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El pasado 7 de octubre, Israel sufrió el peor atentado terrorista en sus 75 años de historia. Milicianos de Hamás se infiltraron en el país hebreo por tierra, mar y aire y asesinaron a más de 1.2000 israelíes, en su mayoría civiles, y además hicieron cautivos a más de 240 personas. Al día siguiente, Israel declaró la guerra contra la organización islamista. Desde hace casi tres meses, la Franja de Gaza está sometida a bombardeos constantes y, desde el 27 de octubre, el Ejército israelí lleva a cabo también una incursión terrestre. Más de 20.000 gazatíes han muerto y más de 54.000 han resultado heridos, según cifras ofrecidas por el Ministerio de Salud palestino, bajo la autoridad de Hamás.

Milicianos de Hamás se infiltraron en el país hebreo y asesinaron a más de 1.2000 israelíes, en su mayoría civilesGTRES

Israel confirma la muerte de Mohamed Abu Itiwi, comandante de la unidad de élite de Hamás

Durante los atentados del 7-O, dirigió el ataque contra un refugio antiaéreo al que acudieron a esconderse varios de los asistentes al festival

El Ejército israelí y el Shin Bet –la agencia de seguridad interior– informaron este jueves de la muerte de Mohamed Abu Itiwi, comandante de la fuerza Nukhba, la unidad de élite de Hamás, en el centro de la Franja de Gaza.

Israel asegura que Abu Itiwi participó en los ataques del 7 de octubre de 2023, que provocaron la actual guerra en Gaza, y que era empleado desde 2022 de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), a la que Israel acusa de estar ampliamente infiltrada por Hamás.

Abu Itiwi, cuya muerte se produjo este miércoles, era el comandante de la fuerza Nukhba del Batallón de Bureij, en el centro de la Franja de Gaza, y –según Israel– durante los atentados del 7 de octubre, dirigió el ataque contra un refugio antiaéreo en Reim, donde acudieron a esconderse varios de los asistentes al festival de música Nova en el que fueron asesinadas unas 370 personas.

Dieciséis personas que estaban en ese refugio fueron asesinadas y cuatro personas fueron tomadas como rehenes con vida, entre ellas el estadounidense-israelí Hersh Goldberg-Polin, asesinado por sus captores de Hamás el pasado 31 de agosto junto con otros 5 secuestrados. Siete personas sobrevivieron en el refugio.

Israel asegura que unos 2.100 empleados de UNRWA pertenecen a Hamás y acusó el pasado enero a doce de ellos de participar activamente en los ataques del 7 de octubre, a lo que la agencia respondió de inmediato abriendo una investigación interna y despidiendo a esos trabajadores.

La agencia, que cuenta con más de 30.000 empleados, aseguró meses después que Israel no había presentado pruebas concluyentes sobre la implicación de estos trabajadores en los atentados, mientras que una investigación independiente, a cargo de la exministra francesa de Exteriores Catherine Colonna, avaló en marzo la neutralidad de la actividad humanitaria de la agencia, aunque detectó «áreas críticas».

En cuanto Israel vertió tales acusaciones en enero, 18 países anunciaron que retiraban sus fondos, incluidos sus principales donantes –EE.UU., Alemania, Japón o Francia–, lo que ha supuesto un recorte del presupuesto de 450 millones de dólares en plena respuesta de emergencia en la Franja de Gaza.

La mayoría de países, incluidos Canadá, Suecia, Australia o la propia Unión Europea, retomaron meses después la financiación a la UNRWA ante la inconsistencia de las pruebas presentadas por Israel sobre los vínculos con Hamás.

Israel no oculta sus intenciones de expulsar a UNRWA de su territorio y hay varias propuestas de ley en Knéset para declararla «organización terrorista», además de intentar desalojarla de su sede en Jerusalén este.

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