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J.D. Vance, vicepresidente electo de Estados Unidos, en West Palm Beach, Florida

J.D. Vance, vicepresidente electo de Estados Unidos, en West Palm Beach, FloridaGetty Images via AFP

Perfil del nuevo vicepresidente

J.D. Vance, la mano derecha de Trump: el niño 'hillbilly' que no flojea frente al universo progre

Reivindica la América profunda, olvidada por las élites, es proteccionista en economía, desarrolla tendencias aislacionistas en política exterior y apuesta con más firmeza que Trump en la defensa de los valores tradicionales

«Never Trumper», jamás trumpista. Así se definía J.D. —pronúnciese «Yeidi»— Vance durante la primera campaña presidencial del magnate, allá por 2016, siendo probablemente 'idiota' el menos grueso de los epítetos que le dedicaba por aquella época. James David Vance ya era republicano, pero de una tendencia en las antípodas de la de Donald Trump. Por algunas divergencias ideológicas, de generación, obviamente, pero sobre todo por los orígenes: mientras el futuro presidente vino al mundo en una familia con una fortuna consolidada —que luego amplió por su cuenta—, su compañero de candidatura en 2024 lo hizo en una humilde y desestructurada del interior de Ohio.

Un cúmulo de desventajas de inicio reflejado en su mismísima identidad civil: su primer apellido, Bowman, era el de su padre biológico, fallecido en 2023. Al divorciarse sus progenitores cuando aún era muy pequeño, pasó a llamarse Hamel, como el tercer marido de su madre que, por otra parte, estaba enmarañada en su adicción a las drogas. Al final, él mismo optó por llamarse Vance, como sus abuelos maternos, que fueron quienes de verdad le criaron junto con su hermana Lindsey.

El cariño por fin recibido, en un típico ambiente conservador protestante del Medio Oeste, no acarreaba, sin embargo, unos ingresos estables a la familia. De ahí que, con 17 años, Vance se viera obligado a trabajar como dependiente en una tienda de ultramarinos mientras completaba sus estudios. Después, como muchos jóvenes de condición modesta, encontró una puerta de escape a su situación en las Fuerzas Armadas. Concretamente, en el prestigioso y exigente Cuerpo de Infantería de Marina. Sus superiores no tardaron, era 2005, en enviarle al Irak asolado por la guerra. El suboficial Vance fue destinado a tareas de Comunicación, por lo que no entró en combate; lo cual no fue óbice para que regresara a Estados Unidos con un par de condecoraciones, concedidas por buen comportamiento y disciplina.

Tocaba ahora abordar la formación académica, que empezó en la Universidad Pública de Ohio. El tesón acumulado en su corta, pero repleta existencia, fue premiado por una beca que le llevó a estudiar Derecho en Yale, uno de los semilleros de las élites estadounidenses. Su primera experiencia profesional fue en un bufete de abogados. Si bien el golpe de suerte le llegó cuando se fue a California para trabajar en la oficina de Peter Thiel, el fundador de Paypal y su mentor.

Con todo, el éxito en los negocios no ablandó sus convicciones ni le hizo olvidar su procedencia, por lo que volvió a Ohio, determinado a ser ungido por el sufragio universal. Pero antes, había que darse a conocer, tarea que Vance cumplió en organizaciones conservadoras. La osadía la demostró en 2022, al presentarse a las primarias republicanas para un escaño en el Senado federal. Las ganó, de la misma forma que ganó la elección —Thiel aportó 15 millones a la aventura de su protegido— frente al demócrata Tim Ryan por más de seis puntos en pleno apogeo político de Joe Biden y cuando el regreso de Trump parecía una quimera.

Mas Vance apostó por el defenestrado presidente cuando nadie lo hacía y pidió su apoyo, dispuesto a superar divergencias. Lo obtuvo. En paralelo, y antes de llegar al Capitolio de Washington, el político en ciernes plasmó su propio relato en un libro Hillbilly Ellegy, la elegía de los paletos, que es una plena reivindicación de la América obrera, olvidada por las élites. El éxito fue rotundo, siendo adaptada la obra a la televisión. El relato fue completado por su conversión al catolicismo, inspirado por San Agustín.

Unos antecedentes que conforman un corpus doctrinal que nada tiene que ver con el de los neocons de la época de George W. Bush, pues es proteccionista en economía, desarrolla tendencias aislacionistas en política exterior y apuesta con más firmeza que Trump en la defensa de los valores: Vance no flojea en su oposición sin ambages al aborto, a diferencia de Trump, ni tampoco frente al lobby LGBT o al universo woke.

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