Elecciones generales en Reino Unido
Corbyn derrota a los laboristas y otras sorpresas de la noche electoral del Reino Unido
El exlíder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, defenestrado por el nuevo premier, Keir Starmer, se impuso al candidato laborista en la circunscripción londinense por la que se presentaba de Islington North. Corbyn, que decidió concurrir como candidato independiente tras ser expulsado del Partido Laborista en 2020, superó a su excompañero de formación Praful Nargund, durante la noche electoral británica. La venganza se sirve en frío, y el controvertido exlíder laborista ha entrado en la Cámara de los Comunes.
Las elecciones de este 4 julio en Reino Unido han teñido el mapa británico de un rojo laborista. La formación de Starmer ha conseguido su mayor victoria en casi 200 años, con 412 escaños, frente a los 121 que ha cosechado el Partido Conservador, de Rishi Sunak. Pero, más allá de un resultado que ya se daba por descontado, la noche electoral ha dejado otros momentos claves, dignos de destacar.
Liz Truss pierde su escaño
La primera ministra de Reino Unido más fugaz, Liz Truss, ha perdido su escaño en la circunscripción de South West Norfork ante el candidato laborista Terry Jermy. Truss, que llegó al nº10 de Downing Street tras la dimisión de Boris Johnson, precipitada por el 'PartyGate', consiguió acabar con la confianza de los mercados y hundir la economía británica en tiempo récord. Sus medidas económicas le acabaron costando el puesto y después de 45 días salió como llegó, por la puerta de atrás. Más duró una lechuga que Truss al frente de Reino Unido.
Nigel Farage entra en el Parlamento
Los que vienen por lo que se van. Mientras Truss dice adiós a Westminster, el que por fin dice hola es el populista Nigel Farage, líder de Reform UK. Dicen que lo que cuenta es participar, y Farage ha participado hasta en ocho ocasiones. Finalmente, este jueves lo ha conseguido. El pupilo de Donald Trump y gran arquitecto del Brexit ha conseguido entrar en la Cámara de los Comunes al vencer en la circunscripción de Clacton-on-Sea, en el este de Inglaterra.
El líder de Reform UK, y como ya lo advirtió durante la campaña electoral, ha insistido en que su objetivo es competir por las elecciones generales de 2029. «Hay un vacío enorme en el centroderecha y es mi misión llenarlo. Mi plan es crear un gran movimiento nacional en los próximos años», ha prorrumpido un pletórico Farage, que en su circunscripción ha arrasado en detrimento del candidato conservador.
Estallan las luchas internas entre los 'tories'
El Partido Conservador ha sufrido, esta noche, un duro varapalo, llegando a perder hasta 250 escaños con respectos a las elecciones de 2019. Las luchas intestinales de los conservadores han provocado una profunda división entre sus bases. Grandes nombres que se perfilaban como posibles futuros candidatos a liderar el partido han perdido sus asientos y la pelea por ver quién sustituirá a Sunak será a vida o muerte.
El nacionalismo en Escocia se desploma
El Partido Nacional Escocés (SNP), cuya bandera es la independencia de Escocia, tampoco ha tenido una de sus mejores noches. La formación, liderada por John Swinney, ha dejado de ser la primera fuerza, una posición que ha pasado a ser de los laborista. El SNP ha perdido hasta 38 escaños, muy lastrado por los casos de corrupción que han salpicado a la exprimera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, y a su círculo más cercano. Figuras clave de la formación nacionalista como Stephen Flynn pierden su escaño y el debate sobre el independentismo queda enterrado, al menos por ahora.
Los liberaldemócratas remontan
La formación que sí ha salido bien parada este 4 de julio ha sido el Partido Liberal Demócrata, liderado por Ed Davey, que ha logrado salir de su gran crisis y se ha posicionado como tercera fuerza, con 71 escaños, 63 más que en 2019. Un resultado que Davey ha calificado de «récord».
Reino Unido cierra, este viernes, una etapa crucial, de 14 años de gobiernos conservadores, con unos últimos años bastante tortuosos. La culminación del Brexit, por parte del Partido Conservador, acabó por lastrar la confianza de los británicos. Las continuas polémicas y la mala situación económica del país, con unos servicios públicos abandonados, han pasado factura a los tories, que ahora pasan la batuta de mando a los laboristas para, al menos, los próximos cinco años.