Carolina del Sur aplica la pena de muerte por primera vez en 13 años

Las autoridades de Carolina del Sur llevaron a cabo este viernes la ejecución de Freddie Owens, condenado a muerte por el asesinato de Irene Graves en 1999, lo que marca la primera inyección letal en el estado en más de una década. Owens, de 46 años, fue atado a una camilla y recibió el fármaco letal sin realizar una declaración final, limitándose a despedirse de su abogada con un breve «adiós».

El proceso se desarrolló en la cámara de ejecución, donde un médico declaró la muerte de Owens diez minutos después de que se le administrara la inyección. Desde su condena, Owens mantuvo su inocencia en relación al crimen, argumentando que no había cometido el asesinato por el que fue sentenciado.

El crimen por el que se le condenó ocurrió en una gasolinera, donde Owens fue acusado de robar y asesinar a Graves. Sin embargo, su historial delictivo no se detuvo ahí: en prisión, supuestamente mató a su compañero de celda, Christopher Lee, tras una disputa verbal.

Las ejecuciones en Carolina del Sur habían estado en pausa desde 2011, cuando se agotaron los fármacos necesarios para la inyección letal y los proveedores se negaron a suministrar nuevos. Para reactivar el proceso, el estado implementó una ley que permite mantener en secreto la identidad del proveedor de los fármacos y ciertos aspectos del protocolo de ejecución.

Desde que el Tribunal Supremo reestableció la pena de muerte en Estados Unidos en 1976, se han ejecutado al menos 1.596 personas en todo el país, de las cuales 44 en Carolina del Sur. Esta reciente ejecución resalta la controversia y las tensiones en torno a la pena capital en un momento en que su uso sigue siendo un tema divisivo en la sociedad estadounidense.