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El canciller alemán Olaf ScholzAFP

Pánico en Occidente tras la filtración alemana y una incógnita: ¿qué otros secretos obran en poder de Rusia?

La filtración podría ser solo la primera entrega de una catarata de filtraciones procedentes de un fallo de seguridad del Ejército alemán

La reciente filtración de una conversación entre oficiales del Ejército alemán sobre operaciones en Ucrania ha destapado las debilidades de los sistemas de seguridad de información europeos y ha desatado el pánico en los ministerios de Defensa de la OTAN.

Además de la incredulidad ante un error tan básico –uno de los generales que participó en la reunión por videoconferencia empleó una línea telefónica abierta– el enfado entre los socios y aliados es mayúsculo.

Las preguntas que se plantean en los ministerios de Defensa aliados son dos: ¿Cuánta más información confidencial se filtró en aquella conversación? ¿Ha espiado Rusia otras conversaciones de otros aliados?

El temor es que los medios de comunicación del Kremlin inicien un goteo de información confidencial que ponga en evidencia a la OTAN.

Uno de los países más enfadados con Alemania es Reino Unido, primero por la negativa del canciller Olaf Scholz a entregar a Ucrania sus misiles Taurus. En segundo lugar, porque la filtración puso al descubierto que tropas británicas se encuentran en Ucrania para asesorar al Ejército ucraniano.

Alemania tiene ahora que aguantar la vergüenza de que Reino Unido critique los laxos protocolos antiespionaje, le dé lecciones sobre cómo asegurar la información confidencial y ponga en duda su competencia como socio.

En la filtración se hablaba de opciones para atacar el puente de Kerch, que une Crimea con Rusia y que se considera la infraestructura más simbólica y crítica de la ocupación rusa de Ucrania.

Se hablaba también de la existencia de tropas británicas dedicadas a adaptar aviones de combate ucranianos para transportar misiles.

En declaraciones recogidas por The Times, el presidente del Instituto Marítimo Alemán en Wilhelmshaven, Karsten Schneider, llamó a cambiar de mentalidad y convencerse de que Rusia intercepta las llamadas de los altos mandos occidentales.

La cuestión es si le ha valido al Kremlin filtrar la información sabiendo que eso le privaría de obtener nuevas grabaciones en el futuro: «¿Tan importante era para Putin (filtrar la información) que estaba dispuesto a complicar la obtención de información?».

La respuesta la ofrece el exjefe de los servicios alemanes de inteligencia exterior, August Hanning, a Bild: Rusia ya habría acumulado una cantidad tal de información secreta que comprometería al Ejército alemán y a la coalición pro Ucrania que ya no le compensaba seguir acumulando nueva información.

Ahora habría decidido comenzar a filtrarla, en una nueva estrategia de guerra híbrida, para causar el mayor daño posible a la credibilidad y confianza de una de las piezas clave de la OTAN y así debilitar a la Alianza y el apoyo a Kiev.

En ese sentido, Hanning tiene claro que Rusia filtrará nuevas grabaciones e información confidencial con efectos devastadores: «Esta filtración podría ser solo la punta del iceberg».