Cae el Gobierno de Barnier tras el apoyo de Le Pen a la moción de censura de la izquierda
Michel Barnier ya ha pasado a la historia como el primer ministro más efímero en la V República francesa. La moción de censura promovida por el Nuevo Frente Popular (NFP), la coalición de izquierdas, ha salido adelante gracias al apoyo de la Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen.
La moción fue convocada después de que Barnier hiciera uso del artículo 49.3 de la Constitución francesa como último recurso para sacar adelante el Presupuesto de la Seguridad Social, ante la falta de apoyos que tiene en la Asamblea Nacional. Barnier intentó convencer a Marine Le Pen y lograr su apoyo ofreciéndole una serie de concesiones estratégicas, pero su negativa a ceder en el retraso de la subida de las pensiones le ha terminado costando el puesto.
La moción de censura, que necesitaba de 289 votos de los 577 diputados para salir adelante, ha logrado 331 gracias al apoyo del bloque de izquierdas, con 182, y de la Agrupación Nacional de Le Pen, con 143.
«Un Gobierno de apariencias»
Durante su comparecencia en la Asamblea Nacional, Marine Le Pen ha sido muy crítica tanto con Barnier como con Emmanuel Macron, a quien ha llamado a dimitir como consecuencia del «repudio popular», antes de anunciar que «vamos a acabar con este Gobierno de apariencias». Le Pen, que ha sacado pecho de los 11 millones de franceses que la votaron en las pasadas elecciones, ha defendido su intención de apoyar la moción de censura bajo el siguiente pretexto: «El mandato que nos han confiado los electores es defender el interés nacional e iluminarnos el camino claramente que hay que abordar; inmigración, poder de compra y seguridad. Estos tres temas no los ha querido abordar el Gobierno».
Previamente, Éric Coquerel, del Nuevo Frente Popular, subió al estrado con un claro aviso para Barnier: «Caerás con deshonra». También consideró a Macron «el verdadero responsable de esta situación» y declaró que «este fracaso ya fue anunciado».
Por el otro lado, Gabriel Attal se ha mostrado crítico contra la oposición, afirmando que: «Los franceses deben estar desorientados por todo lo que está sucediendo, lamentados por el espectáculo que están montando los extremos. La responsabilidad de estos diputados es inmensa, ¿qué francés podrá decir que con la caída del gobierno su vida cotidiana será mejor? Expulsa lo natural, vuelve al caos», afirmó.
Finalmente, tras más de tres horas de sesión, tomó la palabra Michel Barnier, en su última intervención como primer ministro, y comenzó su discurso diciendo que la realidad presupuestaria no desaparecerá tras la censura. «Hace dos días pedí cuentas a mi gobierno. Tomé esta decisión después de haber mostrado escucha, respeto y diálogo, lo que llevó al gobierno a mejorar cada día su texto en varios puntos importantes. Esta es la realidad. Intenté afrontarlo presentando textos financieros difíciles. Hubiera preferido distribuir dinero, aunque no lo tuviéramos. Pero esta realidad permanece ahí, no desaparecerá por la magia de una moción de censura. Esta realidad será recordada por cualquier gobierno, sea cual sea» concluyó.
El futuro para Macron
Tras poco más de tres meses, Barnier, otrora conocido por su lucidez negociadora con el Brexit, cae después de ser incapaz de sumar adeptos a su causa. En realidad, él ha sido la víctima y la cara visible de una derrota de Macron, que cometió un error histórico convocando elecciones adelantadas.El macronismo tenía una mayoría estable en el Parlamento que se ha visto reducida en un centenar de diputados, lo que les imposibilita sacar adelante los Presupuestos y dependientes de Marine Le Pen, la ganadora de los comicios con 11 millones de votos aunque incapaz de formar Gobierno debido al agrupamiento de las izquierdas en el Nuevo Frente Popular.
Ahora, Emmanuel Macron, que parece haber abandonado sus responsabilidades en el país y que ha pasado las últimas horas de viaje en Arabia Saudí mientras el Gobierno francés se desmorona, deberá nombrar a alguien nuevo para el cargo. No puede disolver la Asamblea Nacional y convocar elecciones hasta el próximo junio, por lo que recae en él la decisión de nombrar a un nuevo primer ministro, el sexto desde su mandato en 2017. Incluso podría volver a nombrar a Barnier, aunque no parece un movimiento inteligente, debido a su falta de apoyos, ni probable, tras la poca sintonía existente entre ambos.
La prensa francesa, como Le Figaro, ha comentado las alternativas que podría tener el presidente de la República, y parece que el nombre de François Baroin va ganando peso. El alcalde de Troyes tiene un currículum sólido: diputado, senador, vicepresidente de la Asamblea nacional, ministro del Interior con Jacques Chirac y portavoz del gobierno y ministro de Economía y Finanzas con Nicolas Sarkozy.
Barnier se convierte en el segundo primer ministro francés en ser derrocado mediante la vía de una moción de censura, después de que lo hiciera Georges Pompidou en 1962, y abre un período de profunda inestabilidad política en Francia.