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Zoé Valdés
AnálisisZoé Valdés

Kamala Harris, sin alcance en el mundo internacional actual

¿La tomarían en serio Vladimir Putin y Xi Jinping? ¿Y, los ayatolas de Irán estarían dispuestos a conversar, a sostener meramente un tête à tête, sin que la obliguen a plegarse bajo los parámetros del islam?

Actualizada 04:30

La vicepresidenta estadounidense y candidata presidencial demócrata, Kamala Harri

La vicepresidenta estadounidense y candidata presidencial demócrata, Kamala HarrisAFP

Solo alguien muy ciego, muy poco informado, podría confiar en que la candidata demócrata Kamala Harris alcanzará la garra que se debe tener hoy para poder representar a Estados Unidos a nivel mundial. Es evidente que la mujer no haría un buen papel, como tampoco lo hizo de vicepresidente; porque, a final de cuentas, ¿qué llegó a hacer de relevante como vicepresidente? Nada notorio.

Para colmo, a Harris se le observa sumamente perdida, lo que se nota que va in crescendo durante esta última etapa de su candidatura a la presidencia de Estados Unidos, y que se ha ido verificando pauta a pauta. Con todo lo senil que se comenta que está el presidente Joe Biden, y sin embargo, Kamala no le llega ni al tobillo en resolución de conflictos y, en lo que es más evidente, en cultura política internacional, sin contar su falta irremediable de experiencia, su manera tan poco inteligente y elocuente de usar el idioma, ¡Harris no sabe expresarse con corrección! Es lenta de respuestas porque es demorada de pensamiento.

Con dos guerras colosales en el tintero resulta poco probable que esta señora se maneje eficazmente como presidente de la primera potencia mundial, por muchos asesores que pongan a su disposición. Gobernar no es natural en ella, no está hecha de sólida madera. No es buena como política, nada coherente; se nota demasiado por la forma en la que se expresa, en la que lo toma todo a risa, a veces hasta a carcajadas; vamos, a relajo. Un auténtico hazmerreír.

Gobernar no es natural en ella, no está hecha de sólida madera

Nadie la tomaría en serio allí donde es preciso ser sumamente serio para ser escuchado y atendido con una cierta atención y respeto.

¿La tomarían en serio Vladimir Putin y Xi Jinping? ¿Y, los ayatolas de Irán estarían dispuestos a conversar, a sostener meramente un tête à tête, sin que la obliguen a plegarse bajo los parámetros del islam, incluidos los visuales bajo los códigos de vestimenta estipulados por aquellas costumbres? Da como que no.

Nadie se arriesgaría a tensar todavía más la situación actual eligiendo a una mujer como presidente de Estados Unidos. A estas alturas sabido es que nombrar a dedo a Harris como candidata, sin elecciones previas, ha sido uno de los mayores errores que han cometido los demócratas.

En verdad, los demócratas han perdido una enormidad de su honda percepción, de su vista a larga tirada; la manigance o manipulación por las familias Clinton y Obama, sobre todo por Barack Obama, le ha restado muchísimo a ese partido que, al menos otrora, mantuvo una cierta cordura y un savoir faire tan necesario para saber gobernar con prestancia.

No por gusto la disidencia del Partido Demócrata es cada vez constante y más profusa, sobre todo de someras y grandes voces, de personalidades representativas cuya fuga sin retorno va dejando huellas tenebrosas en el partido del simbólico burro.

Hace unos días oí que el Partido Demócrata preveía sustituir a Kamala Harris como candidata a la presidencia, se comentaba que la razón era debido al escándalo destapado por CNN de plagio en su libro recién publicado. Espero que haya sido solamente un rumor, porque a estas alturas con semejante recado no sería nada halagüeño, y no tanto para los demócratas, sino además para las propias elecciones.

Ese sería otro asunto nada devaluativo, muy a tomar en cuenta, puesto que es urgente recuperar el respeto mutuo, tanto desde el programa de Gobierno que blanden como grupo político, que como por el de sus electores. También es cierto que los ciudadanos por los demócratas, quienes solían vanagloriarse de ser los más inteligentes, resultan más y más tontos, o sea, más fuera de rosca. Se les ha ido la balsa, como decimos los cubanos, lo obsoleto define cada uno de sus propósitos. Trabajan para un mundo irreal e ilusorio, de ninguna manera para asegurar la contundencia que avistaría el futuro. De ahí que entre las personalidades que apoyan a los candidatos sobresalgan Taylor Swift como la más prominente del lado de Harris y Elon Musk de parte de Donald Trump.

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