¿Qué hay detrás de la decisión del Washington Post de no apoyar a ningún candidato a la presidencia?
El dueño del periódico, el magnate Jeff Bezos, niega cualquier intervención en la decisión que ya le ha costado al rotativo unos 200.000 suscriptores
Como en todas las elecciones presidenciales desde 1976, The Washington Post se disponía para apoyar a uno de los dos candidatos a la Casa Blanca. Esta vez, el editorial que pedía el voto para Kamala Harris estaba listo para ser publicado. Nada extraño teniendo en cuenta el historial de enfrentamientos entre la venerable cabecera y el magnate cuando este último era el inquilino de la Casa Blanca entre 2017 y 2021. También después.
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Mas los que parecía una inevitable expectativa se truncó el viernes 25 de octubre, cuando desde la cúpula del diario se anunció que el periódico no tomaría partido de cara a la cita electoral del 5 de noviembre. «Somos conscientes de que esta decisión será vista como un apoyo implícito a uno de los candidatos, o un rechazo a otro, o una elusión de nuestras responsabilidades», escribió el británico William Lewis, director general de The Washington Post desde enero de este año.
Su mensaje ha sido premonitorio: desde que se hizo pública la polémica decisión, The Washington Post pierde suscriptores a raudales. Según la emisora pública Npr, la cifra de la hemorragia supera los 200.000 suscriptores digitales, es decir, el 8,5 % del total, lo que se traduce en una cuantiosa pérdida de ingresos, que podría cifrarse en decenas de millones de dólares, que ahondaría una situación de irrelevancia: baste decir que el diario sólo había ganado 4.000 nuevos abonados netos entre septiembre de 2023 y septiembre de 2024.
Bien es cierto que de poco sirvió que en 2016 el diario apoyase con fervor la candidatura de Hillary Clinton, en un contexto de desafecto hacia las élites, encarnadas, entre otros, por The Washington Post.
Hace tiempo que el respaldo de un periódico a un candidato concreto no influye en los votantes. Pero esta negativa, a sólo once días de unas elecciones extremadamente reñidas, está provocando una crisis sin precedentes. «Es pura cobardía. Esta debilidad es preocupante viniendo de una institución famosa por su valentía», tuiteó poco después Marty Baron, director de The Washington Post entre 2013 y 2021.
Una postura que han compartido públicamente una docena de columnistas del diario a través de una carta abierta en la que denuncian «un tremendo error» «Un medio de comunicación puede elegir no apoyar a un candidato presidencial», alegan. «Pero no es el momento, cuando un candidato defiende posiciones que atentan directamente contra la libertad de prensa y los valores de la Constitución». escribieron. A los críticos se han sumado los míticos Bob Woodward y Carl Bernstein –cuya investigación sobre el 'caso Watergate' desembocó en la dimisión de Richard Nixon–, para quienes se trata de «una decisión que ignora las abrumadoras pruebas aportadas por The Washington Post sobre la amenaza que Donald Trump supone para la democracia». Woodward, que aun publica en el periódico, no ha indicado si seguirá haciéndolo.
En cuanto a la razón que ha motivado el bandazo de The Washington Post, todas las informaciones apuntan, pese a que la hipótesis ha sido desmentida, a una intervención del dueño del diario, el magnate Jeff Bezos. Según el New York Times, el fundador de Amazon llevaba más de un mes pensando en negarse a que su periódico tomara partido, mientras la dirección del diario intentaba sin éxito hacerle cambiar de opinión. «Esto es lo que pasa cuando los medios de comunicación son propiedad de grandes grupos que tienen demasiado que perder si incurren en la ira de Donald Trump», lamentó el columnista Robert Kagan, uno de los analistas más influyentes de política internacional, que dimitió el viernes denunciando una «capitulación».
Curiosamente, poco después del anuncio del Washington Post, los directivos de Blue Origin, la empresa aeroespacial de Jeff Bezos, se reunieron brevemente con Donald Trump en la ciudad tejana de Austin (Texas). Esto alimentó las sospechas en un momento en el que Blue Origin y Aws (filial de Amazon) pujan por lucrativos contratos públicos. Blue Origin firmó un contrato de 3.400 millones de dólares con la Nasa en 2023.
Bezos negó rotundamente cualquier conflicto de intereses en un artículo de opinión publicado en su periódico el lunes. «Suspiré cuando me enteré [de la reunión de Blue Origin con Donald Trump], porque sabía que daría munición a los que lo harían pasar por otra cosa que no fuera una decisión de principios. Pero el hecho es que yo no estaba al tanto de esta reunión», que se concertó en el último minuto. «No existe ningún vínculo entre estos dos hechos», afirma, antes de añadir: «Por supuesto, son libres de formarse su propia opinión, pero les reto a que encuentren un solo caso, en estos 11 años, en el que haya presionado a alguien de The Washington Post para defender mis propios intereses».
En este artículo, el empresario admite, sin embargo, «un error de agenda» en el anuncio del diario. «Ojalá hubiéramos hecho este cambio antes, en un momento más alejado de las elecciones y de las emociones que despiertan», añadió.
La relación entre Trump y Bezos viene de lejos y han sido, en general, malas. Por ejemplo, en 2019, de forma sorprendente, la Administración Trump eligió a Microsoft en lugar de Aws para gestionar la modernización de los sistemas informáticos del Pentágono. Tras un recurso interpuesto por la empresa descartada, el contrato fue anulado. Parece que el ambiente ha cambiado en los últimos días.