Los incidentes racistas contra ciudadanos de Tayikistán se han disparado en Rusia
El atentado islamista de Moscú dispara el racismo hacia los centroasiáticos en Rusia
La xenofobia contra los ciudadanos de Tayikistán se generaliza en Rusia como consecuencia de los atentados islamistas del 22 de marzo
El fantasma de la xenofobia recorre Rusia y, en particular, sus grandes ciudades: Moscú y San Petersburgo.
El atentado islamista del pasado 22 de marzo en el Crocus City Hall de Moscú ha desatado una caza entre las fuerzas de seguridad rusas de emigrantes procedentes de Tayikistán, país de donde procedían los terroristas.
El principal escenario de la cacería son los aeropuertos internacionales, pero también las calles de las ciudades.
Según el ministerio de Exteriores de Tayikistán, desde el atentado más de mil ciudadanos tayikos han sido detenidos en los aeropuertos rusos sin un motivo justificado. La mayoría han sido rechazados y devueltos a su país.
El ministerio tayiko afirmó que hasta el 27 de abril al menos 954 ciudadanos de Tayikistán fueron detenidos en el aeropuerto moscovita, muchos de ellos eran estudiantes de universidades rusas.
Los 322 tayikos que sí lograron entrar en la Federación Rusa lo hicieron después de pasar horas retenidos en salas del aeropuerto.
Además, se han disparado los incidentes racistas entre rusos étnicos y ciudadanos tanto tayikos como de otras repúblicas centroasiáticas.
Lo cierto es que tras los atentados las fuerzas de seguridad rusas han incrementado la presión sobre ciudadanos extranjeros y han forzado la expulsión de muchos trabajadores no rusos.
Por ese motivo, el gobierno de Tayikistán recomendó a sus ciudadanos que no viajen a Rusia y que los que se encuentran en territorio de la Federación, lo abandonen.
La presión no se produce únicamente en los aeropuertos. Por tierra, las autoridades fronterizas rusas impidieron el acceso a Rusia de casi 200 vehículos con matrículas de Tayikistán en el punto de control fronterizo de la frontera entre Rusia y Kazajistán.
Según la denuncia de las autoridades tayikas, sus ciudadanos son retenidos durante horas en deficientes condiciones sanitarias, les registran los móviles y las ropas, y les someten a intensos interrogatorios antes de rechazarlos.
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