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CrónicaGustavo Morales

El síndrome de Lampedusa se asoma en las elecciones de Irán

Las elecciones presidenciales en la República Islámica no se han interrumpido nunca, ni durante los ocho años de guerra ni durante el cerco y las sanciones

Partidarios del candidato presidencial iraní de línea dura Saeed Jalili, durante una campaña electoral en TeheránEFE

La presidencia de la República Islámica de Irán se decidirá en una segunda vuelta el 5 de julio. Participarán en aquellos comicios dos veteranos de la guerra impuesta por Saddam Hussein (1980-1988): el médico y diputado Masud Pezeshkian, con fama de reformista, que recibió en la primera vuelta 10,41 millones de votos; el rigorista Said Jalili, quien obtuvo 9,47 millones de votos. Acabaron la primera vuelta con el 42 % y el 38 % del voto, respectivamente.

Múltiples analistas advierten que todos los candidatos, sin excepción, no dejan de ser fieles al sistema teocrático actual basado en la tesis del ayatolá Ruhollah Jomeini: Velayat alfaquí, el gobierno de los jurisconsultos islámicos.

Las elecciones presidenciales en Irán no se han interrumpido nunca, ni durante los ocho años de guerra ni durante el cerco y las sanciones. Esta es la segunda vez desde la revolución de 1979 que una elección presidencial llega a una segunda vuelta.

Jalili, el candidato rigorista, fue secretario del Consejo Superior de Seguridad Nacional de Irán entre 2007 y 2013

Jalili, el candidato rigorista, fue secretario del Consejo Superior de Seguridad Nacional de Irán entre 2007 y 2013 y participó en las negociaciones de su país en Viena, impulsadas por el presidente Obama, con las potencias opuestas al desarrollo del programa nuclear de Irán. Con anterioridad había sido viceministro de Exteriores para Asuntos de Centro y Norteamérica.

Considerado protegido de Mochtabá Jameneí –hijo del líder supremo de Irán, Seyyed Alí Jameneí–, Yalilí es una de las personalidades paradigmáticas de la corriente neoprincipalista del complejo espectro político iraní, surgida con el expresidente Mahmud Ahmadineyad tanto frente al reformismo liberalizador como frente al conservadurismo tradicional en torno a la adhesión estricta a la jefatura clerical del estado y al apoyo del Ejército de Guardianes de la Revolución Islámica.

Formación

Nacido en 1965 en la jorasaní ciudad de Mashhad, Yalilí pasó años de su formación académica entre los estudios y la lucha en la guerra Irán-Irak como voluntario, en una unidad dependiente de la Guardia Revolucionaria iraní, donde perdió la pierna derecha. Completó su formación académica con un doctorado en Ciencias Políticas por la Universidad Imam Sadeq de Teherán. Su tesis sobre la diplomacia de Mahoma, titulada El paradigma de pensamiento político islámico del Sagrado Corán, se publicó en 1994 como La política exterior del Profeta. Yalilí habla persa, inglés y árabe.

Tras trabajar como profesor en la universidad, en 1989 ingresó en el Ministerio de Asuntos Exteriores. En 2001 entró a desempeñar labores directivas en la planificación política de la oficina del líder supremo de Irán y, en 2005, fue designado como viceministro para Asuntos Europeos y Americanos y asesor del entonces presidente Ahmadineyad. Dos años más tarde abandonó el puesto para hacerse cargo de la secretaría del Consejo Superior de Seguridad Nacional, asumiendo entre otras competencias la jefatura de las negociaciones de Irán en torno a su programa nuclear, hasta su reemplazo en septiembre de 2013 por Alí Shamjaní como secretario del Consejo y por el ministro de Exteriores Mohammad Yavad Zarif como negociador nuclear de los acuerdos de Viena donde se mostró como negociador inflexible.

Obstáculo para el pacto nuclear

Saíd Yalilí fue acusado de ser una de las razones principales por las que las conversaciones internacionales en torno al programa nuclear de Irán no han obtenido mejores resultados. Dichas críticas fueron retomadas en el tercer debate televisivo previo a la elección presidencial de Irán de 2013 por el candidato doctor Alí Akbar Velayatí, exministro de Exteriores y consejero del líder supremo de Irán en política exterior durante dieciséis años, quien afirmó: «No se ha conseguido nada, las medidas de bloqueo se han incrementado constantemente y la gente ha sufrido una presión creciente... La diplomacia no consiste en declararse uno principalista e inflexible. La diplomacia no es mostrar violencia y dureza. La diplomacia es cooperación e intercambio. No es posible que ellos den todo lo que nosotros queremos sin que nosotros hagamos nada. La diplomacia no es emitir comunicados desde una tribuna».

Yalilí desmintió en el mismo debate electoral del 7 de junio los datos presentados por Velayatí y legitimó su gestión por estar basada en «el puro islam mahometano» y en una reciprocidad medida en el intercambio, y criticó los resultados de la política de los gobiernos de Jatamí (1997-2003) y Rafsanyaní (1989-1997), en particular la ley D'Amato-Kennedy adoptada por el Congreso de los Estados Unidos en agosto de 1996 y el encasillamiento de Irán en el «Eje del mal» en enero de 2002 por el presidente de Estados Unidos George W. Bush, a pesar de la cooperación iraní en la invasión anglo-estadounidense de Afganistán en 2001.

