Moldavia se juega su futuro en la Unión Europea en un referéndum marcado por la injerencia rusa
Con Ucrania el trabajo no estará hecho si Moscú no logra forjar un nuevo telón de acero ante el avance de la UE y también de Estados Unidos en territorio de los países vecinos de Ucrania; el Cáucaso y Asia Central
Toda la atención está fijada en la OTAN y Ucrania, pero en su perímetro cercano Rusia también libra una guerra larvada para impedir que países como Moldavia o Georgia se entreguen en los brazos de la Unión Europea (UE).
«El referéndum es una importantísima oportunidad de demostrar nuestra firmeza a la hora de defender nuestros valores y contrarrestar la injerencia de Rusia que intenta desestabilizar el proceso democrático y minar la confianza en nuestras instituciones», aseguró Alexandr Popsoi, ministro de Exteriores moldavo, en vísperas de las elecciones presidenciales y el referéndum europeísta del domingo en su país.
Con Ucrania el trabajo no estará hecho si Moscú no logra forjar un nuevo telón de acero ante el avance de la UE y también de Estados Unidos en territorio de los países vecinos de Ucrania; el Cáucaso y Asia Central.
Todos los métodos son válidos para el Kremlin, según sus detractores, desde el mercadeo de votos a los ciberataques; el espionaje y la compra de voluntades; la propaganda más belicosa y el chantaje energético.
El candidato invisible
Moldavia, un pequeño país de apenas dos millones de habitantes con dos regiones separatistas prorrusas, es un polígono de operaciones para el Kremlin, que intenta torpedear como sea el referéndum y, de paso, la reelección de la presidenta liberal Maia Sandu.
«La pasada semana contactaron conmigo altos cargos, incluido de Moscú (...) Y me dijeron que tenía que retirar mi candidatura y apoyar a (el prorruso Alexandr) Stoianoglo», aseguró a EFE Renato Usatii, candidato a la Presidencia moldava, tras un mitin de cierre de campaña.
Usatii, un oligarca que figura en segundo o tercer lugar en las encuestas, asegura que en Moscú le incoaron un caso penal después de que él apoyara en 2020 a Sandu en la segunda vuelta electoral frente al candidato de Moscú, el socialista Ígor Dodon.
«Y ahora van y me dicen que –si cumplo con el trato– cerramos este caso y no te abriremos otro», señaló. Precisamente, Stoianoglo es el candidato promovido por los socialistas moldavos liderados por Dodon, un reconocido aliado del presidente ruso, Vladimir Putin.
También denunció un vídeo en el que «unos bandidos con uniforme de Wagner» le amenazaron de muerte por «traicionar» a Rusia.
Petrorrublos para comprar votos
Moldavia intentó frenar la campaña de ataques híbridos rusos ilegalizando partidos; cerrando más de una docena de canales de televisión y decenas de páginas web prorrusas; y restringiendo el comercio con rublos en el país.
Además, lanzó registros masivos; abrió un caso penal por espionaje contra el ex jefe del Estado Mayor; impidió la llegada de observadores rusos y redujo a dos los colegios electorales en territorio ruso. Pero fue insuficiente.
La Fiscalía descubrió en vísperas de la votación un esquema en el que el prófugo multimillonario Ilon Shor, exiliado en Moscú, habría transferido 15 millones de dólares para la compra de unos 130.000 votos.
«No son solo acusaciones. Son hechos», comentó el viernes a EFE Nicolae Panfil, de Promo-LEX Association.
Panfil, un experto en observación electoral, considera que estas elecciones «no tienen precedentes, ya que, es la primera vez que una entidad política sin registro en la comisión electoral –el bloque prorruso Pobeda (Victoria)– hace campaña en todo el país».
«No solo es que sea una campaña ilegal, sino que es ilegal y utiliza dinero ruso. Con la compra de votos, (Rusia) busca lograr un objetivo político», explica, en alusión al mantenimiento de la antigua república soviética en la órbita rusa.
Con todo, asegura que Moldavia, a diferencia de Rusia y Bielorrusia, sí es una democracia, «aunque imperfecta», y confía en que sea inmune a las malas artes del Kremlin.
La carta del separatismo
Rusia también recurrió a la carta del separatismo moldavo, al igual que hizo en Georgia con Abjasia y Osetia del Sur, en este caso con la república de Transnistria y la autonomía prorrusa de Gagauzia.
La líder gagauza, Yevguenia Gutsul, que ha viajado varias veces a Moscú e incluso se reunió con el jefe del Kremlin, Vladimir Putin, llamó hace una semana a votar No a la integración europea.
Chisinau resolvió el problema al dejar a los transnistrios fuera de la votación –solo habrá urnas en la orilla derecha del Dniéster–, al tiempo que abrió una investigación a Gutsul, quien fue incluida en el último paquete de sanciones individuales occidentales.
«Seguimos convencidos de que Rusia está trabajando activamente para socavar las elecciones en Moldavia y su integración europea», aseveró esta semana John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad de la Casa Blanca.
Shor incluso lanzó un vídeo desde Moscú en el que algunos de los artistas más populares de Rusia cantan que necesitan una Moldavia independiente: «No necesitamos la UE, voten No»