Entrevista | Andrea Tenenti, portavoz de los Cascos Azules
«El uso de la fuerza en defensa propia está contemplado cuando hay una clara amenaza contra nuestras tropas»
Las fuerzas de mantenimiento de la paz de la ONU desplegadas en el sur del Líbano, Unifil, viven, desde hace ya más de un año, bajo un constante fuego cruzado entre las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y Hezbolá. Sin embargo, la situación para los Cascos Azules, entre los que hay más de 600 soldados españoles, ha empeorado significativamente desde el inicio de la incursión terrestre «limitada» de las tropas hebreas, el pasado 1 de octubre. Desde entonces, la misión de Naciones Unidas ha denunciado varios ataques del Ejército israelí contra sus posiciones.
El incidente más grave tuvo lugar en la madrugada del pasado 13 de octubre, cuando dos tanques Merkava de las FDI destruyeron la puerta principal de la posición de la ONU en Ramyah y entraron por la fuerza. Tras 45 minutos, los soldados israelíes abandonaron la posición, para, posteriormente, abrir fuego 100 metros al norte, lo que provocó que unos 15 Cascos Azules sufrieran síntomas como irritación de la piel y reacciones gastrointestinales a causa del humo. La Misión denunció entonces que «la presencia de las FDI ponía en peligro a las fuerzas de mantenimiento de la paz».
Ante el alto nivel de amenaza contra la seguridad de los Cascos Azules, las patrullas y las actividades diarias se han reducido al máximo. Asimismo, las hostilidades también han dificultado la logística. Este sábado, Unifil informó de que las fuerzas de mantenimiento de la paz en Meiss ej Jebel se habían quedado sin agua tras semanas sin reabastecerse, concretamente desde el 29 de septiembre, debido al bloqueo de las carreteras. Finalmente, y a última hora de la noche, la posición fue aprovisionada con alimentos, agua y artículos de primera necesidad. Este domingo, una excavadora de las FDI derribó «deliberadamente» una torre de observación y la valla perimetral de una posición en Marwahin.
En este complejo contexto, el portavoz de Unifil, Andrea Tenenti, atiende a El Debate por teléfono desde Baabda, al sudeste de Beirut, ya que todo el personal civil ha sido evacuado del cuartel general de la ONU, en Naqoura, muy cerca de la Línea Azul, que marca la división entre Israel y el Líbano. En Naqoura se encuentra el teniente general español Aroldo Lázaro Saénz, al frente de la Misión desde 2022. Tenenti asegura que, a pesar de estar en Beirut, está en contacto diario con el cuartel general. «Realizamos un seguimiento constante de la situación en el sur», aclara.
–¿Cómo es la situación de los soldados sobre el terreno actualmente?
–La situación sigue siendo muy preocupante debido a los intensos bombardeos que se lanzan diariamente en toda la zona de operaciones más cercana a la Línea Azul. Sin embargo, las hostilidades se han incrementado especialmente desde que las Fuerzas de Defensa israelíes (FDI) entraran en el Líbano, lo que ha aumentado la violencia y la tensión incluso contra nuestras posiciones por parte de las FDI en las últimas semanas. Aun así, nuestro personal de mantenimiento de la paz sigue en sus posiciones. Esta es la decisión que ha tomado el Consejo de Seguridad de la ONU, que ha subrayado la importancia de permanecer aquí.
Seguimos trabajando para reducir la tensión en el sur, pese a las hostilidades en curso. Muchas aldeas no son más que escombros, destruidas principalmente por los enfrentamientos entre ambas partes, pero también por las FDI, que están intentando crear una zona tampón cerca de la Línea Azul.
–Ante esta situación que describe, ¿cuál es la capacidad de la Misión?
–Seguimos manteniendo todos los contingentes sobre el terreno, así como las capacidades de vigilancia, aunque limitadas debido a las dificultades para poder salir. La presencia de Unifil es muy importante, quizá ahora más que nunca, para poder supervisar de forma imparcial lo que está ocurriendo sobre el terreno y también para coordinar las actividades humanitarias con las agencias de la ONU, con el fin de satisfacer las necesidades más básicas de la población del sur del Líbano.
