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José María Ballester EsquiviasElecciones legsiativas francesas
Perpiñán

Macron cae en la trampa del «frente republicano» que él mismo impulsó

Ha sido el único responsable de que una coalición encabezada por la izquierda más radical, en cuyo seno Jean-Luc Mélenchon sostiene la sartén por el mango

Emmanuel Macron presidente de FranciaLudovic Marin / AFP

Sí, es verdad el «frente republicano», versión francesa del cordón sanitario, es decir la coalición de contrarios improvisada para cerrar el acceso al poder a la Agrupación Nacional, ha alcanzado su objetivo: los resultados de la segunda vuelta de las legislativa anticipadas han dejado al partido de Marine Le Pen y Jordan Bardella muy por debajo de sus expectativas, con algunos picotazos muy hirientes, como la derrota, en un distrito de la provincia de la Sarthe -capital: Le Mans- de Marie-Caroline Le Pen, hermana mayor de Marine, por un puñado de votos, a manos del candidato del Nuevo Frente Popular. Salvo que el recuento que puede durar varias horas invierta radicalmente la tendencia, la Agrupación Nacional no dirigirá ni formará parte del próximo Gobierno francés.

Sin embargo, Le Pen, Bardella y los suyos no son los principales derrotados de esta jornada electoral. El gran derrotado de la noche reside en el Palacio del Elíseo -en principio hasta 2027, pero la incertidumbre se acelera a partir de hoy- se llama Emmanuel Macron. Ha sido el único responsable de que una coalición encabezada por la izquierda más radical, en cuyo seno Jean-Luc Mélenchon sostiene la sartén por el mango, se haya convertido en la principal fuerza de la nueva Asamblea Nacional.

Una frase que, por analogía, podría aplicarse al Macron de 2024. Aunque con una gran diferencia: el incendio de ahora no se limita ya al «piso», sino que asola a todo el edificio. Al edificio llamado Francia.

Desconcierto del macronismo

Llama la atención el desconcierto del macronismo nada más conocerse los resultados. Por ejemplo, Stéphane Séjourné, actual ministro de Asuntos Exteriores y fundador del partido presidencial Renacimiento, ha estimado oportuno ilustrarse con un comentario propio de un tertuliano: «Mélenchon no puede gobernar Francia». ¿Solo porque él acorralado, lo diga? Por su parte, el todavía primer ministro Gabriel Attal, nombrado en enero, presentará mañana su dimisión, si bien ha avisado que «permanecerá en su puesto mientras el deber lo exija». Ya se verá.

El único, dentro de la mayoría saliente, quien ha hecho, hasta el momento, gala de lucidez, ha sido Édouard Philippe, primer ministro entre 2017 y 2020, en los inicios de la era Macron: ha pedido un Gobierno «en que no participen ni La Francia Insumisa [componente más radical del Nuevo Frente Popular] ni la Agrupación Nacional». Philippe lleva tiempo marcando distancias con el jefe del Estado. Todo está dicho: hoy empieza un nuevo ciclo político en Francia. Con un Macron acorralado.