El odio antisemita eleva el riesgo de ataques en las universidades de Europa
La Asociación Judía Europea reunió en Cracovia a un centenar de líderes judíos de toda Europa, políticos y académicos para debatir el creciente antisemitismo, especialmente en las universidades
A un año del ataque terrorista de Hamás contra Israel y a unos meses de cumplirse 80 años de la liberación del campo de concentración de Auschwitz, la Asociación Judía Europea (EJA por sus siglas en inglés) reunió en Cracovia a un centenar de delegados de organizaciones judías de toda Europa, políticos y académicos para debatir sobre el creciente antisemitismo en el Viejo Continente, especialmente en el ámbito universitario.
De acuerdo con EJA «el antisemitismo y su descendiente, el antisionismo, han alcanzado niveles vistos por última vez en los días previos a la Kristallnacht. Un discurso de odio por las nubes, los ataques verbales y físicos contra los judíos y, sobre todo, las protestas en los campus universitarios donde se apoyan los actos terroristas y piden la destrucción total del único Estado judío del mundo es ahora la 'nueva' normalidad».
«Estamos solicitando a la Unión Europea medidas urgentes para proteger a la comunidad judía en Europa, tales como regular las protestas públicas para que los organizadores firmen códigos de conducta, así como prohibir y sancionar las expresiones antisemitas durante las manifestaciones en los países de la UE», señaló Rabbi Menachem Margolin, presidente de la EJA en la apertura de un simposio en Cracovia, a unos cuantos kilómetros de Auschwitz, el símbolo máximo del horror y del antisemitismo en el mundo.
Si bien es cierto que Margolin reconoce que la libertad de expresión es un derecho valioso, señala que es usado para camuflar el antisemitismo. «Estamos viviendo la mayor crisis de antisemitismo desde la Segunda Guerra Mundial. Cada 50 minutos hay un ataque antisemita en Europa», aseguró el presidente de la EJA al tiempo que se preguntó «¿Qué más necesitamos para que las instituciones europeas comprendan que hay que tomar medidas ahora?».
«Se suponía que no debía suceder de nuevo, pero está sucediendo ahora. Por eso es importante y urgente declarar una emergencia por el antisemitismo que se vive en Europa. Necesitamos hacer algo para evitar que el exterminio de los judíos suceda de nuevo», apostilló Margolin.
No obstante, los niveles de antisemitismo en Europa no son iguales en todos los países y en todas las ciudades. Como bien señaló Gergely Karacsony, alcalde de Budapest, donde reside la más grande comunidad judía de Europa central y celebró que «es la ciudad más segura para los judíos en toda Europa». Karacsony agregó que «afortunadamente el antisemitismo no se manifiesta a niveles alarmantes», pero admitió que «sí lo hace la xenofobia contra los inmigrantes y refugiados ucranianos», por eso recordó que «la lucha contra el antisemitismo también implica luchar por la inclusión social que combate el odio contra los que piensan diferente».
La relativización del Holocausto no tiene cabidaAlcalde de Budapest
Para el profesor Christer Mattson, de la Universidad Gothenburg en Suecia, «la educación que enseña que la convivencia es posible es el futuro (porque) si naces en una familia xenófoba, serás xenófobo. Normalmente, reproduces lo que ves en la familia», y en el caso del antisemitismo «reproducen un futuro y un mundo sin los judíos. Por esa razón hay que enseñar mejor la realidad del Holocausto».
Por su lado, el diputado británico, Mark Sewards, señaló que «en el Reino Unido la historia del Holocausto está incluido en el currículo, pero no es suficiente» y agregó que «es necesario educar sobre el antisemitismo contemporáneo y educar a quienes emigran a Europa y decirles: estas son las reglas para vivir aquí, estas son aceptables y estas no». Así mismo, Sewards apostilló: «necesitamos una rápida persecución contra quienes inciten al odio».
Hemos sido extremadamente tolerantes con la intolerancia y aceptamos a quienes no aceptan nuestras reglasDiputado del Bundestag
En este sentido, el diputado del Bundestag, Frank Muller, remarcó que «en Alemania hemos sido muy liberales y extremadamente tolerantes con la intolerancia y aceptamos a quienes no aceptan nuestras reglas, a quienes usan el odio como principal medio para resolver las diferencias». También fue contundente en señalar: «la expresión del odio no puede ser considerado como libertad de expresión en una sociedad democrática».
El caso español
El problema del antisemitismo en las universidades europeas centró la mayor parte del simposio y el debate de ideas para reforzar la memoria del Holocausto en los sistemas educativos. Especial atención mereció el caso español en voz del profesor Adriaan Kuhn, director del Instituto Robert Schuman de la Universidad Francisco de Victoria de Madrid.
Para Kuhn «las universidades por naturaleza no son un lugar para el antisemitismo» pero en el caso de España «existe una complicidad de los niveles más altos de las universidades» y remarcó la influencia de los partidos de izquierda, Podemos y Sumar, tanto dentro del Gobierno de España como en la Universidad Complutense de Madrid.
De acuerdo con el académico alemán radicado en Madrid, «España es un caso de estudio, pues la izquierda recuerda el régimen de Franco, pero no la alianza que este sostenía con Hitler y las acciones antisemitas que emprendió». Nos encontramos entonces con «una memoria selectiva de la historia» concluyó.
Precisamente, para Gad Deshayes, copresidente de la Unión Belga de estudiantes Judíos y quien sufrió en carne propia una agresión antisemita, «los estudiantes judíos en las universidades de Bélgica no se sienten seguros en los campus» una situación agravada, según añadió Emilie Zerbib, presidente de la Unión de Estudiantes Judíos de Francia, por la «importación de extremistas americanos a las universidades de Europa».
Para Zerbib, que representa la asociación de estudiantes judíos más grande de toda Europa, «la radicalización explotó después del 7 de octubre lideradas por estudiantes de intercambio, entre otros, de la Universidad de Columbia de Nueva York». La líder estudiantil recordó que la Sciences Po de París es la más grande en cuanto a la cantidad de estudiantes internacionales que recibe.
Para remarcar la naturaleza del problema, el profesor Ezart Lutz, de la Universidad de Erlangen en Núremberg, denunció «la aplicación de doble estándar por razones políticas» ante las expresiones de odio y señaló que es evidente «la ideología antioccidental en los discursos y en los boicots contra las instituciones académicas», algo en lo que coincidió el profesor Maarten Boudry, de la Universidad de Ghent de Bélgica, al señalar que «es increíble que estemos hablando de cómo las universidades fallan en condenar el antisemitismo cuando más de un millón de personas fueron asesinadas en Auschwitz».
Todos los participantes del simposio insistieron en la importancia del estudio de la historia para forjar a las nuevas generaciones en empatía y capacidades de diálogo en ciudades y sociedades europeas cada vez más interculturales y así garantizar que el odio no se expanda y el exterminio judío no se repita nunca más.