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La economía cubana está colapsada. En la imagen, el centro de La HabanaEFE

Cuba destruye hasta su industria del turismo con el cadáver de un canadiense

En Cuba ya no hay ni alegría en las calles. «Cada vez quedan más viejos y los jóvenes que pueden se van». Y entre tanto, los turistas brillan por su ausencia

Las vacaciones que la familia de Faraj Allah Jarjour organizó ilusionada desde Canadá a Cuba se torcieron el 22 de marzo como nunca hubieran imaginado.

El padre de familia cayó fulminado por un infarto mientras nadaba en las aguas de Varadero. Así comenzó una historia rocambolesca. Los días de sol y playa mutaron en el misterio del cadáver desaparecido, una situación más propia de una novela de misterio que de la vida real.

Tras engorrosos trámites y un pago de 10.000 dólares por la repatriación, recibieron en Quebec el cuerpo de un hombre ruso, veinte años más joven. A finales de abril les informaron que sus restos habían sido enterrados en Rusia y a fines de mayo todavía no han sido repatriados. El fiasco afecta directamente a los dos principales emisores de turismo hacia la isla caribeña en la actualidad.

Aliviados por conocer su paradero, continúan con la zozobra de no tener ni idea de cuándo podrán recuperar sus restos mortales. «Al menos sabemos dónde está. No es fácil para nosotros», declaró Miriam Jarjour, al medio canadiense TVA Nouvelles. La hija de Faraj agregó que «la familia no sabe cuándo serán repatriados los restos del hombre», pues requerirá la exhumación del cuerpo ya sepultado.

La familia se quejó del mal trato recibido tanto en los primeros auxilios –relataron que el cuerpo permaneció 8 horas sin atención en la playa– como en el proceso.

Tras aparecer la noticia en medios del país norteamericano, el ministro de Relaciones Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, envió «sentidas condolencia» a la familia y además La Habana les reintegró el importe gastado en la repatriación.

«Conversé telefónicamente con la canciller Mélanie Joly por el desafortunado incidente en el traslado de los restos de un ciudadano de Canadá fallecido en Cuba. Autoridades cubanas investigan el hecho para esclarecerlo», escribió Rodríguez en Twitter.

El «incidente» empaña los esfuerzos de las autoridades cubanas por estimular el turismo

La familia Jarjour continúa sin comprender el calvario vivido ni cómo pudo pasar para que la compañía de seguros cubana responsable del envío intercambiará los féretros. Los deudos del ruso no abrieron el ataúd, organizaron un funeral y dieron por sentado que habían enterrado a su pariente.

El «incidente» empaña los esfuerzos de las autoridades cubanas por estimular el turismo que, junto con el envío de remesas y la exportación de servicios médicos, ha sido durante años la principal fuente de ingreso de divisas.

Poco después de saltar la noticia, una de las principales agencias de turismo isleñas colgó en redes un anuncia protagonizado por una oronda canadiense animando desde una tumbona en la playa a visitar la mayor de las Antillas.

Pero la realidad se impone. «Tres de cada cuatro habitaciones hoteleras están vacías», señala Yunior, trabajador de un hotel con bandera española. «Y salvo que tengan familiares o intereses aquí, los que vienen solo como destino de playa no repiten. En la actualidad la competencia de destinos como la República Dominicana y el caribe mexicano, que ofrecen servicios con estándares de mayor calidad y lujo, está haciendo mella en el sector», agrega.

El economista cubano Pedro Monreal, quien en 2023 calificó de «negocio quebrado» la actividad hotelera en Cuba, escribió en su cuenta en Twitter que «en una rápida revisión de cinco informes estadísticos divulgados hoy (25 de mayo) en Cuba destacan: la caída mensual de 23,5 % de turistas en abril, la raquítica tasa de ocupación hotelera de 35,5 % en el primer trimestre de 2024, y el aumento del peso relativo de la inversión asociada al turismo».

Monreal agrega que «los datos de turismo y de inversión recientemente divulgados no compaginan con el relato oficial de ‘corregir distorsiones’: aumenta el peso de la inversión turística en un contexto de bajo aprovechamiento de la capacidad, a la vez que no hay suficiente inversión agropecuaria».

El régimen comenzó a construir hoteles y más hoteles, según opositores para lavar dinero de inversores extranjeros

Se vivieron años de bonanza tras el acercamiento diplomático entre Cuba y Estados Unidos de diciembre del 2014. Las proyecciones, y las esperanzas, eran muy buenas. Se alcanzaron los cuatro millones de viajeros, de ellos un millón trescientos mil eran canadienses, lo que convertía a ese país en el principal mercado emisor de turistas hacia Cuba. Según la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), de enero a marzo de 2024, recibieron a 399.272 canadienses.

