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Iraníes caminan por una calle en Teherán

Iraníes caminan por una calle en TeheránEFE

Día Internacional de la Mujer

Flagelaciones, vejaciones y confiscación de vehículos: la difícil lucha de las iraníes contra los ayatolás

Un nuevo informe de Amnistía Internacional (AI) denuncia una «vigilancia generalizada» del uso del velo islámico en Irán

La lucha de las mujeres en Irán contra el régimen de los ayatolás ha provocado que la República Islámica intensifique la represión contra este colectivo. Un nuevo informe de Amnistía Internacional (AI), publicado en vísperas del Día Internacional de la Mujer, denuncia una campaña de represión a gran escala para hacer cumplir la legislación sobre el uso obligatorio del velo mediante la vigilancia generalizada de las mujeres y las niñas en los espacios públicos y controles policiales masivos dirigidos a las conductoras.

Irán ha incorporado, a su ya extenso repertorio, una nueva técnica de presión contra las mujeres y ha confiscado, según ha comprobado AI, los vehículos, de manera arbitraria, a decenas de miles de mujeres como castigo por incumplir la legislación sobre el uso del velo en el país persa. Las autoridades se sirven de una aplicación, donde registran las matrículas, para ver si existe alguna denuncia contra el titular del coche. En caso afirmativo, obligan a las mujeres a depositar su vehículo en la comisaría de turno, si estas se niegan a cumplir la orden, los coches son traslados con grúas.

Las mujeres denuncian episodios de persecución al volante, en los que han llegado a temer por su vida, así como trato degradante por parte de la Policía de la Moral. En la mayoría de los casos, las autoridades ordenan el desbloqueo del vehículo después de 15 o 30 días, previo pago de una cantidad de dinero por, supuestamente, el coste del aparcamiento y traslado en grúa. Además, la mujer o la niña en cuestión debe haberse comprometido, por escrito, a acatar el uso obligatorio del velo. El acoso es masivo y se manifiesta también en forma de mensaje de texto y llamadas telefónicas, en los que se les obliga a depositar su vehículo por incumplir la norma.

El informe cuenta con los testimonios de 46 personas, –41 mujeres, entre ellas una mujer transexual–, una niña y cuatro hombres, que Amnistía Internacional recopiló en febrero de 2024. Todas las historias acusan la intimidación que sufre todo aquel que se atreve a retar la estricta política de vestimenta impuesta por la República Islámica. Laleh, nombre ficticio, cuenta cómo las autoridades la arrestaron a ella y a sus amigas, mientras se encontraban haciendo ejercicio en la playa, por llevar puesto un sombrero. La mujer relata que las llevaron a comisaría, donde las interrogaron y denigraron. Los agentes de Policía no dejaron de insultarlas durante todo el proceso. «Nos amenazaban con violencia sexual y se reían de nosotras», confiesa Laleh.

«Se burlaba de nosotras y decía: 'Seguro que habéis oído que detienen a las mujeres y las violan cuando están detenidas'», cuenta la mujer. El juez la acusaba a ellas y a sus amigas de «estar desnudas en público» y que su pena serían 30 latigazos, además de una multa. Finalmente, Laleh consiguió zafarse de los latigazos, pagando un soborno. Este es simplemente uno de los muchos testimonios de los que da cuenta Amnistía Internacional. La organización denuncia que todas estas tácticas se enmarcan en «un intento siniestro de desgastar la resistencia al uso obligatorio del velo tras la sublevación 'Mujer Vida Libertad'».

Se burlaba de nosotras y decía: 'Seguro que habéis oído que detienen a las mujeres y las violan cuando están detenidas'LalehTestimonio de una mujer iraní

AI acusa directamente a las autoridades iraníes de estar «aterrorizando a mujeres y niñas al someterlas continuamente a vigilancia y control policial, lo que altera su vida cotidiana y les causa enorme angustia». Miles de mujeres se han deshecho del velo como gesto de protesta contra el régimen de los ayatolás. La muerte de la joven kurda Mahsa Amini, en septiembre de 2022, tras haber sido detenida por la Policía de la Moral, acusada de llevar mal puesto el velo islámico, precipitó la peor oleada de protestas contra el régimen. Las manifestaciones, en su mayoría protagonizadas por mujeres, pedían la caída de los ayatolás, al grito de «Mujer Vida Libertad». La valentía de este colectivo fue respondida con violencia.

Según diferentes organizaciones de derechos humanos, al menos 500 personas murieron durante las protestas a manos de las fuerzas del orden y más de 22.000 fueron detenidas. Algunos de los encarcelados fueron sentenciados a la horca y, hasta en una ocasión, esta sentenció se llevó a término en público, como advertencia para todos los iraníes. En el informe, las iraníes también denuncian que se les niega el acceso a transportes públicos, aeropuertos y servicios bancarios en caso de no llevar puesto el hiyab. Este mismo mes de enero, Irán ejecutó la mayor condena impuesta por este delito. La activista Roya Heshmati recibió 74 latigazos por mostrar su pelo en público.

El Parlamento de Irán pretende ir más allá y quiere aprobar un nuevo proyecto de ley, para imponer nuevas penas contra aquellas mujeres que desafíen el código de vestimenta de la República Islámica. Esta nueva norma plantea incrementar las condenas de cárcel y las multas, además de ampliar los poderes y facultades de los cuerpos de inteligencia y seguridad iraníes. «Este proyecto de ley es un ataque despiadado a los derechos humanos de las mujeres y las niñas que ahondará aún más la violencia y la discriminación que ya se ejerce contra ellas en Irán», denunció Diana Eltahawy, directora adjunta de Amnistía Internacional para Oriente Medio y Norte de África.

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