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Entrevista

Malgorzata Wolczyk, periodista polaca: «Tusk admite que viola la Constitución ante los aplausos de Bruselas»

La columnista de la revista conservadora Sieci desgrana el deterioro institucional de Polonia tras un año de Gobierno de Tusk

Es una ventaja, de cara a la entrevista, que Malgorzata Wolczyk sea hispanohablante. Así se entiende mejor lo que explica a El Debate sobre el agravamiento de la situación política en Polonia, con un Gobierno sustentado sobre una coalición muy frágil y que actúa solo para la mitad del país, provocando enfrentamientos sociales en nombre de la «democracia beligerante».

–¿Dónde está llevando Donald Tusk a Polonia al cabo de un año en el poder?

–Es eso lo que estamos observando con mucha preocupación el balance del nuevo Gobierno de Tusk y sus ministros en tan solo nueve meses. Ha provocado la crisis institucional más grave en la historia de la Tercera República polaca.

–Explíquese, por favor.

-Es que el mismo Donald Tusk dice abiertamente que él está violando la Constitución y las leyes en nombre de la restauración del Estado de Derecho. Lo llama democracia beligerante. Como todos saben, Polonia, durante los últimos años, fue acusada por muchas cosas ficticias también, y, ante todo, por esa falta de Estado de Derecho. Pero el resultado de las últimas elecciones parlamentarias en octubre ha demostrado que no hubo ninguna falta en relación con el Estado de Derecho. Primero porque simplemente bastó con el cambio de primer ministro, sin tener que anular antes ninguna ley, sin modificar ni una letra, ni un reglamento. Sin embargo, durante tantos años, la Unión Europea, y más precisamente la Comisión Europea, ha estado presionando para para cambiar muchas cosas en Polonia.

–Ahora Tusk se beneficia del apoyo de Bruselas.

–Claro, porque Donald Tusk fue también el presidente del Consejo Europeo. Fue un burócrata que funcionaba muy bien en ese entorno y tenía, entonces mucho apoyo desde Berlín. Así presionó Bruselas a los polacos. Con éxito: los polacos cambiaron su Gobierno. Aunque hay que reconocer de que nunca en la nueva historia de Polonia las cosas prosperaron tan bien como últimos ocho años del Gobierno conservador. En muchos ámbitos, como la economía, el desarrollo o la seguridad de los ciudadanos.

–¿Qué conclusiones saca?

–Que ese cambio en el gobierno fue más bien provocado por las presiones procedentes del llamado mainstream europeo, por parte de la opinión pública y también por parte de los centros internacionales, porque todos querían convencer a los polacos que, simplemente, Polonia no debía seguir con el Gobierno conservador y debía volver a Europa, es decir, hacerse más progresista, más europeísta y también más receptiva hacia la inmigración.

–De momento, la Unión Europea está consiguiendo su objetivo.

–Sí, y aún más, el nuevo Gobierno de Donald Tusk cuenta incluso con los aplausos de la Comisión Europea. También Alemania: hace unos días galardonó un premio [M100 Media Award] por «la lucha contra autocracia»

Malgorzata Wolczyk, periodista polacaThorun Piñeiro

–Una prueba de que Tusk no respeta del todo el Estado de Derecho viene dada por el reciente nombramiento de un juez: primero lo aprueba y después intenta retractarse.

–Primero firmó y luego quiso retirar su firma. Lo llega a hacer el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, y se arma un lío.

–¿Cómo interpreta esa discrecionalidad con la que ha actuado en ese caso? Ha sido muy criticado por muchos juristas.

–Sí. La crisis con el Poder Judicial es grave. Hunde sus raíces hace años, cuando el Gobierno conservador, del partido Ley y Justicia, ganó las elecciones por segunda vez y los polacos eligieron también como presidente a Andrzej Duda, de derechas.

