Trump nombra a Brooke Rollins como secretaria de Agricultura para liderar la agenda rural y alimentaria
La conservadora texana, veterana de su administración anterior, enfrentará desafíos en comercio, seguridad alimentaria y desarrollo rural
Donald Trump anunció este sábado la nominación de Brooke L. Rollins para liderar el Departamento de Agricultura (USDA). Rollins, una defensora de las políticas conservadoras y aliada cercana de Trump, enfrentará el desafío de revitalizar la economía rural, renegociar acuerdos comerciales y equilibrar la producción agrícola con las prioridades alimentarias del país.
«Brooke Rollins liderará el esfuerzo para proteger a nuestros agricultores, que son la verdadera columna vertebral de Estados Unidos», afirmó Trump en un comunicado. La designada, de 52 años y originaria de Glen Rose, Texas, será la segunda mujer en liderar el USDA, un organismo con 100,000 empleados y un presupuesto anual superior a los 200 mil millones.
Rollins cuenta con una destacada carrera en el diseño de políticas públicas. Como presidenta del think tank America First Policy Institute, fue una de las principales voces en la promoción de la agenda «America First» de Trump. Previamente, dirigió el Texas Public Policy Foundation, una organización dedicada a fortalecer los valores conservadores en temas como la energía, la educación y la agricultura. Durante el primer mandato de Trump, Rollins ocupó cargos clave, incluido el liderazgo del Consejo de Política Nacional, donde ayudó a implementar reformas estratégicas en todo el país.
Graduada en desarrollo agrícola de la Universidad Texas A&M, Rollins tiene raíces profundas en el mundo rural. De joven participó en organizaciones como 4-H y la National FFA Organization, que promueven la educación agrícola en comunidades rurales. «Mi historia profesional comenzó en la agricultura, y estoy comprometida a devolverle su protagonismo», señaló en un mensaje reciente.
De ser confirmada por el Senado, Rollins asumirá un papel crucial en un contexto de desafíos económicos y tensiones geopolíticas. Uno de sus primeros retos será supervisar la renegociación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), donde Trump ha prometido priorizar los intereses de los agricultores estadounidenses. También tendrá que lidiar con la promesa del presidente electo de imponer aranceles a ciertos productos agrícolas y diseñar estrategias que equilibren los intereses de los pequeños productores y las grandes empresas del sector.
El USDA no solo gestiona la producción agrícola y ganadera, sino que también regula programas de nutrición como los comedores escolares y los cupones de alimentos, administra tierras forestales federales y fomenta el desarrollo de infraestructuras en zonas rurales. Durante el mandato de Biden, el USDA adoptó políticas progresistas, como el aumento de los beneficios de cupones de alimentos y mayores regulaciones para combatir prácticas monopolísticas en la industria cárnica. Rollins, en cambio, probablemente impulse una desregulación enfocada en la productividad y la autosuficiencia.
Tensiones internas en el gabinete
La llegada de Rollins al USDA también se produce en medio de posibles tensiones dentro del equipo de Trump. Robert F. Kennedy Jr., nominado para liderar el Departamento de Salud, ha propuesto reformas alimentarias radicales, como eliminar alimentos ultraprocesados de las escuelas y fomentar la agricultura orgánica y regenerativa. Estas propuestas podrían chocar con las prioridades de los grandes agronegocios y las políticas tradicionales que Rollins defendería.
Por otro lado, Trump enfrenta la presión de cumplir sus promesas a las comunidades rurales, un bloque electoral que lo apoyó de manera abrumadora. Sin embargo, desafíos como el aumento de los costos de insumos agrícolas y la falta de mano de obra debido a las deportaciones masivas anunciadas por el presidente electo podrían complicar su relación con el sector.
Trump confía en que Rollins será una figura clave en la ejecución de su visión para el sector agrícola. En su primer mandato, el USDA eliminó regulaciones consideradas onerosas y aprobó pagos récord de ayuda a agricultores afectados por las guerras comerciales. En esta nueva etapa, Rollins tendrá que equilibrar políticas de apoyo a los agricultores, medidas de seguridad alimentaria y estrategias comerciales que fortalezcan el lugar de Estados Unidos en el mercado global.
«Los agricultores estadounidenses son héroes nacionales, y bajo el liderazgo de Brooke, nuestra agricultura será más fuerte que nunca», concluyó Trump. Rollins se perfila como una pieza central en el gabinete del presidente electo, con una misión ambiciosa que podría definir el futuro del campo y la alimentación en el país.