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El presidente ucraniano Volodimir Zelenski

El presidente ucraniano Volodimir ZelenskiAFP

Zelenski se asoma al fracaso de su Cumbre de Paz tras la negativa de China a participar y las dudas de EE.UU.

El presidente ucraniano trata de sumar el máximo número de apoyos a su Cumbre de Paz con el fin de dar legitimidad a la hoja de ruta que salga de ella para poner fin a la guerra

Hasta 107 países han confirmado su asistencia a la Cumbre de la Paz impulsada por el presidente ucraniano Volodimir Zelenski que se celebrará en Suiza del 15 y 16 de junio.

Pese a lo abrumadora de la cifra, la cumbre amenaza con convertirse en un fracaso para el presidente Zelenski debido a la ausencia confirmada de las grandes potencias.

Rusia, que no está invitada al evento por ser la potencia agresora, ridiculizó la Cumbre y la deslegitimó. Su principal aliado y sostén de Putin, la China de Xi Jinping, también declinó participar, lo que ha ocasionado un agrio enfrentamiento dialéctico entre Zelenski y Xi Jinping.

Estados Unidos, por su parte, no ha confirmado su asistencia y todo parece indicar que también será baja.

Un fracaso de la cumbre podría ser el último clavo en el ataúd del plan de paz de Zelenski y abriría un abismo ante el presidente ucraniano, cuyo mandato acaba de expirar, ya muy desacreditado por los reveses de las fuerzas ucranianas en los últimos meses en el campo de batalla y el desgaste de más de dos años de guerra y las agotadoras jornadas maratonianas de negociaciones diplomáticas con los aliados.

Zelenski fiaba el éxito de la Cumbre a la participación de China, a quien trata de cortejar para su causa desde el inicio de la guerra.

La negativa de China a participar supuso una honda decepción para el presidente ucraniano, que acusó a Pekín de esforzarse «para impedir a otros países asistir a la Cumbre de Paz».

China, que rechazó su participación con el argumento de que la ausencia de Rusia restaba legitimidad a la cita, contestó airada a Zelenski por medio del portavoz de su Ministerio de Exteriores, Mao Ning.

Lo cierto es que la negativa de China a participar ha generado un efecto cascada que ha llevado a otros países a declinar la invitación.

Es el caso, por ejemplo, de Arabia Saudí, otro de los pilares con los que Ucrania pretendía apuntalar su plan de paz.

Más desesperante para el Gobierno de Kiev es la espantada de Estados Unidos, que no ha dicho que se vaya a ausentar, pero tampoco ha confirmado que vaya a mandar un representante.

«Estamos decepcionados por el hecho de que algunos dirigentes mundiales todavía no hayan confirmado su participación», dijo lacónico Zelenski. ¿Un mensaje dirigido a Biden?

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