Elección presidencial persa de 2013

Saíd Yalilí concurrió como candidato a la presidencia de Irán el 11 de mayo de 2013, siendo su director de campaña el diplomático Alí Baqerí. Con la eliminación de la candidatura de Kamrán Baqerí Lankaraní, Yalilí se alzó como candidato principal del conservador Frente por la Firmeza de la República Islámica con el apoyo del ayatolá Mesbah Yazdí –quien expresó el deseo de que Yalilí revivificase los valores islámicos en la sociedad iraní–. Yalilí con poco más de cuatro millones de votos quedó en tercera posición tras el ganador Hasán Rouhaní y tras Mohammad Baqer Qalibaf que se ha vuelto a presentar y a perder.

Para evitar una segunda vuelta deberían haber superado el 50 % o aún más lejos

Para evitar una segunda vuelta deberían haber superado el 50 % o aún más lejos. Y ahora quedan fuera de la contienda presidencial el actual presidente del Parlamento, Mohamad Bagher Ghalibaf, otra vez, inasequible al desaliento, y el religioso Mostafa Purmohammadi. Todos ellos recomiendan ahora el voto a Yalilí.

Crece la abstención

Las elecciones en su primera vuelta estuvieron marcadas por una escasa participación, históricamente baja. Con un 60 % de abstención, con 24,5 millones de papeletas contabilizadas, superando el récord negativo de 51 % en las anteriores, lo que expresa la falta de confianza de los votantes iraníes sin que de nada sirviera la campaña por la participación que el ayatolá Ali Jamenei, máximo líder del país, emprendió días antes de los comicios para promover la «participación entusiasta» de los votantes para la unidad nacional y para enviar un mensaje a los enemigos externos. Como parte de estos esfuerzos, se difundieron imágenes del mandatario votando y de su discurso posterior convocando, en un llamamiento de última hora, a las urnas. Disidentes, sobre todo desde el exterior, habían pedido a sus compatriotas que no participaran en los comicios convocados tras la inesperada muerte del entonces presidente Ebrahim Raisi.

Pezeshkian: ¿hay posibilidad de un cambio?

El posible vencedor de las elecciones presidenciales de este mes de julio es el candidato más alejado del líder Alí Jamenei y el resto de los dirigentes de la República creada por Jomeini. Puede ser quien recoja en las urnas las protestas por la deficiente situación económica, la creciente carestía y el malestar de las mujeres y la clase media persas, aunque Pezeshkian, de 69 años, cirujano cardíaco y veterano de guerra, tampoco es un político novel recién llegado ni un opositor radical: es diputado reincidente de una ciudad del noreste y fue primer vicepresidente del Majlis. La trayectoria política de Pezeshkian comenzó cuando se unió a la administración de Mohammad Jatamí, autor de la teoría del diálogo de civilizaciones, como viceministro de Salud en 1997. Fue ascendido a ministro de Salud cuatro años después, cargo que ocupó de 2001 a 2005. Desde entonces, ha sido elegido miembro del Parlamento iraní cinco veces, en representación de Tabriz, y se desempeñó como primer vicepresidente del parlamento de 2016 a 2020. Pezeshkian ha recibido el respaldo público de dos expresidentes reformistas, Hassan Rouhani y Mohammad Jatami, y del exministro de Asuntos Exteriores, Mohammad Javad Zarif.

Pezeshkian es también profesor del Corán y recitador de La cumbre de la elocuencia, un texto del imán Alí, clave para los musulmanes chiítas. También es miembro de la Sociedad de Amistad Irán-Turquía, muy popular en Tabriz dado el origen de sus pobladores.

Aunque es definido como «reformista» algunos mantienen que quiere acercarse a Occidente y recuerdan sus críticas al Gobierno durante las protestas tras la muerte de Mahsa Amini, una mujer kurda como la madre de Pezeshkian. Amini fue la joven que falleció bajo custodia policial por haber incumplido el código de vestimenta.

El ayatolá es quien decide los destinos del país

Tras emitir su voto, por ejemplo, aseguró en palabras recogidas por el Times of Israel: «Respetaremos la ley del hiyab, pero nunca debe haber comportamientos intrusivos o inhumanos hacia las mujeres».

Incluso si quisiera realizar grandes cambios, señalan los expertos, el papel del presidente es secundario ante el líder supremo: el ayatolá es quien decide los destinos del país. Además, Pezeshkian despierta recelos entre la oposición más radical por ser uno de los pocos candidatos aprobados por un órgano de control, la asamblea de expertos, para presentarse a la cita electoral. Sólo fueron avalados seis de ochenta candidatos presentados.

En última instancia, sí destacan que el resultado del sufragio podría cobrar mayor importancia cuando sea hora de sustituir a Jamenei, que con 85 años lleva más de 30 en el poder, por encima de la Presidencia y del Parlamento.

Unas elecciones accidentadas: los separatistas se han hecho notar durante el proceso electoral. Dos miembros de las fuerzas de seguridad murieron después de que hombres armados no identificados atacaran un vehículo que transportaba urnas electorales en la provincia de Sistán-Baluchistán, según informes de los medios estatales persas.