Kamala 'Gone': no es por ser mujer o negra; ¡Es por zurda!
Las explicaciones de los medios tradicionales y las cabezas parlantes sobre el fracaso de la candidata demócrata se centran, erróneamente, en su género y su raza y no en sus propuestas políticas
Tras la hecatombe del Partido Demócrata y de Kamala Harris en las elecciones del pasado martes, toda la progresía mediática en ambos lados del atlántico justifica ese fracaso en un misoginismo y racismo inherente en la sociedad americana en general y, sobre todo, entre los votantes de Donald Trump. La realidad es muy diferente. El Partido demócrata, y sus aliados del bloque mediático tradicional (NY Times, Washington Post, CNN, Huffington Post, etc.…) llevan años alejados de la realidad social de Estados Unidos y se hallan en un estado, conocido como «groupthink» en el argot académico, donde, como solo hablan entre ellos mismos se convencen de que tienen la razón, y que los que piensas diferente a ellos son ignorantes, faltos de educación o simplemente oligofrénicos fenilpirúvicos.
Si se analizan los datos de la votación en esta elección, la realidad es muy diferente. La radicalidad del aparato demócrata ha conseguido lo inimaginable hace solamente diez años. Sus votantes se reducen a las élites millonarias y las capas sociales subsidiadas y dependientes del Gobierno federal para seguir viviendo del Gobierno. Les han abandonado las clases medias, las clases trabajadoras, los hispanos que llegaron al país con la esperanza de una vida mejor, y hasta los hombres negros (perdonen, afroamericanos, no se me vayan a ofender las zurdas podemitas y necesiten asistencia psicológica). Las políticas de identidad de género, la defensa irrisoria de la comunidad LGTBI++ (que, por cierto, representa menos del 10 % de la población, y en el caso la T, menos del 0,002 %) y su insistencia en la ingeniería social, ha alienado a sus votantes tradicionales, que, frente a unas políticas en las que no se sienten cómodos, han preferido votar a un personaje cuestionable antes que hacer el salto mortal de «fiarse de sus líderes».
Antaño, los americanos elegían a su presidente basado en el personaje (Ronald Reagan, Bill Clinton, Barack Obama), y se fiaban de que el líder escogido sabría fijar el camino. En este caso, y es un aviso para el futuro, han escogido un camino a pesar del líder imperfecto. ¿Por qué? Porque el camino que les proponen los demócratas no tiene nada que ver con sus convicciones, sus creencias, ni su «gut instinct» o instinto. Solo así se explican que la mitad de los hombres hispanos han votado por Trump, que más del 56 % de los hombres blancos han hecho lo mismo, y que Kamala solo ha ganado entre el grupo de la población con ingresos inferiores a 25.000 dólares (las capas subvencionadas) y los ultra ricos (ingresos en exceso de 100.000 dólares).
Además de todo ello, el Partido Demócrata ha escogido como caballos de batalla argumentos profundamente alejados de la realidad diaria del país. Sus argumentos resuenan con las élites académicas, con la prensa afín, con comunidades marginales (LGTBI++), y con causas, que, aunque puedan ser razonables, no representan la opinión de la mayoría de los estados de la unión (como el aborto). Frente a eso, Trump, con todas sus limitaciones expresivas, ha sabido conectar con las cosas que importan al ciudadano medio, sea este blanco, marrón, negro, hispano o anglosajón: la cesta de la compra, el coste energético, la inseguridad, la razonabilidad en las políticas identitarias, entre muchas otras. Este hecho es cierto en todos los grupos étnicos, capas sociales, grados de urbanización, e incluso niveles educativos, así como género. En todos ellos, Trump a obtenido mejores resultados de los obtenidos en 2016 y 2020, incluso en aquellos en los que todavía no ha resultado victorioso.
Entre todos estos grupos, el más obvio es la comunidad hispana. Desde los años 60, el Partido Demócrata, en su concepción arrogante de su superioridad intelectual, optó por tratar a los hispanos como extensión de la comunidad negra. A fin de cuentas, pensaban ellos, son todos pobres y dependen del cheque del Gobierno federal, con lo cual nos votaran por su propio interés. En ese proceso mental asumían que todos los hispanos eran como las chicas dominicanas, los jardineros mexicanos que cuidaban sus casas o los trabajadores puertorriqueños que les daban la oportunidad de sentirse mejor a cambio de la propina de un dólar por aparcarles el coche.
Los hispanos son el grupo étnico que crece mas significativamente como nuevos propietarios de viviendas
Olvidaron en el proceso que la mayoría de los hispanos vinieron a este país voluntariamente con la esperanza de una vida mejor. Escapaban la falta de oportunidad y querían hacerse con su cuota del sueño americano. Al mismo tiempo, los negros llegaron a este país involuntariamente, como esclavos, y llevan cinco o seis generaciones sometidas al yugo de la discriminación. De hecho, los hispanos son el grupo étnico que crece mas significativamente como nuevos propietarios de viviendas. Han doblado su participación en los cuerpos policiales desde el año 2000 y, encuesta tras encuesta, valoran su seguridad y a la Policía. Y no hablemos de que hagan a sus hijas compartir vestuario en el colegio con personajes trans, que escuchen sermones sobre la identidad sexual o que exploren su sexualidad a los 12 años.
El mejor resumen del fracaso del Partido Demócrata lo expresó el radical Bernie Sanders, excandidato a la Presidencia de la formación, al cual parafraseo: «Si el Partido ha abandonado a sus votantes, no le debería extrañar que sus votantes le abandonen».
*Ignacio Foncillas es abogado que ejerce en Miami