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Rishi Sunak y  Keir Starmer junto a la moderadora Julie Etchingham en el primer debate electoral

Rishi Sunak y Keir Starmer junto a la moderadora Julie Etchingham en el primer debate electoralEFE

Sunak intenta la remontada en un primer debate electoral que se saldó sin un ganador claro

El actual primer ministro mantuvo un tono agresivo para tratar de recuperar el terreno perdido en el inicio de la campaña

El primer ministro británico, Rishi Sunak, se mostró combativo en su primer debate electoral de cara a unas elecciones del 4 de julio (habrá uno más) contra el candidato laborista Keir Starmer, quien es el favorito según las encuestas. Starmer trató de defenderse de los ataques y proyectar una imagen de estadista.

En una declaración de intenciones, en un debate que tuvo lugar en Salford, cerca de Mánchester, en el norte de Inglaterra, Sunak, en ocasiones agitado y agresivo, reiteró las supuestas subidas de impuestos que los laboristas implementarían de llegar al poder, lo cual Starmer negó excepto en «casos específicos».

La moderadora del debate, Julie Etchingham, tuvo que interrumpir repetidamente a Sunak para darle la palabra a Starmer, quien se posicionó desde el inicio como el defensor de los ciudadanos y trabajadores comunes, criticando los 14 años de «caos» bajo gobiernos conservadores.

El actual líder de la oposición se presentó como un pragmático realista dispuesto a devolver el sentido común a la política británica, mientras que Sunak se mostró como un líder ambicioso con la visión y experiencia necesarias para lograr sus objetivos.

El primer bloque del debate

Tras las breves intervenciones iniciales de ambos candidatos, la economía y la sanidad dominaron la primera mitad del debate, celebrado en Salford (noroeste de Inglaterra).

Sunak destacó su gestión como ministro de Economía durante la pandemia de COVID-19, cuando lanzó un programa de protección del empleo, y advirtió que los «progresos» económicos logrados se pondrían en riesgo si la oposición llega al poder.

Starmer contraatacó al cuestionar por qué Sunak adelantó las elecciones si realmente cree que su plan está funcionando: «Eso es porque sabe que no es verdad y que la inflación va a volver a subir en los próximos meses».

Intentando mostrar su lado más empático, Starmer respondió a las preguntas del público del canal ITV, recordando sus propias dificultades económicas durante la infancia: «No creo que el primer ministro entienda su posición», dijo a una mujer que relató sus problemas financieros. Sunak insistió: «Los laboristas subirán los impuestos, está en su ADN».

El líder laborista también recibió aplausos en el segmento dedicado a la sanidad y la educación, dos áreas que han sufrido un notable deterioro en los últimos años.

Sunak, duro con la inmigración

El segundo segmento del debate favoreció a Sunak, quien defendió su plan de deportar inmigrantes ilegales a Ruanda y presentó a Starmer como incapaz de tomar decisiones difíciles. En uno de los contrastes más marcados de la noche, Sunak sugirió que estaría dispuesto a desoír las decisiones del Tribunal Europeo de Derechos Humanos para «proteger las fronteras». Starmer, abogado de profesión, afirmó que siempre respetaría los dictámenes de esa corte.

«No creo que los laboristas sean de fiar para proteger a este país», dijo Sunak. Starmer concluyó: «No pretendo tener una varita mágica, sino un plan pragmático para cambiar el Reino Unido con sentido común».

En las intervenciones finales, ambos candidatos subrayaron sus posturas de cara a las elecciones. Sunak replicó: «Más allá de aumentar los impuestos y saquear las pensiones, con Starmer, uno no sabe qué tendrá. En tiempos inciertos, no podemos permitirnos un primer ministro incierto».

Una vez terminado el debate, fue tiempo para los análisis, que se centraron en si Sunak logró remontar un poco el vuelo, pues todas las encuestas dan una aplastante mayoría al partido Laborista. No obstante, un sondeo del instituto de investigación Yougov considera que el actual primer ministro salió fortalecido de este primer asalto, pues le dio como ganador por la mínima, con un 51 % de votos frente al 49% para Starmer.

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