Elecciones en Estados Unidos 2024 Washington DC, el gran feudo demócrata desconectado del resto de EE.UU., llora la derrota de Harris
Las dos palabras más repetidas en la capital tras la victoria de Donald Trump han sido «decepción» y «tristeza»
Cuando se habla de Washington D.C. como del feudo demócrata por excelencia no hace falta más que ir a ver el resultado de estas últimas elecciones. Donald Trump arrolló a Kamala Harris en todo el país, pero en la capital de los Estados Unidos, la que va a volver a ser la residencia del republicano a partir de enero y para los próximos cuatro años, la demócrata cosechó el 92,4 % de los votos. Bastante le debe de pesar que el Distrito de Columbia únicamente aporte tres electores en las presidenciales, porque mejor le habrían venido otros 55 como los de California.
El día amanecía con un sol de infierno, con los termómetros alcanzando los 27 grados, pero los ánimos eran los de un día nublado. «Tenía la esperanza de que los resultados fuesen buenos para los demócratas», dice Jesse Edwards. Aquí todo el mundo confiaba en que de su voto saldría la primera presidenta de los Estados Unidos; y negra. Pero, a veces, hay que mirar la situación con un poco más de perspectiva. Así como las encuestas daban un resultado ajustado -que luego no lo fue tanto-, en la capital se olvidaron de que a los americanos les preocupa más la economía y el Good bless America que las políticas woke ampliamente extendidas en estados tan marcadamente demócratas.
El día después de las elecciones las palabras más repetidas en la capital eran «decepción» y «tristeza». Aunque Jesse, por ejemplo, asegura seguir siendo «optimista» y se alegra «de que el resultado pueda servir como inspiración para el día de mañana», Debbie y Michael, que han ido juntos a ver, o a intentarlo, por segundo día consecutivo, a Kamala Harris, creen que otros norteamericanos están igual de disgustados. «Por lo que he visto en las redes sociales, la gente está decepcionada, pero es cierto que no conozco a muchos seguidores de Trump», comenta ella mientras él añade rápidamente que es originario de Virginia Occidental, «así que conozco a muchos seguidores de Trump y, por suerte, no soy uno de ellos».
En la capital de los Estados Unidos parece que falta autocrítica, porque, a pesar de los malos resultados muchos consideran que los demócratas sí han sabido escuchar al pueblo estadounidense. Como Bill, que dice que «hicieron todo lo posible para seguir adelante y conseguir los apoyos" pero, simplemente, no se lograron suficientes votos.
Pero, es que Donald Trump ha logrado arrebatar a los demócratas el voto popular que, ni siquiera había cosechado en la batalla presidencial que ganó contra Hillary Clinton. «Estoy horrorizada, devastada», comenta Adrianna, «no tengo otras palabras». Así que, hay una pregunta que repito a todos los washingtonianos: ¿Crees que los demócratas no han sabido escuchar a la gente?. Andrew, un joven bastante elocuente responde que no, que «es la primera vez que los demócratas pierden el voto popular desde 2004, que creo que el partido en su conjunto, a nivel nacional, estatal y los partidos locales de todo el país, definitivamente deben analizar lo que defienden y se asegurarse de que su mensaje llegue a todo el pueblo estadounidense».
«Está claro que el partido demócrata no ha sabido escuchar al pueblo e inventaron sus prioridades», comenta una española que vive en Annapolis desde que gobernaba el republicano Ronald Reagan. «Las encuestas indicaban que el la primera preocupación era y es la economía, la segunda la frontera abierta, el aborto quedaba más allá del décimo lugar», dice, para luego confesar que está encantada con el resultado.
En Annapolis, la ciudad donde vive, está situada en el estado de Maryland, y precisamente en estas elecciones, se ha aprobado una reforma constitucional que blinda el aborto, lo que, para ella, echa por tierra la teoría de que Donald Trump va a ser un peligro para las mujeres, porque, asegura, «aquí en América los estados tienen poder sobre sí mismos, pueden decidir, no tienen que pedirle permiso ni dinero al Gobierno federal, se gestionan con sus presupuestos».
Kamala reaparece en Howard
La noche electoral, los demócratas habían organizado en la Universidad de Howard un gran evento para seguir con los simpatizantes de Kamala Harris el recuento. Es la universidad en la que estudió Kamala Harris, una escuela conocida en Estados Unidos por ser uno de los templos para los afroamericanos. Washington D.C. registra uno de los porcentajes más altos de población afroamericana y por algo llaman al Distrito de Columbia la capital negra.
No es de extrañar que Chelsea Kendall y Rochelle, tres jóvenes afroamericanas que han votado por primera vez en estas presidenciales, crean que «ha hecho historia al ser la primera mujer negra en postularse para un cargo tan alto». «Estamos tremendamente orgullosos de ella y de todo lo que puede hacer y espero que esto allane el camino y muestre a otras mujeres negras que pueden hacer cosas similares», dice Chelsea en nombre de las tres.
Sin embargo, el martes, nada salió como se esperaba. Ni hubo batalla reñida en los swing states, ni hubo que esperar para saber el nombre del sucesor de Joe Biden, ni Kamala Harris se dirigió a sus votantes, que, al menos en el Distrito de Columbia son numerosos. Un día después de la derrota los demócratas convocaban de nuevo a sus seguidores y esta vez sí habría mensaje de Harris. «Nosotros cuando perdemos aceptamos los resultados, es uno de los principios más importantes, al mismo tiempo que en nuestra nación, cualquier presidente o cualquier partido debe ser leal a la Constitución de los Estados Unidos», decía la vicepresidenta tras reconocer que la mañana después del día de las elecciones había llamado a Donald Trump para felicitarle por la victoria.
En esta primera intervención pública tras su derrota, Harris no cambió ni un ápice el discurso que ha mantenido a lo largo de los 100 días de campaña; el de la pelea por los derechos y por la libertad. Parece una votante más del Distrito de Columbia, donde, a pesar de ser testigos de que la mayoría de los norteamericanos no han apoyado su mensaje, y todavía bajo Gobierno demócrata, siguen creyendo que «Trump va a estar cuatro años y será el próximo presidente el que tendrá que arreglar este lío».