El aborto ocupa una posición central en el debate electoral de EE.UU. y Trump propone una prohibición parcial

La anulación de la sentencia Roe vs. Waden –que durante décadas dio amparo legal a nivel federal al aborto en Estados Unidos– en la presente legislatura, ha situado al aborto como uno de los temas centrales de la campaña electoral de las presidenciales de noviembre de 2024.

El actual inquilino de la Casa Blanca, y candidato a la reelección, Joe Biden, anunció que, de ganar las elecciones, legislará para convertir en dereche federal el aborto en todo el país, y así esquivar la sentencia de la Corte Suprema.

La cuestión del aborto centró parte del discurso sobre el Estado de la Unión de Biden, un discurso criticado por electoralista y donde se han podido intuir las prioridades de una segunda legislatura demócrata.

Incluso la vicepresidenta Kamla Harris se plantó en un centro abortista de Planned Parenthood en Minnesota para apoyar el aborto.

Planned Parenthood es una internacional abortista financiada desde Estados Unidos que se ha convertido en el ejemplo de la mercantilización del aborto. Sus prácticas han estado en entredicho por, supuestamente, manipular a las madres vulnerables para que aborten, ocultándoles las alternativas.

La organización abortista también ha estado en el centro del huracán tras salir a la luz una serie de grabaciones que demostraban que vendían órganos de bebés abortados en una práctica tildada de tráfico de órganos.

Por su parte, Donald Trump se ha expresado en el sentido de limitar al máximo el aborto, hasta someterlo a una prohibición parcial.

Es en esos sectores donde se han dado los casos de trasvase de votos que han sido una de las causas de la última derrota republicana en las presidenciales de 2021.

Trump trata de buscar un equilibrio en la cuestión, lo que, a la postre, le ha granjeado la decepción del movimiento provida del Partido Republicano.

El magnate habría renunciado a llevar como vicepresidente en su candidatura a un político abiertamente antiaborto, por lo que la gobernadora de Dakota del Norte, Kristi Noem, que hasta ahora había sonado como el otro integrante del tándem republicano, estaría descartada.

Como gobernadora, Noem es la responsable de que Dakota del Norte se haya convertido en el Estado más provida, y un ejemplo a seguir en la lucha contra las políticas abortistas en otros lugares del mundo, al prohibir el aborto en cualquier momento del embarazo y en cualquier supuesto, excepto el riesgo de vida de la madre.

Noem era la gran esperanza del movimiento provida para dar carpetazo final a la política abortista.

Pero las últimas declaraciones de Trump recogidas por The New York Times, parecen indicar que el aspirante a la presidencia optará por una postura menos decidida.

Trump ha propuesto prohibir los abortos después de las 16 semanas (cuatro meses) del embrazo con las excepciones de violación, incesto y riesgo de vida para la madre.

Se trata de una prohibición mucho más limitada que la defendida por los provida que, no obstante, reconocen que se trata de un importante avance, pero que debe verse como un primer paso en la lucha contra el aborto, y no el objetivo final.

Trump parece haber aceptado esa reprimenda y se ha esforzado en presentar su prohibición parcial como expresión de su moderación, frente al radicalismo abortista demócrata.

«Los demócratas son los radicales en esta cuestión, porque para ellos está bien abortar a los siete meses, a los ocho, a los nueve o incluso después del nacimiento», subrayó.

En declaraciones a Fox News, el portavoz de la campaña de Trump, Steven Cheung, insistió en destacar las convicciones provida del candidato republicano: «El incomparable historial provida del presidente Trump habla por sí solo».