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Aquilino Cayuela

El terrorismo que viene

Occidente se enfrenta de nuevo a la posibilidad de una fuerte intensificación de atentados

Vigilancia antiterrorista en las calles de ParísAFP

En el Índice Global de Terrorismo del pasado año (GTI-2023) encontramos que las mayores amenazas terroristas las representa:

El Daesh (ISIS), desde su ruptura con Al-Qaeda, en abril de 2013, y autoproclamación como Estado Islámico de Irak y el Levante (el levante mediterráneo).

También, sus distintas franquicias, como Estado Islámico Jorasán (Daesh-K), en el Cáucaso, quien se responsabiliza del brutal atentado de Moscú.

Ellos constituyen el movimiento terrorista más mortífero del mundo presente. Han atentado ya en 21 países, contando con una amplia red en todo el mundo dispuesta para atacar.

Otras fuerzas terroristas muy sangrientas se concentran en África como: Al Shabaab (Somalia) y Jamaat Nusrat Al-Islam wal Muslimeen (JNIM) en el Sahel Occidental.

Y en Asia encontramos al Ejército de Liberación de Beluchistán (Pakistán) y en los listados de este índice, el país con más incidencia de terrorismo lo encabeza Afganistán (en los últimos 5 años).

Pero ahora el terrorismo yihadista, de origen palestino, ha vuelto a estar en un primer plano.

Hamás y la Yihad Palestina han detonado más de cincuenta años de acuerdos de paz entre Israel y los países árabes y han abierto un frente de guerra sin precedentes en Oriente Medio.

Actualmente, el triángulo terrorista de Hamás, Hezbolá y los Hutíes, auspiciados por Irán en guerra abierta contra Israel y Occidente, amenazan con causar un efecto rebote en Europa y Estados Unidos.

En el último periodo, los diez países donde más impacto tiene el terrorismo se concentran entre Asia y África: Afganistán, Burkina Faso, Somalia, Mali, Siria, Paquistán, Irak, Nigeria, Myanmar, Níger.

En Afganistán, las muertes por terrorismo han registrado un descenso anual de un 9 %, aunque esto se atribuye a la transición de los talibanes de grupo terrorista a actor estatal desde la reinstauración del régimen talibán en agosto de 2021. Irak sigue siendo el país más afectado por los atentados terroristas del Daesh.

El cambio global, desde la pandemia y el comienzo de la guerra de Ucrania, había producido un descenso importante del terrorismo en muchos países.

Pero desde 2022, los conflictos violentos siguen siendo el principal motor del terrorismo: más del 88 % de los atentados y el 98 % de las muertes por terrorismo tuvieron lugar en países en conflicto, donde además los atentados son más mortíferos, tal es el caso del Sahel.

El Sahel es la región más castigada por el yihadismo, y registra aproximadamente el 45 % de las muertes por terrorismo en todo el mundo, los diez países más afectados por el terrorismo global están en esta región.

Podemos decir que el África subsahariana ha registrado el mayor deterioro y registró el mayor aumento de muertes por terrorismo entre 2022 y 2023.

En Asia Meridional, Oriente Medio y Norte de África se registraron los mayores descensos. Pero el masivo ataque terrorista de Hamás contra población civil inocente en territorio israelí el pasado 7 de octubre ha revertido la situación.

El pasado 7 de octubre, Israel sufrió el peor atentado terrorista en sus 75 años de historiaGTRES

Es importante, al respecto, tener en cuenta que la mayor y más prolongada amenaza terrorista que ha padecido occidente durante muchas décadas ha venido de las organizaciones palestinas.

En 1964 nace la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y una organización anterior, Al Fatah, fundada en El Cairo, por estudiantes palestinos cercanos a los Hermanos Musulmanes (entre ellos estaba Yaser Arafat), se hizo con el control para iniciar una guerra sin cuartel contra Israel y sus aliados.

Llevaron el terrorismo a una gran escala después de la Guerra de los Seis Días con atentados y secuestros espectaculares. Incontables secuestros de aviones y ataques en terminales de aeropuertos, junto con el sonado ataque palestino en las Olimpiadas del 72´, en Múnich, que acabó con un trágico desenlace.

Las organizaciones palestinas se vincularon a los movimientos terroristas de extrema izquierda, auspiciados por la Unión Soviética, como la Fracción del Ejército Rojo (RAF).

Con todo, su trayectoria terrorista desde 1968 hasta 1994, en que Arafat recibe el Premio Príncipe de Asturias y el Nobel de la Paz, ha sido exitosa y ha ido acompañada de estos reconocimientos y premios.

El ataque de Hamás responde a estos estímulos y la izquierda internacional, nunca sabemos bien si por puro temor o por una inercia autodestructiva, tiende a premiar las acciones terroristas antioccidentales.

El embrollo actual es mayúsculo, el temor a un efecto reflejo de las actividades terroristas en las ciudades europeas nos mantienen con la alerta disparada.

Sabemos que la tecnología de los drones y su uso en actos terroristas evoluciona con rapidez, y su empleo ya está probado en grupos como Daesh, Boko Haram y los Hutíes.

El descenso del terrorismo en Occidente de 2021 se enfrenta de nuevo a la posibilidad de una fuerte intensificación de atentados.

Tras los atentados de Moscú, Francia ya está en alerta máxima mientras que en España se mantiene un nivel 4 (de riesgo alto), pero de cara al verano la amenaza se intensifica en toda Europa: El peligro es real y mayor de lo que ha sido en mucho tiempo.