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El Rey Mohamed VI y su hijo, el Príncipe heredero Hassan Moulay, Melania Trump, y Donald TrumpAFP

Mohamed VI aplaude la reelección de Trump y espera que vuelva a beneficiar a Marruecos

El monarca alauí recibe con los brazos abiertos al republicano que, en diciembre de 2020, reconoció la soberanía marroquí del Sáhara Occidental, a cambio de que Rabat normalizara relaciones con Israel

La victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos de este martes ha causado sentimientos encontrados en diferentes partes del mundo. En Marruecos, el Rey Mohamed VI ha visto cómo un aliado fiable vuelve a ocupar la Casa Blanca durante los próximos cuatro años. El monarca alauí no tardó en felicitar a Trump por los resultados, a través de un comunicado oficial hecho público por la agencial marroquí MAP. Mohamed VI deseó al republicano los «mejores deseos de éxito en su misión y en sus esfuerzos por servir al pueblo estadounidense». Asimismo, destacó los «distinguidos e históricos lazos bilaterales», y auguró «perspectivas más amplias para la asociación estratégica entre los dos países».

Los medios marroquíes, como buen termómetro de la sociedad, hicieron un gran despliegue de la victoria de Trump sobre Kamala Harris. El diario Hespress, el más leído en el país magrebí, titulaba: El regreso de Trump a la Presidencia de Estados Unidos, alivio en Marruecos. Un síntoma de que el magnate está muy bien considerado en Rabat, algo que no es precisamente una buena noticia para España. En diciembre de 2020, Trump, y ya con una pierna fuera de la Casa Blanca, dio un gran espaldarazo a Marruecos reconociendo su plan de soberanía sobre el Sáhara Occidental. La noticia saltó a través de un tuit compartido por el entonces presidente que decía: «Otro logro histórico hoy. Nuestros dos grandes amigos Israel y el Reino de Marruecos han acordado (establecer) relaciones diplomáticas plenas, un enorme avance por la paz en Medio Oriente».

La contrapartida de la normalización de relaciones entre Rabat y Tel Aviv, en el marco de los Acuerdos de Abraham, era el reconocimiento de Washington del plan de autonomía marroquí propuesto en 2007. En su mensaje, Trump anunció que «la propuesta de autonomía seria y creíble de Marruecos es la única base para una solución justa y perdurable para la paz y prosperidad duradera». «Marruecos reconoció a Estados Unidos en 1777. Es, por tanto, apropiado que nosotros reconozcamos su soberanía sobre el Sahara Occidental», explicó entonces el republicano, que un mes después dejaría la Presidencia en manos del demócrata Joe Biden.

El cambio de postura en política exterior de Trump, nunca se revirtió bajo la Administración Biden. De hecho, el espaldarazo de Estados Unidos provocó que dos años después, en marzo de 2022, el Gobierno de Pedro Sánchez también cediera a las exigencias de Marruecos y reconociera el plan de autonomía marroquí como la iniciativa «más seria, realista y creíble para la resolución de este diferendo», rompiendo así con más de 40 años de consenso con respecto al Sáhara Occidental. Hasta ese momento, España, como potencia administradora del enclave, había apostado por la resolución de la ONU, cuyo cometido era convocar un referéndum de autodeterminación. Francia, por su parte, ha sido el último país occidental en respaldar al país magrebí el pasado mes de julio, zanjando así una crisis diplomática que ya duraba tres años.

El presidente francés, Emmanuel Macron, escenificó una nueva etapa en las relaciones entre París y Rabat con una visita de tres días al país magrebí la pasada semana, que contó con toda la pompa que la ocasión requería. El propio Rey Mohamed VI recibió a Macron en la pista de aterrizaje del aeropuerto de la capital marroquí, para dirigirse al Palacio Real, acompañados de una abultada comitiva. El presidente francés reafirmó ante el Parlamento de Rabat su compromiso con la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental y, de paso, consiguió cerrar contratos por valor de unos 10.000 millones de euros para empresas francesas en el país magrebí.

El Sáhara Occidental siempre ha sido un asunto de Estado para el Rey Mohamed VI. Un conflicto que lleva estancado desde hace casi 50 años, cuando España decidió retirarse de su provincia número 53 y Marruecos desencadenó su Marcha Verde, ocupando el territorio y expulsando a los saharauis. La mayoría de ellos cruzaron a Argelia y ahora viven en los campos de refugiados del Tinduf, gestionados por el Frente Polisario –apoyado por Argel. Recientemente, el enviado especial de Naciones Unidas par el Sáhara Occidental, Staffan de Mistura, ha presentado un nuevo plan para tratar de salir del atolladero, que propone dividir el territorio y crear un Estado independiente en el sur mientras que el norte del territorio quedaría en manos de Marruecos. Tanto el Frente Polisario como Rabat han rechazado la propuesta de Mistura.

En Marruecos, la vuelta de Trump a la Presidencia de Estados Unidos se ve como una nueva oportunidad de relanzar su plan de autonomía. Casualmente, la confirmación del triunfo del republicano coincidió con la conmemoración del 49º aniversario de la Marcha Verde. El Monarca alauí aprovechó la ocasión para arremeter contra la ONU, en un discurso retransmitido por televisión. «Es hora de que Naciones Unidas asuma su responsabilidad y aclare la gran diferencia entre dos paradigmas: el que encarna Marruecos en su Sáhara –realista y legítimo– y el que se basa en una visión aislada del mundo real y su desarrollo», prorrumpió Mohamed VI.