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Un partidario del partido prokurdo de Turquía DEM muestra el signo de la victoria durante una manifestaciónAFP

Turquía  El polvorín kurdo pone a Erdogan contra las cuerdas

El miedo a que se propaguen las manifestaciones y la violencia en el sudeste kurdo ha acabado por torcer el brazo de las autoridades turcas

El Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, sufrió un duro golpe en las elecciones municipales del pasado fin de semana. El principal partido opositor, el Partido Republicano del Pueblo (CHP), se hizo, entre otras, con las principales ciudades del país como Ankara y Estambul. El mapa de Turquía se tiño de los colores del CHP mientras que el AKP veía como iba perdiendo influencia. En la región kurda, la mayoría del voto fue capitalizado por el partido prokurdo DEM y, precisamente, en el sudeste kurdo fue donde más irregularidades se registraron durante la jornada electoral.

El incidente más grave se registró en la aldea de Çirnik (Diyarbakir), donde una disputa entre dos candidatos a la alcaldía terminó con la muerte de un delegado del partido prokurdo DEM por un disparo, además de más de una decena de heridos. Además de los enfrentamientos y las peleas, que se sucedieron en varias zonas de la región, gran parte de estas provincias denunciaron irregularidades a la hora de emitir el voto, sobre todo, por parte del partido gobernante AKP, con la intención de arrebatar influencia a la formación prokurda. A pesar de los amaños, el DEM consiguió aglutinar gran parte del voto kurdo.

Aún así, la oposición no ha tenido mucho tiempo de celebrar su victoria y es que, un día después, la Junta Electoral Suprema de Turquía arrebató el mandato al candidato prokurdo de la provincia de Van, Abdullah Zeydan, que obtuvo el 55 % de respaldo, para entregársela Abdulahat Arvas, del partido AKP, de Erdogan, que obtuvo el 27 %. Una decisión que, a última hora de ayer, fue revocada por la misma autoridad electoral ante las protestas y el aumento de la violencia en las localidades cercanas, que amenazaba con expandirse por toda la región de mayoría kurda.

La Policía turca intervino en las protestas con cargas de gas lacrimógeno y balas de plástico y detuvieron hasta 90 personas en Van y otras provincias del sureste del país. La autoridad electoral defendió que el candidato del DEM había sido inhabilitado de la actividad política tras haber cumplido ocho años de cárcel por apología de terrorismo. Sin embargo, el partido prokurdo defendió que Zeydan recuperó sus derechos civiles, por lo que su candidatura a la alcaldía había sido aceptada de antemano. El político fue arrestado en 2016 por criticar los bombardeos aéreos del Ejército turco contra militantes kurdos en el sureste del país.

La fuerza de las protestas y el miedo a que se propaguen por el polvorín kurdo han provocado que las autoridades turcas reculen y dejen sin efecto la inhabilitación del candidato de DEM. Zeydan aplaudió la decisión y aseguró que el anuncio era el resultado de «la resistencia del pueblo kurdo, de nuestros amigos y de la opinión pública democrática». Esta nueva vuelta de tuerca supone otro duro golpe para Erdogan, tras la debacle de su partido en las elecciones municipales que aglutinó los peores resultados en sus 22 años en el poder. El mandatario turco, en un gesto inusual, se vio obligado a reconocer la derrota.

Erdogan, que compareció con rictus serio en el balcón de la sede de su partido, confesó: «No hemos logrado los resultados que esperábamos». En un tono que no suele ser habitual en él, el presidente turco trató de mandar un mensaje algo más conciliador y señaló que «los verdaderos vencedores no son los candidatos, sino la nación turca». Los turcos han materializado su descontento con las políticas de Erdogan –la inflación no baja del 60 %– en las urnas, votando a la oposición o, incluso, a través de la abstención.