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08 de septiembre de 2024

Eduardo de Rivas
Crónica deEduardo de RivasDesde Bruselas

Meloni y Macron, condenados a entenderse pero también a no soportarse

La disputa por el aborto en el G-7, las negociaciones por los altos cargos de la UE y que los conservadores hayan superado a los liberales en la Eurocámara han elevado la tensión entre ambos

Madrid Actualizada 04:30

Ilustración Emmanuel Macron y Giorgia Meloni

Ilustración: El Debate / Foto: AFP

Mientras en el centro de Bruselas se debaten los top jobs, los altos cargos que regirán la Unión Europea para la próxima legislatura, las miradas se dirigen hacia una rivalidad que ya empieza a ser normal pero que, aunque pasen semanas, meses y años, sigue atrayendo el interés de las cámaras. En cada reunión, en cada cumbre que se ven saltan chispas entre Emmanuel Macron y Giorgia Meloni, dos personas muy diferentes en su forma de ser, de pensar y de actuar que están condenadas a entenderse, ya que representan a dos de las potencias europeas, pero que nunca terminarán de llevarse bien.

La mirada que le dirigió Meloni a Macron en la última reunión del G-7 la pasada semana fue más que llamativa. Daba muestras de hastío más que de cualquier otra cosa, de una falta de interés alarmante por mantener las formas y fingir que existe una buena relación cuando no lo es. No obstante, Macron le había dedicado críticas feroces a la italiana y a su grupo parlamentario durante la campaña electoral y Meloni no se mostró por la labor de dejarlo pasar. Contrastó, además, con el cariño con el que recibió al argentino Javier Milei en la misma cumbre.

La tensión entre ambos terminó de estallar a cuenta del debate sobre el aborto. Francia venía insistiendo que en la declaración final del G-7 debía señalar su compromiso con el derecho al aborto, como ya había conseguido Macron al meterlo en su Constitución y casi lograr hacer lo mismo a nivel comunitario. Meloni no solo se oponía en rotundo sino que no estaba dispuesta a que en territorio italiano, con ella de presidenta, se firmara algo similar. Y no se hizo.

El tema del aborto fue la gota que colmó el vaso en sus malas relaciones, que ya venían de atrás y que todavía tendría un capítulo más durante las negociaciones sobre los altos cargos de la UE. Macron sufrió un varapalo considerable en las urnas, pero se plantó en Bruselas creyendo que tenía la llave para cerrar los acuerdos y podía vestirse, una vez, de protagonista. Los populares y los socialistas pretenden apoyarse en él para dejar de lado a los conservadores de Meloni, pero una cosa es esa y otra que pueda llevar la voz cantante en las negociaciones.

A Macron le gusta ser el perejil de todas las salsas, pero esta vez no tiene capacidad. Aún así, se reunió con Sánchez, Scholz, Rutte, Tusk y Mitsotákis para llegar a la cumbre de socios europeos con un acuerdo ya cerrado que plantear al resto. Y eso enfureció a Meloni. No solo la habían excluido a ella, sino que habían incluido a Macron en las conversaciones y habían ninguneado a 21 líderes de Estado llegando, además, tarde a la reunión.

Al contrario que Macron, Meloni ha salido reforzada por el resultado de las urnas. La primer ministro italiana considera que se debe respetar lo que han votado los ciudadanos y que la derecha debería tener mayor presencia, pero también es consciente de que entre populares, socialistas y liberales pueden aprobar los nombramientos por mayoría cualificada. No sería inteligente, eso sí, porque cada vez que tuvieran que votar algo en el Consejo encontrarían un muro conservador que les pondría muy difícil la legislatura.

La próxima semana se volverán a ver las caras, pero Meloni ya avisó de que si volvía a asistir a una situación «surreal» como la de la primera cumbre en la que no se percibía «un cambio», a buen seguro que habría «sorpresas» a la hora de votar en el Parlamento. Un mensaje sutil pero dirigido a los líderes que lo quisieran entender. Al fin y al cabo, ahora los conservadores son la tercera fuerza en la Eurocámara mientras los liberales de Macron siguen en descenso tras haber perdido siete diputados esta semana. Les toca a populares y socialistas elegir en qué muleta apoyarse.

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