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Puesto de control de UNIFIl en la posición indiaJorge Ruiz

Los Cascos Azules españoles en el Líbano se mantienen en sus posiciones a pesar de que Israel pidió su retirada

Las patrullas y cualquier actividad fuera de las bases se han cancelado por la inestable situación en la zona donde operan los soldados de Naciones Unidas

Unos 650 soldados españoles se encuentran desplegados, actualmente, en el sur del Líbano. La gran mayor parte de los uniformados permanecen en la base Miguel de Cervantes, en la localidad de Marjayoun, a tan solo 40 kilómetros de la aldea de Maroun el-Ras, donde el Ejército israelí y los milicianos de Hezbolá ya protagonizan combates cuerpo a cuerpo. De hecho, este miércoles, Israel sufrió la jornada más sangrienta desde que iniciara su incursión terrestre en el sur del Líbano por una emboscada de la milicia chií, precisamente en Maroun el-Ras, que acabó con la vida de ocho uniformados de su unidad de élite Egoz.

En medio de este choque bélico, se mantiene la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas para el Líbano (UNIFIL, por sus siglas en inglés), comandadas por el general español Aroldo Lázaro Sáenz desde 2022. Este martes, a través de un comunicado, UNIFIL aseguró que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) notificaron a la Misión «su intención de realizar incursiones terrestres limitadas en el Líbano». Este mensaje se hizo público una vez que Israel dio por iniciada su operación contra el sur del país del cedro, justo en la zona donde operan los Cascos Azules.

En este sentido, UNIFIl explicó que «a pesar de este peligroso acontecimiento, el personal de mantenimiento de la paz permanece en sus puestos. Estamos ajustando regularmente nuestra postura y nuestras actividades, y tenemos planes de contingencia listos para activarse si es absolutamente necesario». La Misión además recordó que «la seguridad del personal de mantenimiento de la paz es primordial». Pero los enfrentamientos entre el Ejército israelí y los milicianos de Hezbolá se recrudecen cada día que pasa, por lo que las actividades cotidianas de los Cascos Azules se han reducido de manera drástica.

Las patrullas y cualquier actividad fuera de las bases se han cancelado por la inestable situación en la zona donde operan los soldados de Naciones Unidas. El Ministerio de Defensa ha asegurado a El Debate que las tropas españolas desplegada en el Líbano «están bien y tomando las medidas de seguridad correspondientes según los niveles de alerta marcados». Por su parte, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, subrayó ayer que los Cascos Azules siguen en sus puestos «pese a la petición de Israel» de que se retirasen ante la inminente invasión terrestre.

El portavoz de Guterres, Stéphane Dujarric, puntualizó que las FDI «habían pedido a la FINUL que abandonara varias posiciones cerca de la Línea Azul, diciendo que era en interés de la seguridad de los pacificadores». Sin embargo, desde el organismo internacional, explicó el portavoz, se tomó la decisión «tanto operativa como política de permanecer». Dujarric defendió el papel de la Misión asegurando que «sigue siendo una fuerza de disuasión y proporcionan un marco de comunicaciones crítico». España mantiene un gran peso dentro de UNIFIL, ya que ostenta el mando del sector Este, y se trata de una de las misiones con mayor número de soldados desplegados en el exterior.

Desde 2006, tras al fin de la guerra entre Hezbolá e Israel, los Casos Azules se encargan de monitorear la situación a lo largo de la Línea Azul –una divisoria que separa Israel y el Líbano–, para evitar que se produzcan violaciones y traspasos entre territorios. Una labor que, con la incursión terrestre de Israel, ha quedado opacada. A la luz de los últimos acontecimientos, la ministra de Defensa, Margarita Robles, anunció el envío de dos aviones del Ejército a Beirut, para evacuar a unos 380 españoles en el Líbano. Los Cascos Azules españoles, por ahora, se mantienen en sus posiciones en el sur del país a la espera de que Naciones Unidas decida aprobar el plan de evacuación.