Yamandú Orsi vence las elecciones en Uruguay y la izquierda regresa al poder
El exintendente de Canelones liderará un gobierno con desafíos económicos y sociales, prometiendo diálogo y unidad en un país polarizado
Uruguay eligió este domingo a Yamandú Orsi, del Frente Amplio (FA), como su próximo presidente, marcando el regreso de la izquierda al poder después de cinco años de gobierno de centro-derecha. Con una ajustada victoria en la segunda vuelta frente a Álvaro Delgado, del Partido Nacional (PN), Orsi asumirá la presidencia el 1 de marzo de 2025, en un contexto político y económico que plantea retos significativos para el país.
Según los datos oficiales de la Corte Electoral, con el 98,65 % de los circuitos escrutados, la fórmula encabezada por Orsi y Carolina Cosse obtuvo 1.179.454 votos (52,1 %) frente a los 1.086.758 del oficialista Delgado (47,9 %). Esta diferencia de poco más de 90.000 votos confirmó la victoria del Frente Amplio, que logró sumar 107.628 sufragios más respecto a la primera vuelta del pasado 27 de octubre.
El actual presidente, Luis Lacalle Pou, reconoció el triunfo del opositor pocas horas después del cierre de los comicios, en un gesto que subraya la tradición democrática del país. «Llamé a Yamandú Orsi para felicitarlo como presidente electo de nuestro país y para ponerme a las órdenes para iniciar la transición cuando lo entienda pertinente», escribió en sus redes sociales. Por su parte, el candidato derrotado, Álvaro Delgado, aceptó los resultados con un mensaje dirigido a sus seguidores: «En la vida política las elecciones se ganan y se pierden, pero nosotros no estamos derrotados».
Un líder formado en la gestión local
Yamandú Orsi, de 56 años, es un político que ha construido su carrera a partir de la gestión municipal y su vínculo con el Movimiento de Participación Popular (MPP), la corriente liderada por el expresidente José Mujica. Profesor de Historia y exintendente de Canelones, Orsi es percibido como un líder moderado dentro del Frente Amplio, lo que le permitió sumar apoyos más allá de la base tradicional de la coalición.
Durante su mandato como intendente, se destacó por su enfoque en infraestructura, desarrollo rural y políticas sociales, lo que consolidó su perfil como gestor eficiente y cercano. Este perfil, combinado con su habilidad para el diálogo, fue clave en una campaña que buscó proyectarlo como una figura capaz de unir al país en un momento de polarización política.
Orsi ha señalado que su principal objetivo será construir «un país de certezas», un concepto que definió como la búsqueda de estabilidad económica y social. En su discurso de victoria, reiteró su compromiso con el diálogo: «Voy a ser el presidente que convoque una y otra vez al diálogo nacional para encontrar las mejores soluciones, escuchando lo que nos dicen los demás».
Un gobierno con mayorías parciales y grandes retos
El Frente Amplio enfrentará un panorama político complejo. Aunque contará con mayoría en el Senado, no tendrá control en la Cámara de Diputados, lo que obligará a Orsi a negociar con otras fuerzas políticas para aprobar sus reformas. En este contexto, el presidente electo ha insistido en que buscará consensos amplios para abordar los problemas más acuciantes, como la inseguridad, el empleo y la educación.
La economía uruguaya, que ha mostrado señales de desaceleración en los últimos años, será otro de los grandes desafíos para la nueva administración. Orsi deberá equilibrar su agenda social con la necesidad de mantener la confianza de los inversores y evitar un aumento del déficit fiscal, un tema que el gobierno saliente consideró prioritario.
El regreso del Frente Amplio al poder fue celebrado por líderes de izquierda en Hispanoamérica, como el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quien calificó la victoria como «una señal de esperanza para la región». Sin embargo, el nuevo gobierno no estará exento de tensiones internacionales, especialmente en su relación con Venezuela y el Mercosur, donde Uruguay ha mantenido una postura independiente bajo la administración de Lacalle Pou.
Desde la oposición, Álvaro Delgado y otros líderes de la coalición gobernante destacaron que, aunque no lograron retener el poder, los resultados reflejan una fuerza política consolidada. «Una cosa es perder una elección y otra es estar derrotados. La coalición está fuerte, y seguiremos trabajando por el país», subrayó Delgado en su discurso de reconocimiento.
La jornada electoral coincidió con el aniversario de los 40 años de las primeras elecciones tras la dictadura cívico-militar (1973-1985), un hecho que el presidente electo destacó en su discurso. «Tenemos diferencias en nuestro pensamiento, pero jamás debe haber un lugar para el agravio ni para la descalificación», dijo Orsi, haciendo un llamado a construir «un país más integrado, donde nadie quede atrás».
Con una participación del 89,4 %, los uruguayos reafirmaron su compromiso con la democracia en un proceso que fue elogiado dentro y fuera del país. Ahora, todas las miradas están puestas en el nuevo presidente, que deberá demostrar si su capacidad para gestionar y dialogar puede traducirse en soluciones para los desafíos que enfrenta Uruguay.