Israel intensifica su ofensiva diplomática contra España ante el reconocimiento del Estado de Palestina
El 28 de mayo era una fecha marcada en rojo en el calendario del Gobierno. Este martes, y como ya anunció Pedro Sánchez, la semana pasada, en el Consejo de Ministros, España reconocerá el Estado de Palestina junto a otros dos países europeos: Irlanda y Noruega. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, se reunió, este lunes, con sus homólogos irlandés y noruego, en Bruselas, para escenificar un frente común y tratar de convencer al resto de estados miembros de la Unión Europea de que sigan sus pasos. Durante una rueda de prensa conjunta, Albares aseguró que esta decisión contribuirá a «lograr una convivencia pacífica y segura en Oriente Medio». Israel, sin embargo, argumenta que se trata de un «premio al terrorismo» y ha intensificado su ofensiva diplomática contra España.
Las relaciones entre España e Israel han sufrido muchos reveses desde que este último lanzara su ofensiva terrestre contra la franja de Gaza, en respuesta a la masacre de Hamás del 7 de octubre, en la que mataron a 1.200 israelíes y capturaron como rehenes a más de 240 personas. La primera crisis diplomática estalló en noviembre, cuando Sánchez, como presidente del Consejo de la Unión Europeo, acusó a Israel de no respetar el Derecho Humanitario Internacional, en una rueda de prensa, en el paso de Rafah, Egipto, en el marco de una gira por Oriente Medio. Las palabras del presidente llegaban en pleno operativo para liberar a un grupo de rehenes, en manos de Hamás, precisamente por ese cruce fronterizo.
Israel respondió llamando a consultas a su embajadora en España, Rodica Radian-Gordon. La historia se repite y tras el anuncio de que nuestro país reconocerá el Estado de Palestina, el Gobierno israelí llamó, inmediatamente, a consultas a su representante en Madrid, además de convocar a la embajadora de España en Tel Aviv, Ana María Salomón Pérez, para «una conversación de amonestación». Pero la reacción israelí ha ido más allá y en los últimos días las acusaciones contra el Ejecutivo de Sánchez han escalado. En un vídeo, difundido este fin de semana, el ministro israelí de Asuntos Exteriores, Israel Katz, ha reprochado duramente la decisión del Gobierno. «Hamás le agradece su servicio», escribió el ministro israelí a Sánchez.
En la grabación, de tan solo 18 segundos, las imágenes de la masacre de Hamás del pasado 7 de octubre contra las localidades del sur de Israel fronterizas con Gaza se mezclan con un baile de flamenco. El mismo formato también fue utilizado para criticar la decisión de Noruega e Irlanda. Albares tachó la publicación de «escandalosa y execrable» y advirtió de que nadie iba a «amedrentar» a España. Las últimas declaraciones de algunos ministros del Ejecutivo español como la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, declarando que «Palestina será libre desde el río hasta el mar», un eslogan usado por Hamás y que aboga por la eliminación de Israel, y la ministra de Defensa, Margarita Robles, afirmando que la ofensiva israelí en Gaza es «un auténtico genocidio», han contribuido a enturbiar aún más la situación.
El ministro de Exteriores israelí elevó la apuesta, ayer, enviando una nota a la Embajada de España en el país por la que prohibía al consulado español en Jerusalén «prestar servicios a residentes de la Autoridad Palestina». «No permaneceremos callados ante un Gobierno que premia el terror», aseveró Katz. Horas después, el ministro israelí rebajó el tono, en una nueva publicación en su cuenta de X, antes Twitter, donde diferenció a la sociedad española del Ejecutivo. «El pueblo israelí y el pueblo español son pueblos amigos. No permitiremos que no separéis», matizó el ministro israelí, en una publicación en la que mencionó directamente a Sánchez y a la líder de Sumar.
La decisión de España, Noruega e Irlanda de reconocer el Estado de Palestina llega en un momento muy delicado para Israel, que se encuentra cada vez más aislado internacionalmente. La semana pasada, el fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), Karim Khan, solicitó la autorización para emitir órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y su ministro de Defensa, Yoav Gallant, así como para los líderes de Hamás. Pocos días después, el pasado viernes, llegó el segundo varapalo para el Estado judío. La Corte Internacional de Justicia (CIJ) ordenó a Israel detener su ofensiva militar sobre Rafah.
Una medida que aumenta la presión sobre el Gobierno israelí y sus aliados. Sin embargo, lejos de frenar su campaña militar, Israel lanzó, dos días después de la orden, un ataque aéreo contra el campamento de desplazados de Tel al Sultan, que acabó con la vida de 45 personas, según el balance ofrecido por el Ministerio de Salud de Hamás. Este bombardeo ha provocado, nuevamente, la condena de la comunidad internacional e incluso Netanyahu se ha referido al ataque como un «incidente trágico» y aseguró que su Gobierno ya ha abierto una investigación para esclarecer los hechos.
El reconocimiento del Estado de Palestina supone, por ahora, una medida simbólica, ya que este no cuenta con unas fronteras definidas ni la Autoridad Nacional Palestina (ANP) controla todo el territorio, características esenciales que definen a un Estado. La decisión ha sido criticada por los socios europeos, que se muestran vacilantes a dar el paso, ya que no consideran que sea el momento más adecuado con una guerra activa en Gaza, precipitada por la terrible masacre de Hamás, que todavía mantiene cautivos a 125 rehenes israelíes. El último acuerdo al que han llegado los Veintisiete es solicitar una reunión con Israel para abordar el respeto de los derechos humanos tras la orden de la CIJ y el bombardeo contra el campo de desplazados de Rafah.