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Pancartas en contra del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, en Tel Aviv

Pancartas en contra del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, en Tel AvivAFP

La situación económica de Israel se convierte en un nuevo frente de la guerra de Gaza para Netanyahu

La agencia de calificación crediticia Moody´s ha rebajado la calificación del Estado judío, por primera vez en la historia del país, de A1 a A2

Al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se le acumulan los frentes abiertos. La agencia Moody's ha rebajado, por primera vez en su historia, la calificación crediticia de Israel. Tras una exhaustiva revisión, la agencia ha rebajado la solvencia económica israelí de A1 a A2. El principal motivo, argumenta Moody's, es el conflicto militar en curso con Hamás. «Sus secuelas y consecuencias más amplias aumentan el riesgo político para Israel y debilitan sus instituciones ejecutivas y legislativas, así como su solidez fiscal, en un futuro previsible», apunta el informe hecho público el pasado viernes.

La rebaja de la calificación de Israel supone un golpe de cara a las inversiones extranjeras y será más caro para el país hebreo financiarse en los mercados internacionales. Moody´s echa más leña al fuego al vaticinar una «perspectiva negativa» para le economía israelí. La guerra en Gaza no es el único factor que han destacado en el informe. La violencia en la frontera norte de Israel con la milicia chií libanesa, Hezbolá, también provoca gran preocupación en las esferas económicas.

«Persiste el riesgo de una escalada que implique a Hezbolá en el norte de Israel, lo que podría tener un impacto mucho más negativo en la economía de lo que se supone en la actualidad», aseguran desde la agencia de calificación. Moody's señala que, al mismo tiempo, las finanzas públicas de Israel se están deteriorando y la tendencia a la baja de la deuda pública, prevista anteriormente, se mantiene. Nunca la calificación crediticia de Israel se había visto afectada por un conflicto, ni si quiera durante la guerra del Líbano, en 2006.

El coste económico de esta guerra ya se veía venir. El conflicto ha provocado hasta 200.000 desplazados israelíes y la movilización de alrededor de 300.000 reservistas, por lo que la economía israelí llevada prácticamente parada desde el pasado 7 de octubre, cuando miles de milicianos de Hamás se infiltraron en el país hebreo matando a 1.200 israelíes, en su mayoría civiles, y secuestrando a 240 personas. Con esta perspectiva, el Ejecutivo de Netanyahu aprobó, dentro de los presupuestos generales del 2024, un gasto adicional de 6.300 millones euros para financiar la guerra. Una cantidad que casi triplica su déficit presupuestario.

El propio Banco de Israel ha estimado que el coste del conflicto entre 2023 y 2025 será de unos 255.000 millones de shekels –64.000 millones de euros–, lo que supone un 13 % del PIB previsto para este año. Según el Ministerio de Finanzas israelí, el gasto destinado a este conflicto será permanentemente superior en al menos un 1,4 % del PIB y potencialmente cercano al 2 % del PIB si el conflicto dura más de lo esperado. En un inicio, desde el Ejecutivo israelí se daba como fecha límite el mes de febrero. Sin embargo, todo apunta a que la guerra se extenderá durante otros cuantos meses.

Netanyahu anunció el viernes la ofensiva militar sobre la sureña ciudad de Rafah, en la Franja de Gaza. Una operación que se espera larga y compleja ya que aquí se refugian unos 1,3 millones de gazatíes. Tras más de cuatro meses de guerra, el primer ministro israelí ha repetido incansablemente que no existen más opciones que una «victoria absoluta» sobre la Franja, lo que implica la «eliminación total» de Hamás. Para conseguir este objetivo, Netanyahu ha asegurado que las tropas israelíes tienen un mes para completar la operación sobre la última ciudad de Gaza.

La oposición ha cargado duramente contra el ministro de Finanzas de Israel, Bezalel Smotrich, tras la publicación del informe de Moody's, a quien acusan de recortar las partidas de todos los ministerios, pero, en cambio, mantener las elevadas ayudas al sector ultraortodoxo. «Venir y aumentar los presupuestos en este momento para personas que no se alistan en el Ejército y no participan en el mercado laboral es una política económicamente irresponsable», ha denunciado la diputada Meirav Cohen, de Yesh Atid, principal partido opositor.

Smotrich ha arremetido contra la agencia y ha calificado el informe de «manifiesto político» que «no incluye serias pretensiones económicas». Sin embargo, para paliar las consecuencias de la rebaja crediticia por parte de Moody's, el Contable General de Israel, Yali Rothenberg, junto con funcionarios del Tesoro del país hebreo, planea reunirse con profesionales de otras dos agencias de calificación de vital importancia en la capital de Reino Unido.

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