como objetivo detener las amenazas de hutíes contra barcos vinculados a Israel en el mar Rojo, dijo Jamenei: «Ansarullah sólo estaba atacando barcos con destino u origen en Israel en réplica a los ataques indiscriminados del régimen en la Franja de Gaza, que han sido descritos como ejemplos concretos de crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y genocidio» en referencia a las acusaciones de Sudáfrica.
Ansarullah condicionó el fin de sus agresiones a que Israel detuviera los ataques contra civiles y permitiera ayuda humanitaria a sus 2,3 millones de habitantes. Sin embargo, la Administración de Biden bloqueó los esfuerzos de la ONU para lograr un alto el fuego y formó una coalición con Gran Bretaña, Australia, Canadá, Países Bajos y Bahréin y atacó Yemen. Desde esa agresión Ansarullah afirma que ahora los barcos estadounidenses y británicos no son inmunes a sus ataques.
El líder iraní aseguró que la escalada de tensiones fortalecerá a Ansarullah y elevará el potencial de que el conflicto se expanda hasta convertirse en una guerra regional en toda regla, que es el principal temor mundial.
En esa línea y pese a la guerra mantenida por Arabia Saudí contra los hutíes desde 2015, el ministro de Asuntos Exteriores saudita, el Príncipe Faisal bin Farhan, también dijo el martes que los ataques de Ansarullah «están relacionados con la guerra en Gaza», e instó a un alto el fuego «inmediato» en el conflicto abonando de forma sorpresiva las tesis de Teherán para evitar que le adelante por la izquierda en el liderazgo del mundo islámico, competición en la que también entra otro país no árabe, pero sí sarraceno, Turquía.
Según el medio oficialista Tehran Times hay una sencilla razón por la que los ataques militares estadounidenses y británicos contra Ansarullah de Yemen no lograrán su objetivo de reabrir las cruciales rutas del mar Rojo para el transporte marítimo internacional. Ansarullah no tiene que lograr hundir a buques comerciales, ni siquiera tomar represalias exitosas contra barcos militares anglosajones, todo lo que necesita hacer es intentarlo.
La amenaza es suficiente para mantener un bloqueo marítimo de hecho en el mar Rojo, Una zona por la que fluye un 12 % del comercio mundial. Muchos buques comerciales no se arriesgarán a transitar esas aguas belicosas, más gracias a la actividad militar. Ansarullah ya ha logrado dañar la economía de Israel y burlarse del esfuerzo del presidente Biden y del primer ministro británico, Rishi Sunak, por restablecer la disuasión. Los ataques de los hutíes no tienen por qué tener éxito y ser certeros, con la amenaza ya logran el bloqueo naval del mar Rojo, simplemente con el temor.
Es evidente que Yemen, una de las naciones más pobres del mundo, carece de la capacidad para construir los drones y misiles que está usando, capacidad que sí tiene Irán. Por su lado, la coalición anglosajona está bombardeando los centros militares más destacados de Ansarullah, al igual que Israel está haciendo lo mismo contra el grupo chií libanés Hezbolá.
La guerra regional
La cuestión está ahora entre un complicado alto el fuego que Biden ni planteó al primer ministro Netanyahu y que ha vetado en el Consejo de Seguridad de la ONU, y la escalada del conflicto que puede llevar a una guerra regional donde se alineen con Irán Hezbolá, Ansarullah, Hamás, los hazara afganos, los alauitas sirios, los chiíes iraquíes y naciones suníes como Sudán que ha restablecido relaciones con Teherán. También de forma reciente el Frente Polisario, cuya república reconoce Irán desde 1979, atacó posiciones marroquíes, país con excelentes relaciones con Israel, con cohetes de forma y factura similar a como lo hace Hezbolá y Hamás.
El Frente Polisario atacó posiciones marroquíes, país con excelentes relaciones con Israel
También en países árabes próximos como Arabia Saudí o Qatar hay minorías religiosas clientes de Teherán: un 15 % de chiíes, en Bahréin, un 70 %, y en Kuwait un, 25%, por citar algunas. Un ejército silencioso que se suma a la media luna chií de las naciones antedichas reforzadas por las nuevas alianzas con China o Rusia.