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Zoé Valdés
AnálisisZoé Valdés

Mociones de censura a Barnier y Macron

La moción de censura contra el Gobierno de Michel Barnier debe ser firmada por al menos 58 diputados. Para que una de esas mociones de censura sea recibida debe obtener por lo menos 289 votos a favor, Agrupación Nacional afirmó que votará a favor

Actualizada 04:30

El presidente francés, Emmanuel Macron, mira hacia arriba durante una visita a la catedral de Notre Dame de París, en París

El presidente francés, Emmanuel Macron, mira hacia arriba durante una visita a la catedral de Notre Dame, en ParísAFP

Desde este miércoles, Francia se quedará otra vez sin ministros. En el país existen dos tipos de mociones de censura, la provocada y la espontánea. Normalmente, la que ocurrirá será la del tipo espontánea, tras el hecho de que el primer ministro Michel Barnier activó el artículo 49, alineado 3, de la Constitución (es la segunda vez que se hace bajo el Gobierno de Emmanuel Macron), para el texto sobre el presupuesto de la Seguridad Social. Lo que brinda así a los diputados dos opciones: no hacen nada y el texto es adoptado sin votos, o se oponen y disponen de una opción de moción de censura.

De ser rechazada la moción de censura, el texto es adoptado; en caso de lo contrario, el Gobierno debe dimitir. Dos mociones de censura abocan en la legislatura de Michel Barnier; una, propuesta por Agrupación Nacional (RN), el partido de Marine Le Pen, y la segunda, propuesta por LFI (La Francia Insumisa, comunistas-mélenchonistas).

Mathilde Panot, de La Francia Insumisa, o sea, los comunistas-mélenchonistas (por Jean-Luc Mélenchon), lo expresó con su habitual verborrea mamporrera tan impropia de una diputada, detalle que a ella le importa poco: «¡Todo esto es una estafa, y este miércoles ellos tendrán de nuestra parte el deshonor y la censura!»; como si los comunistas pudieran referirse al honor tan ligera y alegremente.

De otra parte, Marine Le Pen, con su particular tono de voz pausado manifestó que «…de donde vengan esas mociones de censura, aparte de la que propondremos nosotros, también las votaremos». O sea, ¿una posible alianza con los comunistas en un parteaguas que pocos entenderían? Algunos, desde mucho antes, hacían notar la coincidencia del programa de Le Pen con el de LFI. Inconcebible, pero cierto. ¿Veremos una suerte de paroxismo en ese sentido? A los partidos tradicionales, socialistas y republicanos (derecha tradicional), se les nota bastante fuera de protagonismo.

En círculos políticos y redes sociales es comentado de manera coincidente que el riesgo para Marine Le Pen y su partido sería más importante de lo que se podría imaginar, dado que podría contaminar, o sea perjudicar desde ahora su elección para el 2027, la que además se ve también amenazada debido a sus problemas judiciales en curso, que no son más que, eso sí, un timo politiquero.

Dentro del partido, en caso de ausencia parcial, o máxima, de Marine Le Pen, se tendrían una opción de reemplazo. La oficial, Jordan Bardella, en realidad y pese a su juventud (nació en 1995) el presidente del partido, cuya trayectoria dentro de la política francesa en los últimos años ha sido fulgurante.

La opción menos oficial e improbable, proveniente de otro partido de derechas: Reconquista, liderado por Éric Zemmour, pero que aflora cada vez más en casi todas las discusiones políticas del Tout Paris, provendría de una mujer. Se trata de otra joven, Sarah Knafo, por ahora diputada en el Parlamento Europeo, de un recorrido inusual y rápido también brillante. Muy activa sobre todo en su relación con el Partido Republicano estadounidense, admiradora del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.

La moción de censura contra el Gobierno de Michel Barnier debe ser firmada por al menos 58 diputados. Para que una de esas mociones de censura sea recibida debe obtener por lo menos 289 votos a favor, Agrupación Nacional afirmó que votará la moción de censura de los comunistas. O sea, que la cosa quedaría más o menos con 384 votos a favor, y Michel Barnier se convertiría en el segundo ministro censurado —el primero fue Georges Pompidou en 1962—, según datos de BFMTV, y también en el primer ministro de existencia más breve en el cargo de la historia de Francia.

Emmanuel Macron, por su parte, se halla en el nivel de impopularidad más bajo con un 11 %; en el 2023 ya había bajado al 22 %, de modo que ahora nadie puede negar que la caída es sumamente relevante. Después de la de François Hollande con un 33 % en el 2012 que le hizo perder las elecciones y la posibilidad de un segundo mandato, Macron deviene el presidente más impopular de la V República. Charles de Gaulle renunció a gobernar con un nivel de impopularidad de un 52,41 %, según Le Monde.

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