Guerra Civil en Sudán
Millones de niños sufren hambre en Sudán
Unos 25 millones de personas necesitan asistencia humanitaria y 18 millones de ellas sufren hambre aguda
Quizá ya sea demasiado tarde para los nueve millones de niños que no comen ni lo necesario ni con regularidad. En la misma situación se encuentran casi cuatro millones en Sudán. «Para los bebés que enfrentan desnutrición aguda será demasiado tarde», confirman desde la ONU.
Las predicciones aseguran que hasta cuatro millones podrían perecer en breve por la ausencia de comida, tal y como afirma Timmo Gaasbeek, ministro de Asuntos Exteriores de Países Bajos.
La población total sólo de Sudan abarca 47 millones de personas, de los que casi un 45 % son niños. Ahora es el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) el que lanza la voz de alarma por un pueblo que vive sumido en la miseria más extrema provocada por un golpe militar sufrido en 2011.
Las cifras pantagruélicas apuntan al desplazamiento forzoso de casi cuatro millones de personas y donde 8,5 millones de niños (el equivalente a todos los habitantes de Austria) depende directamente de la ayuda humanitaria. La misma cifra de desplazados forzados a huir por la pobreza y la violencia que les empuja, sobre todo hacia Sudán del Sur y Chad.
En medio de este caos, se han reportado 3.130 violaciones graves contra los derechos a la infancia. Y el panorama se ha agravado con creces en 2024. Las cifras totales abruman: unos 25 millones de personas necesitan asistencia humanitaria y 18 millones de ellas sufren hambre aguda.
Muertes evitables
Según Catherine Russell, directora de la agencia de las Naciones Unidas para la infancia, Sudán se ha convertido en uno de los peores lugares del mundo para ser niño.
La inestabilidad política ha provocado el mayor desplazamiento de niños del mundo con millones de ellos desnutridos y exentos de su asistencia al colegio. Ya que Sudán lleva sumido en una guerra civil desde 2019 en la que se han registrado 15.000 asesinatos.
«Es una guerra contra poblados, casas, hospitales, escuelas y sistemas vitales que han quedado reducidos a escombros». Y constató que «es una guerra contra los derechos humanos y la ley internacional, [en la que] los ataques indiscriminados matan, lastiman o aterrorizan a civiles y a trabajadores humanitarios».
De hecho, los combatientes de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) están acusados de saquear ampliamente los recursos y han estado asediando una ciudad de casi dos millones de habitantes, El Fasher, durante más de un mes. Desde la ONU, confirman que se usa el hambre como arma arrojadiza entre los bandos.
António Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), declaró hace menos de un mes que «es una guerra contra poblados, casas, hospitales, escuelas y sistemas vitales que han quedado reducidos a escombros». En definitiva, –prosiguió–, «contra los derechos humanos y la ley internacional, [en la que] ataques indiscriminados matan, lastiman o aterrorizan a civiles y a trabajadores humanitarios».
Planes para un rescate
La ONU elaboró un Plan de Respuesta Humanitaria, del que sólo logró financiar 6 %, y un Plan de Respuesta a los Refugiados, que cuenta con 7 % de los recursos que necesita. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, anunció 2.000 millones de ayuda en una reunión en París definiéndola como «una de las peores crisis del mundo» y advirtió que «los crímenes de guerra no quedarán sin castigo».
No obstante, no es fácil hacer llegar la ayuda a los más necesitados con la injerencia de Rusia «que está involucrada en eso de alguna manera, como mediador, pero también como agente», según Josep Borrell, jefe de la diplomacia de la Unión Europea. A esto hay que añadir que el Ejército sudanés y la RSF restringen, con fusil en mano, la llegada de la ayuda humanitaria.
El fututo de Sudán se vislumbra inestable con una infancia desescolarizada, una nación desinstitucionalizada, dividida en dos y a la que se le resiste una paz que tardará aún en llegar.