Argentina
La caída del último caudillo peronista: 16 años de cárcel para José Alperovich por violar a su sobrina
Tres veces gobernador de la provincia de Tucumán Alperovich, la máxima expresión del caciquismo y lealtad kirchnerista, quedó también inhabilitado para ejercer cargos públicos de por vida
Acumuló hasta una treintena de denuncias por diferentes delitos, pero siempre lograba escabullirse de la justicia. José Alperovich se sentía -y era- impune, pero el destino le esperaba para condenarle por uno de los delitos más aberrantes: violación consecutiva de su sobrina segunda y ex secretaria.
Fue tres veces gobernador de la provincia argentina de Tucumán, territorio que gobernaba como un coto privado de caza. Llegó a tener cerca del 80 por ciento de los votos en su reelección y junto a su mujer, Beatriz Rojkés, representaba la máxima expresión del caciquismo y lealtad kirchnerista.
En Tucumán, durante una década oscura, no se movía una hoja sin que el matrimonio Alpérovich lo supiera. Nombraban jueces, amedrentaban a periodistas, decidían dónde colocar los fondos provinciales o a quien beneficiar con los proyectos públicos.
A la sombra de Cristina Fernández de Kirchner, Alperovich parecía perpetuarse en el poder y mantener a raya a opositores y prensa crítica. Pero ni él ni la viuda de Néstor Kirchner eran eternos.
La hora de la verdad y de la justicia le encontró ahora con «68 años, 4 hijos y 11 nietos», como proclamó durante el juicio para tratar de demostrar que a su sobrina segunda, a la que según la sentencia violó en nueve ocasiones, no le había puesto una mano encima.
La joven sufrió abusos en la oficina, en el domicilio y hasta en el automóvil del tío más poderoso de la familia y de Tucumán
La secuencia de los hechos que el tribunal consideró probados le quitó al razón. La joven sufrió abusos en la oficina, en el domicilio y hasta en el automóvil del tío más poderoso de la familia y de Tucumán. 16 años de prisión e inhabilitación perpetúa para ocupar cargos públicos es la sentencia que se disponen a apelar sus abogados, ironías de esta nueva y vieja Argentina, miembros del del despacho de Mariano Cuneo Libarona, el actual ministro de Justicia.
Los hechos sucedieron entre diciembre de 2017 y diciembre de 2018. La joven, de la que por protección de su intimidad sólo se publican las iniciales M.F.L. en ese tiempo trabajaba en el equipo de campaña del tio como secretaria. La víctima, hija de un primo hermano suyo tenía 27 años cuando se cometieron los abusos. El juicio trascurrió como otros anteriores donde el poder se atraviesa y pone en evidencia una estructura provincial donde las instituciones están al servicio del poder.
El silencio del condenado
Alperovich, como recuerda la agencia Efe, permaneció mudo al escuchar el fallo. La verborragia de la que había hecho gala antes y durante el proceso judicial brilló por su ausencia cuando escuchó las palabras del juez Juan María Ramos Padilla que le reprochó la «intimidación, abuso de relación de dependencia, de poder y de autoridad», antes de ordenar su traslado a una cárcel federal.
«Yo no abusé de ella, eso es una mentira», se defendió durante el juicio. «Estoy muerto en vida... Esta causa fue armada», insistió en días anteriores. José Alperovich, el hoy condenado, también, cuestionó el vínculo familiar con la muchacha: «Son títulos que se ponen, dicen que es mi sobrina, pero ella nunca me dijo tío y yo nunca le dije sobrina», argumentó .