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El director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, ha alertado contra la posibilidad de un segundo Chernóbil -la mayor catástrofe nuclear ocurrida en 1986- al realizar su primera inspección a la central rusa de Kursk, amenazada por los ataques ucranianos contra dicha plantas nucleares junto a la de Zaporiyia, donde la situación se ha agravado «considerablemente».

La semana pasada las fuerzas ucranianas atacaron una torre de enfriamiento de la central nuclear con dos drones, provocando un incendio. Además, la ciudad aledaña, Energodar, es objeto de periódicos bombardeos de artillería y ataques de drones, subrayó la agencia nuclear rusa.

Algo semejante ocurre con Kurchatov, la ciudad satélite de la central nuclear de la región fronteriza de Kursk, donde el miércoles un dron atacó una planta distribuidora de electricidad como parte de la incursión militar ucraniana que comenzó el pasado 6 de agosto.

«Todos los días en la ciudad se activan las alarmas aéreas entre 10 y 12 veces. Durante la última jornada las sirenas sonaron 21 veces», dijo Lijachov a Grossi. El director general de Roscosmos advirtió que «estas acciones no solo generan una amenaza directa para las dos centrales nucleares, sino que violan los postulados de seguridad nuclear del OIEA». «Esto puede ocasionar un daño irreparable al prestigio y la imagen de la energía mundial a nivel mundial», zanjó Lijachov.