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Boris Nadezhdin habla ante los medios tras ser vetado por la Comisión ElectoralAFP

Rusia veta al único candidato opositor a Putin y renuncia a la poca legitimidad democrática que le quedaba

Boris Nadezhdin era el único aspirante presidencial auténticamente opositor a Putin y partidario de poner fin a la guerra en Ucrania

Un escalofrío recorre el Kremlin desde hace días. Pese al control y manipulación de todos los resortes electorales, propagandísticos y mediáticos en Rusia, la reelección presidencial de Vladimir Putin podría verse amenazada por un candidato alternativo pacifista, el exdiputado Boris Nadezhdin.

Absolutamente nadie duda de la victoria del actual inquilino del Kremlin en las elecciones previstas para marzo, pero el hecho de que Nadezhdin esté logrando un nada desdeñable apoyo en los sondeos electorales que maneja el gobierno, ha hecho saltar las alarmas.

Según los estudios demoscópicos que maneja el Kremlin, la popularidad de Nadezhdin no deja de crecer, y ya es mayor de los previsto en los cálculos electorales de los «rasputines» demoscópicos del presidente ruso.

¿La solución a la que han llegado los estrategas del Kremlin?: declarar ilegal la candidatura de Nadezhdin y borrar de un plumazo la amenaza.

Según la Comisión Electoral Central rusa (CEC), controlada por el gobierno, al menos el 15 % de las primeras 60.000 firmas de las más de 200.000 presentadas por el aspirante presidencial como requisito para registrarse como candidato, son fraudulentas y pertenecerían a electores muertos.

Por ello, la CEC afirma que su candidatura no es válida. Los votos supuestamente defraudados equivalen a 4.500 firmas, cuando el aspirante a candidato presentó más de 100.000 firmas de las necesarias.

Sin embargo, aceptó el desafío del CEC y declaró estar dispuesto a registrar otras 4.500 firmas para contenta a la Comisión Electoral.

Según el Institute for the Study of War (ISW) el Kremlin habría aceptado la candidatura de Nadezhdin, abiertamente opuesto a Putin y partidario de poner fin a la guerra en Ucrania, para convertir las elecciones en un referéndum sobre la invasión y ocupación de territorio ucraniano.

El aumento de la popularidad del candidato les habría hecho dar marcha atrás. Según The Times, prácticamente desconocido hace un mes, la popularidad de Nadezhdin pasó del 1 % al 10 % en cuestión de semanas.

En definitiva, aunque igualmente gane Putin, se teme que Nadezhdin obtenga suficientes votos como para reducir la victoria de Putin por debajo del objetivo que se han marcado en el Kremlin, lo que pondría en entredicho el discurso oficial respecto a la guerra.

El Kremlin también pretendía dar una pátina de legitimidad democrática a sus elecciones con la candidatura de Nadezhdin.

La amenaza de que ensombrezca la contundente victoria de Putin es suficiente para renunciar, incluso, a esa apariencia de legitimidad.

Paz con Ucrania, pero sin Crimea

La candidatura de Boris Nadezhdin tiene como eje central el fina de la guerra en Ucrania y un acuerdo de paz justo con Kiev.

No obstante, Nadezhdin, a pesar de su discurso pacifista y contrario al imperialismo de Putin, excluye de ese acuerdo la península de Crimea, ocupada por Rusia en 2014.

Nadezhdin considera «absolutamente imposible» devolver Crimea a Ucrania. Por el contrario, aseguró que lo importante es «que la gente deje de matarse entre sí».

La segunda fase sería la más larga y compleja, e implicaría elementos como la redefinición de fronteras, los derechos de las comunidades rusoparlantes en Ucrania, garantías de seguridad para Ucrania y los países europeos, etcétera. Pero Crimea quedaría fuera de la negociación.

«Los ucranianos quieren liberar Crimea por medios militares, recuperarla, lo cual, en mi opinión, es absolutamente imposible. Estoy dispuesto a hablar con cualquiera, incluso con Zelenski», señaló.

«Cien por cien no podría aceptar. Por eso las negociaciones serán largas, en las que sé lo que le diría a Zelenski, al pueblo ucraniano y a los estadounidenses», añadió. En cualquier caso, aseguró que la prioridad es otra: «asegurarnos de que la gente deje de matarse entre sí».