Estados Unidos se harta de Netanyahu y cuestiona su liderazgo y los objetivos de Israel en la guerra de Gaza
La guerra en la Franja de Gaza ha puesto de relieve las diferencias preexistentes entre el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Ambos mandatarios han protagonizado múltiples encontronazos desde que Israel iniciara su ofensiva contra el enclave palestino como respuesta al ataque terrorista de Hamás del pasado 7 de octubre. De ese terrible suceso hace ya más de cinco meses y un informe de Inteligencia estadounidense, hecho público este lunes, ha puesto en duda el liderazgo de Netanyahu y su coalición, así como sus objetivos en la guerra de Gaza.
El primer ministro israelí se ha enfrentado a duras críticas y a una fuerte oposición en la calle por la incapacidad de su Gobierno para predecir o evitar el ataque que acabó con la vida de más de 1.200 israelíes y la toma de 240 rehenes. Cientos de manifestantes han tomado las calles en el país hebreo para pedir la dimisión de Netanyahu y la convocatoria de elecciones anticipadas. Uno de los colectivos que ha atacado con más fiereza al Ejecutivo israelí han sido los familiares de los rehenes, quienes exigen que se llegue a un acuerdo con Hamás para liberar a los cautivos –123–, aún en manos de la organización islamista.
Israel vive una situación altamente volátil dentro y fuera de sus fronteras. «La desconfianza en la capacidad de Netanyahu para gobernar se ha profundizado y ampliado en la opinión pública desde sus ya altos niveles de antes de la guerra, y esperamos grandes protestas exigiendo su dimisión y nuevas elecciones», señala el informe de Inteligencia estadounidense. El documento, además, apunta que la «viabilidad como líder» de Netanyahu, está «en peligro».
«Un gobierno diferente, más moderado, es una posibilidad», aseguran los servicios de Inteligencia del mayor aliado de Israel. Biden ya advirtió, el pasado mes de diciembre, al primer ministro israelí sobre sus alianzas con los partidos ultraortodoxos y ultranacionalistas. El presidente estadounidense aseguró que el Estado judío estaba perdiendo apoyos por su ofensiva en Gaza y criticó la postura inflexible del Ejecutivo «más conservador de la historia de Israel». En esta misma línea, instó a Netanyahu a cambiar de aliados en el Gobierno, para encontrar una solución de largo plazo al conflicto con los palestinos.
Este no ha sido el único choque entre ambos mandatarios. El más reciente ha tenido lugar este fin de semana. En una entrevista, Biden advirtió a Netanyahu de que la invasión de Rafah, ciudad sureña de Gaza, sería un «línea roja» y más coincidiendo con el Ramadán, el mes más sagrado para los musulmanes. El mandatario estadounidense, sin embargo, matizó sus palabras, poco después, y aseguró que Estados Unidos «nunca abandonará a Israel». Netanyahu no dudó en responder a Biden en otra entrevista. El líder israelí reafirmó su postura y subrayó que «iremos allí [Rafah]. No vamos a dejarlos. Tengo una línea roja. ¿Sabes cuál es la línea roja? Que el 7 de octubre no vuelva a ocurrir».
En el terreno militar, el informe de Inteligencia estadounidense apunta que Israel tendrá dificultades para derrotar a Hamás. «Es probable que Israel se enfrente a una resistencia armada persistente por parte de Hamás durante años, y los militares tendrán dificultades para neutralizar la infraestructura subterránea de Hamás, que permite a los insurgentes esconderse, recuperar fuerzas y sorprender a las fuerzas israelíes», señalan.
Desde el ataque terrorista del pasado 7 de octubre contra Israel, Estados Unidos teme por su propia seguridad y el informe asegura que la amenaza de un atentado terrorista «ha pasado a otro nivel». El país norteamericano ha sufrido ataques directos contra sus intereses en Oriente Medio. El pasado mes de enero, tres soldados estadounidenses murieron y otros 25 resultaron heridos en un ataque con drones de una milicia proiraní contra una base militar en Jordania, cerca de la frontera con Siria. Para evitar una nueva escalada del conflicto, Washington está presionando a Israel para que llegue a un acuerdo de alto el fuego con Hamás.
Las conversaciones se encuentran en punto muerto y las partes se acusan mutuamente de obstaculizar las negociaciones. El director de la CIA, Willian Burns, volvió el sábado de su octavo viaje al extranjero para abordar la liberación de los rehenes. Estados Unidos esperaba poder llegar a un acuerdo, aunque fuera de mínimos, antes del inicio del Ramadán, algo que no ha ocurrido. Aún así, Burns insistió en que estaba decidido a implantar la primera fase de un hipotético acuerdo. Este plantearía detener los combates durante seis semanas, permitir la entrada de más ayuda humanitaria hacia la Franja y la liberación de 40 rehenes a cambio de la excarcelación, de un número todavía por determinar, de prisioneros palestinos.