Tres vs. uno: los moderadores del debate cuestionan e interrumpen a Trump mientras que callan con Harris

Cincuenta y seis días. Cada vez queda menos arena en el reloj para conocer quién ocupará el Despacho Oval de la Casa Blanca. Pero antes de llegar a Washington, Filadelfia se convertiría en la capital de Estados Unidos por una noche. Allí se posaron las miradas del mundo entero para seguir el cara a cara más esperado: el primer debate entre la candidata demócrata y vicepresidenta, Kamala Harris, y el republicano y expresidente, Donald Trump.

Tras la confirmación de Harris como sucesora de Joe Biden, los demócratas han sido capaces de recuperar la ventaja que Trump atesoraba, apretando cada vez más los comicios. Ante la relevancia máxima de un encuentro que podría ser decisivo, la cadena americana ABC News, que organizó el debate, decidió tomar parte por uno de los candidatos. O al menos, eso parecía.

Los periodistas David Muir, presentador y redactor jefe de ‘World News Tonight’, y Linsey Davis, presentadora de ‘Prime’ de ABC News Live, fueron quienes moderaron el debate. Ambos se encargaron de cortar, cuestionar y entorpecer las respuestas de Trump (encontraron bulos como que los demócratas querían «ejecutar bebés después de nacer» —ni es legal en todo el país, ni ningún gobernador del partido ha corroborado esa afirmación—).

Mientras tanto, la reacción más habitual de los conductores del debate cuando Harris acusaba finalizaba su turno era presentar el siguiente tema o darle el turno a su oponente.

Trump, incómodo; Harris, al ataque

Esta sensación se extendió en redes sociales, viralizándose una ilustración de Trump contra Harris y los dos periodistas compartiendo un atril con el logo de ABC News. El sobrino de John F. Kennedy, Robert F. Kennedy Jr., no calló ante esta situación.

Estaba enfrascado en la inmigración ilegal como fuente y origen de todos los problemas sociales de Estados Unidos, a la vez que criticaba la administración económica de Biden, vaticinando que, si la demócrata alcanzaba el poder, se convertirían en «Venezuela con esteroides».

Aunque en declaraciones posteriores se mostraba contento con el trabajo realizado, lo mejor del republicano fue su minuto de oro, para el que guardó su ataque más sencillo y que desaprovechó en los 89 anteriores. Si la candidata demócrata tiene tan buenas propuestas para solucionar los problemas del país, «¿por qué no lo ha hecho antes?», se preguntaba.

Harris tomó la iniciativa desde el primer momento, siendo ella la que fue a saludar a su rival con determinación, con un firme «Hola, soy Kamala Harris», y reaccionando exageradamente a las palabras de Trump, sabiendo de la emisión en constante pantalla dividida. Tras recapitular todo lo expuesto en un flojo final, abandonó la sala con la sensación de haber salvado una bola de partido.