Lo que esperaban los polacos fue precisamente la reforma de nuestro sistema judicial, heredado del comunismo. Más del 80 % los polacos esperaban algún cambio en el Poder Judicial y por eso el Gobierno conservador intentó por fin reformar ese viejo sistema, lo que provocó una enorme furia de los jueces comunistas. De ese modo empezaron en su rebeldía, haciendo sonar las alarmas en toda Europa.

–Tusk siguió la corriente.

–En la campaña para las últimas elecciones legislativas, Tusk dijo alto y claro que no reconocería la legitimidad del Tribunal Constitucional ni la del Supremo, porque simplemente no reconoce los jueces nombrados por Duda con arreglo el ordenamiento constitucional. Es el origen de la actual anarquía, que provoca una parálisis grave de Polonia. Porque si el Gobierno no reconoce ni al Constitucional ni al Supremo, salvo cuando éste último confirmó el resultado de las elecciones parlamentarias.

Malgorzata Wolczyk, periodista polacaThorun Piñeiro

–De momento, el Gobierno de Tusk empieza a estar debilitado, pero no se hunde en la popularidad. ¿Cómo lo interpreta?

–Bueno, podemos decir que de alguna forma Donald Tusk también creó su coalición Frankenstein, compuesta por liberales, pero también por excomunistas, por verdes, por todo tipo de partidos, más de 15 en total. En realidad, no les juntó ninguna idea, salvo operar contra el gobierno anterior. Fue lo único que les hizo aliarse y ser socios de esa coalición.

–Sin olvidar al Partido Campesino, de derechas y provida, que ha tumbado el primer proyecto de ley sobre el aborto.

-Sí. Molestó mucho de que socios de Tusk no votaran conforme a su voluntad. Pero tampoco hay que describir a ese partido de campesinos como tradicional, porque siempre ayuda a otros a gobernar, adaptando su ideario a las exigencias de su socio. Pero bueno, el episodio del aborto deja claro que Polonia es un país provida. Simplemente eso sale de nuestras raíces, de nuestra tradición y ante todo de nuestro catolicismo.

El episodio del aborto deja claro que Polonia es un país provida. Simplemente eso sale de nuestras raíces y ante todo de nuestro catolicismo

Recuerdo muy bien que ya en tiempos de democracia en mi colegio nos enseñaban a batallar contra el aborto. Así que eso marca a mí y a un par de generaciones para no practicar abortos. Fue una labor de la escuela.

–¿Prosperará, al final, la legalización del aborto en Polonia?

–Bueno, de alguna forma y conforme con nuestra Carta Magna, eso es imposible, porque la Constitución polaca reconoce al ser humano desde su concepción. Para cambiar la Constitución con dos tercios de los votos en el Parlamento. De momento, repito, es imposible. Asimismo, el presidente dispone del derecho a vetar ciertas leyes.

–Con o sin aborto, ¿está garantizada la supervivencia del gobierno polaco durante el próximo año?

–Es muy difícil. Polonia está dividida en dos bandos, un poco como pasa en España, Esperemos que este Gobierno simplemente no siga actuando contra la mitad de Polonia, más cuando se muestra incapaz de resolver los problemas más acuciantes.

–¿A qué se refiere?

-A las recientes inundaciones: todos los polacos pudieron escuchar hace unos días a Tusk repitiendo que no había ningún motivo para pánico. Lo que no hubo fueron preparativos para proteger esa región del suroeste. Las pérdidas son enormes y eso provoca mucho enfado entre la población. Parece que es incapaz de resolver cualquier problema. Es más, los crea.

–¿Y la oposición? ¿Se ha regenerado Ley y Justicia tras la derrota?

–Hablando abiertamente, no. No ha emprendido muchas reformas. El líder del partido reconoció su culpa por la derrota. Pero grandes cambios en la cúpula, de momento, no, Por eso surgen algunas voces pidiendo renovación para relevar a caras ya bastante conocidas. Aunque en esas condiciones bastante difíciles, cuando tienen que defenderse todos los días porque simplemente el nuevo Gobierno persigue al partido más importante de la oposición. La situación es grave y quizás no es el momento adecuado para hacer una revolución de personal dentro del partido.