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Así custodia el Ejército ecuatoriano sus embalses ante la crisis energética

Los militares toman control de principales hidroeléctricas del país antes de nuevos apagones

Las Fuerzas Armadas de Ecuador tomaron este martes el control de los principales centrales hidroeléctricas del país antes de que comiencen una serie de apagones programados a nivel nacional por la imposibilidad de abastecer la demanda interna de electricidad, debido a una grave sequía que afecta a sus principales embalses. Los militares ingresaron este martes al embalse de Mazar, situado en la sureña provincia andina de Azuay, que cuenta con una capacidad de 410 millones de metros cúbicos y que permite alimentar a un complejo de tres plantas hidroeléctricas con una potencia instalada en su conjunto de 1.757 megavatios, lo que constituye una de las principales fuentes de energía del país.

En las últimas semanas el embalse de Mazar ha experimentado un drástico descenso de su reserva de agua, producto de la prolongada ausencia de lluvias en la sierra andina, que se encuentra en plena época seca, lo que el Gobierno ha definido como «el peor estiaje de los últimos 61 años». Dentro de las instalaciones de la hidroeléctrica, el personal de las Fuerzas Armadas recibió una capacitación sobre la operación general de la instalación con la presencia del ministro de Energía y Minas, Antonio Gonçalves, junto con autoridades de la estatal Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec).

«El trabajo del personal militar será apoyar en la central hidroeléctrica durante la emergencia energética que atraviesa el país», según precisó el Ejército ecuatoriano a través de sus canales oficiales. Gonçalves resaltó que «dentro y fuera de las centrales eléctricas habrá permanente vigilancia (militar)».

Los uniformados tendrán un acompañamiento por parte de ingenieros eléctricos, electrónicos y otros especialistas que son parte del equipo técnico Celec, según precisó su gerente, Fabián Calero. Junto a Mazar, el Ministerio de Energía y Minas detalló que también fue militarizada la central hidroeléctrica de Coca Codo Sinclair, la más grande del país, situada en la Amazonía con una potencia de 1.500 megavatios, mientras que la llegada de las Fuerzas Armadas a otras centrales energéticas se producirá en los próximos días.