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Herbert Kickl, el líder del Partido de la Libertad de Austria y ganador de las elecciones generalesAFP

Una posible 'coalición de perdedores' podría dejar a FPÖ sin gobernar

El Partido Popular de Austria podría unirse al socialdemócrata para evitar que Kickl gobierne

Las elecciones generales de Austria han dejado un ganador y una incógnita. El Partido de la Libertad de Austria (FPÖ: Freiheitliche Partei Österreichs), liderado por Herbert Kickl, se ha alzado con la victoria gracias a los 28,8 % de los votos de los austriacos. Sin embargo, empieza a esgrimirse la idea de que se quedará en algo simbólico y no le dejarán gobernar.

Kickl reclama su intención de formar Gobierno, para lo que se ha mostrado abierto a posibles conversaciones con el resto de los partidos. «Nuestra mano está tendida a todos», aseguró. Sin embargo, parece que ninguna otra formación está dispuesta a recoger el guante. Karl Nehammer, el líder de ÖVP —el Partido Popular— mantuvo durante la campaña que no pactaría con FPÖ si llegasen al poder.

ÖVP será la segunda fuerza, con un 26,6 %, seguido del Partido Socialdemócrata de Austria (SPÖ), con un 21,1 %. Junto a los Verdes —8,3 %— y los liberales de Neos —9,2 %—, empieza a hablarse en Europa de una ‘coalición de perdedores’ que evite que Kickl presida el Ejecutivo austriaco.

SPÖ, el partido más antiguo de la historia de Austria y que consiguió una mayoría absoluta hace casi medio siglo, ha obtenido el peor resultado de su historia. Ante la crisis venidera y un partido divido en facciones, se vislumbra la posibilidad de un acuerdo con el Partido Popular, formando una coalición de perdedores. Nehammer no quiso hacer ningún tipo de conjetura sobre futuras alianzas, pero por la distribución de escaños, no les quedaría otro remedio que pactar. Para que esta coalición diera su fruto, sería necesaria la participación de Neos, una formación con tres partidos.

El presidente de Austria, Alexander Van der Bellen, declaró que no juramentaría un Gobierno bajo el mando de Kickl. Será quien encargue a una de las fuerzas votadas en los comicios de comenzar las discusiones para formas el Ejecutivo del país. Aunque lo habitual es que el partido más votado sea quien tenga esa responsabilidad, las intenciones de Van der Bellen hacen prever que la victoria de PFÖ corre peligro de convertirse en un espejismo.