El régimen comenzó a construir hoteles y más hoteles –según opositores para lavar dinero de inversores extranjeros–, muchos particulares gastaron sus ahorros en mejorar sus viviendas para alquilar habitaciones. El gobierno concedía licencias sin demasiadas trabas para aumentar la cantidad de alojamientos mientras se edificaban establecimientos hoteleros.

El triunfo del republicano Donald Trump en 2016 dio al traste con el boom. Vuelos y cruceros fueron suspendidos, se cancelaron las visitas englobadas en la categoría «pueblo a pueblo» y, por consiguiente, desaparecieron las legiones de «gringos» exultantes, que montaban «almendrones» –coches de los años 50 tuneados y pintados de colores alegres– sonrientes bajo sombreros de Panamá para protegerse del abrasador sol caribeño.

Entre los 600.000 «cuentapropistas» (autónomos) florecieron «paladares» (restaurantes), bares, heladerías y discotecas. Su clientela eran extranjeros y cubanos con ingresos en divisas. El elevado precio de sus servicios era inalcanzable para la mayoría de los asalariados isleños. El turismo aceitaba el bienestar económico general.

A Trump le siguió la epidemia de COVID, la isla quedó cerrada a cal y canto y muchos negocios privados bajaron la persiana. Sin turismo durante más de un año, con el bloqueo unilateral estadounidense reforzado y aplicado extraterritorialmente, errores internos admitidos por los principales dirigentes comunistas, la situación fue de mal en peor. Pese a ‘experimentos’ para reflotar la economía, lejos de remontar empeora.

«Ahora estamos peor que en el ‘periodo especial’», comenta por teléfono Yuri, un guajiro que vende «javitas» (bolsas) en un mercado de frutas de la capital. Comenzó a mediados de los años 90. Se produjo cuando Moscú, tras la caída del bloque soviético, dejó de apoyar a La Habana. Aquella etapa se recuerda aún con pesar.

Empeoramiento de la situación

Según el último informe anual difundido por la ONEI, el sueldo medio estatal en 2023 fue de 4.648 pesos cubanos (37,18 euros, al cambio oficial de 125). Pero este año el peso cubano se derrumbó y ha llegado a cambiarse a 400 euros a mediados de mayo. A finales bajó a 350 porque las autoridades bancarias no ponen en circulación pesos cubanos y ha bajado la demanda.

Para la publicación digital ElToque, acusada por el gobierno de manipular las tasas de cambio, «los modelos macroeconómicos del OMFi sugerían que una tasa alrededor de 400 CUP por 1 USD era consistente con el tamaño de los desequilibrios previstos para 2024 en la economía cubana».

Sin embargo, los escasos datos del primer cuatrimestre y las nuevas crisis del obsoleto y descapitalizado sistema eléctrico nacional apuntan hacia un empeoramiento de la situación económica para los actores económicos, lo cual tendría un reflejo en la tasa de equilibrio para 2024.

El crecimiento del turismo se ha ralentizado, las exportaciones de bienes quedaron por debajo de lo esperado y la zafra azucarera sigue sin lograr la estabilización de la producción. «Al cierre de febrero de 2024, el desbalance en el presupuesto del Estado acumuló más de 20 000 millones de pesos».

Las noticias no son optimistas. El salario medio que hace un año se situaba entre los 30 y 50 euros. Actualmente, y debido a la tremenda inflación, ha descendido a menos de 10 euros al cambio.

La escasez de alimentos, medicinas y productos básicos y de gasolina, la dolarización parcial que permitía a quienes tenían tarjetas en divisas comprar en tiendas bien surtidas, pero a precios impagables para el cubano de a pie –una baguete se cobra 400 pesos cubanos (3,2 euros al cambio oficial, 1 en mercado negro) y un cartón de 30 huevos 4000 (32 euros al cambio oficial, 10 al cambio en mercado negro) –, derivó en una situación de malestar generalizado que dio origen a protestas nacionales nunca vistas.

«Del cerdo y del pollo mejor ni hablar», nos indica por WhatsApp Yenny, una cubana residente en España que viajó para visitar a su familia en Las Tunas. Descorazonada por lo que ha visto, asegura que no hay alegría en las calles. «Cada vez quedan más viejos y los jóvenes que pueden se van». Y entre tanto, los turistas brillan por su ausencia.