Netanyahu se revuelve contra la Corte Internacional de Justicia: «La acusación de genocidio es indignante»
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha condenado rotundamente la decisión de la Corte Internacional de Justicia (CIJ). El principal órgano judicial de Naciones Unidas se ha pronunciado hoy sobre el caso de genocidio contra Israel presentado por Sudáfrica, el pasado mes de diciembre. La sentencia del Tribunal de la ONU ha sido clara y es que ve indicios de que el Estado judío podría estar violando la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio (1948), a la que ambos países están suscritos.
La CIJ ha exigido a Israel que tome «todas las medidas necesarias a su alcance» para evitar que se cometan actos genocidas contra la población palestina en la Franja de Gaza. Pocas horas después de que el Tribunal diera a conocer el fallo y anunciara que investigaría si, efectivamente, Israel está incurriendo en un genocidio, Netanyahu se ha enfrentado a la CIJ. «La acusación de genocidio formulada contra Israel no sólo es falsa, sino indignante, y la gente decente de todo el mundo debería rechazarla», ha defendido.
El primer ministro israelí ha asegurado que Israel «seguirá defendiéndose de Hamás». Lo que puede entenderse como una declaración de que no tiene ninguna intención de detener la guerra en Gaza. Netanyahu, como ha hecho en múltiples ocasiones cuando se acusa a Israel de atentar contra la población civil de la Franja, ha reiterado que «el compromiso de Israel con el Derecho Internacional es inquebrantable». Para, posteriormente, matizar que es «igualmente inquebrantable nuestro sagrado compromiso de seguir defendiendo a nuestro país y a nuestro pueblo».
El mandatario israelí mantiene que el Estado judío «tiene el derecho inherente a defenderse» y ha tachado de «vil intento» la decisión de la CIJ, ya que lo considera una «flagrante discriminación» contra el país hebreo. «Nuestra guerra es contra los terroristas de Hamás, no contra los civiles palestinos», ha zanjado. Netanyahu no ha sido el único que ha reaccionado a la sentencia del Tribunal de la ONU. En esta misma línea se ha pronunciado el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, que ha desdeñado la sentencia, diciendo que «Israel no necesita que le den lecciones de moralidad para distinguir entre los terroristas y la población civil de Gaza».
Hamás, parte directamente implicada en el conflicto y que desencadenó la actual guerra tras el ataque terrorista contra el país hebreo en el que mató a 1.200 israelíes y tomó como rehenes a más de 240, ha celebrado el fallo de la CIJ. «La decisión de la Corte Internacional de Justicia es un avance importante que contribuye a aislar a la ocupación (israelí) y a exponer sus crímenes en Gaza. Pedimos que se obligue a la ocupación a implementar las decisiones de la Corte», aseveró un portavoz de la milicia islamista palestina, a través de un comunicado, citado por EFE.
La Autoridad Nacional Palestina (ANP), al igual que otros países de la región como Turquía o Irán, ha valorado positivamente la decisión. Por su parte, el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, que se ha mostrado muy crítico con Israel por su acciones militares, ha señalado que en Bruselas esperan la «implementación plena, inmediata y efectiva» de las órdenes de la CIJ. Borrell presentó a comienzos de esta misma semana un plan de paz, de doce puntos, que incluía la celebración de una conferencia y el reconocimiento de un Estado palestino. Una propuesta que en el país hebreo ha pasado completamente desapercibida.
Sudáfrica, país demandante, ha considerado el fallo de la CIJ como «una victoria decisiva para el Estado de Derecho Internacional». Sin embargo, aunque se trata de un veredicto vinculante, el Tribunal no cuenta con medios para obligar a Israel a implementar las medidas. El Estado judío sigue determinado a conseguir sus objetivos en Gaza –desmantelar la estructura militar de Hamás y liberar los rehenes– y para ello continuará con su ofensiva sobre el enclave, donde ya se cuentan más de 26.000 muertos, lo que supone el 1 % de la población de la Franja.