Es importante recordar que la semana pasada las FDI pidieron a nuestras fuerzas de paz que abandonaran ciertas posiciones a lo largo de la línea. La decisión de quedarnos fue unánime por parte de todos los países que aportan tropas. Estamos aquí a petición del Consejo de Seguridad y, por tanto, la bandera de la ONU sigue ondeando en la zona.
La decisión de quedarnos fue unánime por parte de todos los países que aportan tropasPortavoz de los Cascos Azules
–Israel ha acusado a la Misión de ser «rehén» de Hezbolá y de saber que había depósitos de armas y túneles cerca de sus instalaciones ¿Es esto cierto?
–El hecho de que hay presencia de armas en el sur es algo que nunca hemos ocultado. Hemos notificado al Consejo de Seguridad de todas las actividades sospechosas, los movimientos y las armas que hemos podido encontrar. El mandato tiene sus limitaciones. Estamos aquí para apoyar al Ejército libanés, pero no nos compete desarmar a Hezbolá. No tenemos la potestad de entrar en propiedades privadas. La Misión ha proporcionado información sobre actividades sospechosas en esas áreas específicas donde las FDI han encontrado, posteriormente, los túneles. Hemos pedido a las autoridades libanesas entrar en estas zonas, pero no se nos ha permitido.
–La Finul ha denunciado ataques «deliberados» del Ejército israelí contra sus posiciones. ¿No cree que se trata de accidentes como afirma Israel?
–Fuimos muy claros al decir que estos incidentes eran ataques deliberados contra nuestras tropas, es difícil cometer un error así. Sé que las FDI han abierto una investigación, pero la situación es preocupante. Las fuerzas de paz no deben ser atacadas, y esto no lo decimos solo nosotros. Toda la comunidad internacional ha manifestado claramente que las fuerzas de mantenimiento de la paz no deberían ser el objetivo en este conflicto. Aun así, mantenemos los canales de comunicación con las partes, tanto con el Ejército israelí como con las autoridades libanesas.
Es difícil cometer un error así. Las fuerzas de paz no deben ser atacadasPortavoz de los Cascos Azules
–¿Qué hay detrás de los ataques israelíes contra posiciones de la ONU?
–Solo describo los hechos. Nos dijeron que nos fuéramos, por lo que está claro que, si nos dicen que nos vayamos, es que no quieren que estemos aquí. Pero un país no puede decirle a la comunidad internacional lo que debe hacer. Tenemos que quedarnos. Es necesario tener un árbitro en este momento para supervisar, informar y trabajar en el restablecimiento de la estabilidad. Después de más de 12 meses de hostilidades, es hora de encontrar una salida negociada, antes de que derive en un conflicto regional.
–¿Estarían las tropas de la ONU legitimadas para usar la fuerza si su seguridad estuviera en peligro como en las últimas semanas?
–El derecho a la autodefensa es parte de una Resolución del Consejo de Seguridad, bajo el Capítulo seis. Así que sí es posible usar la fuerza en defensa propia cuando hay una clara amenaza contra nuestras tropas, pero tenemos que ser pragmáticos y racionales sobre cuál sería la repercusión del uso de esa fuerza. ¿Aumentará el potencial de violencia? ¿Llevará esto a que la misión se convierta también en parte del conflicto? Nuestro papel es el del mantenimiento de la paz. La decisión final recae sobre el comandante en el terreno, pero es importante entender que estamos ahí para desescalar. La autodefensa puede ser utilizada, pero en situaciones extremas.
Es posible usar la fuerza en defensa propia cuando hay una clara amenaza contra nuestras tropasPortavoz de los Cascos Azules
–¿Notificó Israel a Unifil sus intenciones de entrar en el sur del Líbano?
–Sí, se nos notificó momentos antes.
–¿Cómo ve el futuro de la misión una vez que se pongan fin al conflicto?
–Corresponderá al Consejo de Seguridad decidir si sigue adelante. Estamos dispuestos a ayudar y prestar todo nuestro apoyo a cualquier acuerdo de futuro, pero son los 15 países que forman parte del Consejo de Seguridad de la ONU los que tienen la última palabra.