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El primer ministro francés, Gabriel Attal, junto al presidente Emmanuel Macron, en ParísAFP

Francia

Gabriel Attal se convierte en la cara amable de la campaña electoral francesa frente a un repudiado Macron

El presidente francés cede su protagonismo a su hombre de confianza y actual primer ministro tras registrar el peor índice de aprobación de su mandato

Emmanuel Macron es consciente de que no levanta demasiadas pasiones entre los franceses. Su popularidad se ha desplomado, y tras la derrota de su lista en las elecciones europeas del pasado 9 de junio, en las que el partido de su némesis, Marine Le Pen, aglutinó el doble de votos, el presidente decidió convocar elecciones legislativas. Esta convocatoria sorprendió incluso a integrantes de su propio Gobierno. El presidente galo tomó la decisión en cuestión de minutos y tan solo con el asesoramiento de unos pocos íntimos. El propio primer ministro y hombre de confianza de Macron, Gabriel Attal, trató de evitar este fatal desenlace ofreciendo su cabeza.

El presidente galo rechazó su dimisión, porque, aunque su golpe de efecto fue temerario, sabe que el único capaz de remontar la campaña electoral de Renacimiento es el joven Attal. Macron ha decidido ceder todo el protagonismo al primer ministro y desdibujarse por completo de la contienda. En las papeletas electorales no aparece su rostro e, incluso, se evita cualquier referencia a su persona. Renacimiento ha pasado de ser Macron, a evitar identificarse con él. El presidente galo registra el peor índice de confianza desde el inicio de su segundo mandato, con el 24 % de aprobación, según un sondeo del diario francés Les Échos.

Solo durante la crisis de los «chalecos amarillos», en 2018, Macron sufrió un golpe similar, rozando el 23 % de apoyo. Esta mala imagen que arrastra el presidente francés también afecta, aunque no lo quiera, a su delfín Attal. El mismo sondeo apunta que el índice de confianza en el primer ministro ha vuelto a caer, por quinto mes consecutivo, otros cuatro puntos. Sin embargo, los expertos coinciden en que Attal es la figura mejor posicionada dentro de Renacimiento para liderar la campaña. Un sondeo hecho público por la cadena de televisión francesa BFMTV, a principios de este mes, recogía que 7 de cada 10 franceses creen que Macron es «más bien un hándicap para su campo».

Attal, diligente, ha recogido el testigo de su mentor y se ha colocado en el frente de batalla de cara a las elecciones legislativas. Tertulias, entrevistas y declaraciones a la prensa. El primer ministro ya está en la carrera, aunque lejos de la cabeza. Otra cara joven le disputa el puesto, Jordan Bardella, el presidente de Agrupación Nacional (RN), y que ya ha lanzado el órdago de que sólo aceptará el puesto si consigue una mayoría holgada. Attal, exministro de Educación, ha entrado al choque con Bardella. El primer ministro comparó el programa electoral RN con una «cebolla» que se va «pelando» y «al final sólo quedan los ojos para llorar».

La alternativa que ofrece Attal, quien este jueves presentó su programa para las legislativas, se basa en una batería de medidas económicas. El primer ministro prometió un nuevo presupuesto para este mismo verano con la mirada puesta en el ahorro y la lucha contra el fraude. «No habrá aumento de impuestos, pase lo que pase», subrayó durante su comparecencia. En política exterior, lo tiene claro. Pleno apoyo a Ucrania en su lucha contra la invasión rusa y una llamada a la desescalada en la guerra en la Franja de Gaza. «Europa y el mundo nos están observando», advirtió Attal. Como ya lo hizo Macron, el primer ministro se ha vendido como el dique de contención ante los extremismos a ambos lados del arco político francés.

A pesar de todos los esfuerzos, el escenario que se le plantea a Macron, tras la segunda vuelta de las legislativas el próximo 7 de julio, es una «cohabitación» con un primer ministro de un singo político distinto al suyo. Los sondeos otorgan la victoria a la formación de Marine Le Pen, con el 33 % de los votos, seguido del Nuevo Frente Popular –una coalición de las fuerzas de la izquierda–, con un 28 %, y en tercer lugar, la coalición presidencial, con el 18 %. De cumplirse estos pronósticos, Macron compartirá cuota de poder con la formación con la que prometió acabar, pero ha acabado encumbrando.